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Una enfermera española desmonta mitos sobre trabajar en Noruega: "No todo es perfecto"
Muchos de sus compañeros comenzaban en el ámbito asistencial a edades tempranas, algo que en principio podría interpretarse como una señal de responsabilidad
Cada vez más profesionales sanitarios españoles hacen las maletas con destino a Noruega, atraídos por sueldos altos, mejores condiciones laborales y un sistema que parece valorar más el bienestar del trabajador. Sin embargo, tras la imagen idealizada que a menudo se proyecta, empiezan a surgir relatos que muestran matices menos conocidos. Uno de ellos lo ha compartido recientemente una enfermera española a través de TikTok, donde narra su experiencia trabajando en una residencia de mayores en el país escandinavo.
Desde su perfil, esta sanitaria, que se presenta en redes como @aarticgirl, ha comenzado a desmontar algunos de los mitos más frecuentes sobre el 'paraíso nórdico' para los profesionales de enfermería. A diferencia de los testimonios habituales centrados en el salario o la jornada laboral, su relato pone el foco en la dinámica del día a día, las relaciones entre compañeros y la cultura laboral que encontró al llegar.
Uno de los aspectos que más le llamó la atención fue la actitud de parte del personal joven con el que compartía turno. En su residencia, muchos de los trabajadores locales comenzaban en el ámbito asistencial a edades tempranas, algo que en principio podría interpretarse como una señal de responsabilidad. Pero, en la práctica, según su experiencia, no siempre se traducía en compromiso. Lo que ella vivió fue una clara falta de implicación por parte de algunos compañeros, que evitaban tareas básicas como recoger platos o colaborar en la limpieza, refugiándose a menudo tras la pantalla del móvil o simulando no entender sus obligaciones.
Estas situaciones, aunque no generalizables, le generaron una sensación de desconexión y frustración que contrastaba con las expectativas con las que había llegado. La barrera idiomática y las diferencias culturales sumaban obstáculos a la integración, haciendo más difícil desenvolverse en un entorno en el que no siempre se sentía parte del equipo.
Más allá del salario, que reconocía como claramente superior al que había recibido en España, esta enfermera comenzaba a cuestionarse si la calidad de vida en Noruega era realmente tan alta como se promueve. Porque aunque las jornadas son más cortas y los ratios de pacientes más razonables, no siempre se garantiza un ambiente laboral cohesionado ni una verdadera cultura del cuidado compartido.