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Verano

No enciendas el aire acondicionado muy a la ligera: el motivo por el que te lo debes pensar dos veces

Más allá del alivio inmediato, su uso indiscriminado puede disparar la factura eléctrica, afectar la calidad del aire interior y aumentar la presión sobre una red eléctrica ya tensionada en las horas punta

Qué enfría más y sale más barato: aire acondicionado, ventilador o enfriador evaporativo La Razón

Con la nueva ola de calor, la reacción automática en muchos hogares es la misma: pulsar el botón del aire acondicionado. Sin embargo, expertos en energía y salud recomiendan pensarlo dos veces. Más allá del alivio inmediato, su uso indiscriminado puede disparar la factura eléctrica, afectar la calidad del aire interior y aumentar la presión sobre una red eléctrica ya tensionada en las horas punta.

Más gasto y más riesgos para la salud

Desde el punto de vista económico, el impacto es claro: por cada grado que se baja el termostato por debajo de los 26 °C, el consumo puede incrementarse de forma notable. En periodos de tarifa alta, encender el equipo a 22 °C durante varias horas puede traducirse en varios euros adicionales al día. “La temperatura óptima para equilibrar confort y coste ronda los 26 °C con modo eco y ventilador medio”, señalan técnicos del sector.

La salud también entra en juego. Cambios bruscos de temperatura entre la calle y una estancia excesivamente fría favorecen molestias respiratorias, sequedad ocular y dolor de garganta. A ello se suma que filtros sucios o mal mantenidos pueden dispersar polvo, moho y alérgenos. Médicos de atención primaria insisten en revisiones anuales y en mantener una diferencia máxima de 6–8 °C respecto al exterior para reducir riesgos.

Alternativas y trucos para refrescar el hogar

El tercer factor es ambiental. En días extremadamente calurosos, el pico de demanda eléctrica suele coincidir con la tarde-noche, cuando millones de aparatos funcionan a la vez. Eso obliga a recurrir a fuentes más contaminantes y eleva las emisiones. Además, una parte del parque instalado aún usa refrigerantes con alto potencial de calentamiento, lo que agrava el problema si hay fugas por falta de mantenimiento.

¿Qué hacer entonces? Los especialistas recomiendan una estrategia escalonada: cerrar persianas en horas de máximo sol, ventilar a primera hora, usar ventiladores para mover el aire y solo entonces, si el calor persiste, encender el aire con un ajuste moderado (25–26 °C) y modo deshumidificación cuando sea posible. Los ventiladores de techo o de pie consumen hasta diez veces menos y, combinados con una humedad controlada, aportan una sensación térmica más fresca.

El mantenimiento es clave. Limpiar filtros cada 2–4 semanas en temporada de uso intenso, despejar unidades exteriores y verificar niveles de refrigerante puede reducir el consumo entre un 5 % y un 15 %. En equipos antiguos, un plan renove hacia bombas de calor de alta eficiencia (etiqueta A o superior) y termostatos programables ayuda a recortar el gasto sin renunciar al confort.

En resumen, encender el aire acondicionado “por inercia” no siempre es la mejor opción. Un uso más consciente, apoyado en hábitos pasivos y un mantenimiento adecuado, puede aliviar el calor, proteger la salud y el bolsillo, y reducir la huella climática en los días más duros del verano.