Asturias

España es cada día un poco más vieja

Según un estudio en el país hay 120 mayores de 64 años por 100 menores de 16, el peor dato que se ha registrado hasta la fecha.

España es cada día un poco más vieja
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Según un estudio en el país hay 120 mayores de 64 años por 100 menores de 16, el peor dato que se ha registrado hasta la fecha.

España está envejeciendo a un ritmo alarmante. Aunque la preocupación por el declive demográfico no es nueva –desde principios de siglo hay más personas viejas que jóvenes–, lo cierto es que los últimos estudios apuntan a que la tendencia se está acentuando. Según un informe elaborado por la Fundación Adecco con datos del Instituto Nacional de Estadística, en el país ya hay 120 personas mayores de 64 años por cada cien menores de 16, una proporción que es dos puntos mayor que el año pasado y que parece que se ha instalado en esos ritmos de crecimiento. El índice de envejecimiento es del 120 por ciento, mientras que hace tan solo 38 años era del 40 por ciento.

Por regiones, el panorama más desolador está en el norte: Asturias tiene el dudoso honor de encabezar el listado de las comunidades autónomas más envejecidas con un 214 por ciento de índice de envejecimiento. Le siguen Galicia (195 por ciento) y Castilla y León (194 por ciento). Al otro lado de la tabla están las ciudades autónomas: Melilla, con un 41 por ciento, y Ceuta, con un 53 por ciento.

A nadie le extrañará que esto pone en serio peligro el sistema actual de pensiones. En 2030 los mayores de 65 años, los «babyboomers», serán el 30 por ciento de la población –ahora representan el 18–. «La edad de ingreso al empleo es cada vez más elevada. Sin embargo, la discriminación comienza poco después de los 40 años, propiciando una salida temprana del mercado laboral», indica Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, que también añade que esto complica el reto de cotizar 35 años: «La jubilación se vuelve insostenible».

Ante esta situación, los expertos urgen al Gobierno que tome medidas para frenar este «envejecimiento imparable» dedicando una mayor cantidad del Producto Interior Bruto a las familias, impulsando políticas para luchar contra la discriminación por cuestión de edad y sensibilizando al tejido empresarial para que apuesten por los empleados sénior.

Para Mesonero, el retraso en la edad de jubilación es la consecuencia de una nueva «coyuntura económica y demográfica», y por ello considera «incoherente» que los empleados mayores de 55 años sean percibidos como «obsoletos» y que por ello estén expuestos a sufrir discriminación laboral.