Educación

Fortalecer los centros

La Razón
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Fortalecer al centro educativo como institución es una tarea indispensable para mejorar la misión que tiene encomendada por la sociedad. Eso significa que resulta esencial que cada centro se dote de reglas fuertes y claras, que deben ser respetadas y observadas por toda la comunidad escolar. El proceso formativo de los alumnos requiere un ambiente escolar ordenado, exigente y acogedor, que garantice el derecho (que también es un deber) de los escolares al estudio. A hacer real este derecho-deber han de servir todas las normas a las que han de acomodar su conducta los miembros de la comunidad escolar, profesores y alumnos, y también las familias.

La escuela pública es la primera víctima de cualquier perturbación del buen clima escolar. La utilización del recinto escolar para actividades que no forman parte de las tareas académicas y formativas provoca daños irreparables a la formación de los alumnos y a la convivencia misma de la comunidad educativa. El desorden, la falta de decoro en las instalaciones, su uso indebido para actividades no formativas, las interrupciones de las clases, van deteriorando de manera inexorable a la institución escolar.

Me parece que hay motivos suficientes para sentirse preocupados. Nos jugamos mucho más de lo que podríamos creer. La escuela pública no posee un marco regulador suficiente que asegure la observancia de esas reglas imprescindibles. Por eso, la reforma educativa deberá afrontar esta cuestión. La profesionalización y potenciación de la figura del director, que debe disponer de todas las facultades para ejercer el liderazgo de la vida del centro, es un objetivo prioritario. Como lo es reconocer a los profesores la autoridad que merecen, pero de la que han de hacerse acreedores. Y a los alumnos no han de proclamárseles falsos derechos, como el señuelo de «hacer novillos» que, para vergüenza nuestra, sigue vigente en la legislación educativa y que habrá que cancelar.

La escuela nunca debe ser un campo de confrontación política partidista. Los problemas que afectan a nuestro sistema educativo tienen cauces adecuados en nuestra democracia. Siempre me ha parecido una conducta contradictoria, y también irresponsable, la defensa de la escuela con métodos que la degradan.