Reportaje
Gustavo Segura, de Arizona a un pueblo de Asturias… gracias a HolaPueblo
Esta plataforma lucha contra la despoblación y apoya el emprendimiento rural. En cinco años ha atraído a más de 200 personas a pueblos españoles. Este mexicano es una de ellas
El difícil acceso a la vivienda en las grandes ciudades, el rápido avance de la digitalización y la falta de población en numerosas zonas rurales. Estas tres realidades llevan tiempo mezclándose para intentar sacar algo positivo (y quizá en parte necesario) para toda la sociedad española.
A finales de 2019, AlmaNatura (compañía que desde 1997 se dedica a reactivar lo rural para combatir la despoblación) impulsó la creación de lo que hoy es HolaPueblo, y lo hizo gracias al apoyo de la empresa eléctrica Redeia (destinada a garantizar el suministro y la conectividad) y de IKEA. La misión de HolaPueblo, que ya ha cumplido un lustro de existencia, pasa por conectar a municipios que busquen habitantes con personas que desean ejecutar su proyecto de emprendimiento en una zona rural.
La Edición Piloto (noviembre 2019-octubre 2020) se saldó con 428 inscripciones de personas interesadas en montar un negocio en lo que se conoce como «la España vaciada». De esas, 30 fueron asesoradas por el equipo de Holapueblo, y siete llegaron a instalarse en un municipio y a desarrollar su proyecto allí.
Los datos de la última edición analizada (junio 2024 – junio 2025) demuestran que la plataforma se ha fortalecido y consolidado: de las 3.182 inscripciones recibidas en esta ocasión, se han atendido 48 proyectos. La mayor parte de ellos están liderados por mujeres (57,6%) y vinculados al sector servicios (67,5%). A nivel territorial, 100 municipios han formado parte de la V edición, representando a 28 provincias y 12 comunidades autónomas.Hasta ahora, según los datos acumulados proporcionados por HolaPueblo, un total de 208 personas (85 familias) se han instalado en municipios rurales de Extremadura, Galicia, Asturias, Navarra, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Aragón (entre otras regiones). En su mayoría se trata de familias españolas (76%), con hijos (45%), compuestas por integrantes de entre 35 y 50 años (67%). No obstante, el proyecto cuenta además con familias procedentes de otros países, destacando aquellos de nacionalidad argentina, que suponen un 13% del total de participantes.
Gracias al trabajo y desplazamiento de todas estas personas han surgido 58 comercios nuevos, lo que ha supuesto que 60 municipios rurales con necesidades poblacionales hayan reducido la gravedad de la situación. Pero, ¿cómo deben ser los municipios para atraer negocios? Holapueblo ha observado a lo largo de su andadura que el éxito de la repoblación reside en un «círculo virtuoso»: aquellos municipios que más población nueva atraen son aquellos que cuentan con repobladores previamente instalados, bien integrados y que han creado una comunidad propia.
De América... A Salas
Prueba de ello es lo que está ocurriendo en Salas, un concejo del Principado de Asturias que cuenta con menos de 5.000 habitantes. Gustavo Segura fue el primero en llegar de la mano de HolaPueblo. Este mexicano abandonó su vida en Arizona (Estados Unidos) y apostó por reformar un albergue, algo de gran sentido al ser una zona por la que concurren muchos peregrinos del Camino de Santiago. Segura fue el primero, y todo apunta a que no será el último. En la VI edición de HolaPueblo, ya hay seis personas interesadas en seguir ampliando los servicios (y la vida) de Salas.
En una entrevista para LA RAZÓN, Gustavo dice que no sabe si fue «la crisis de los 40» lo que le llevó a querer cambiar de vida, pero algo ocurrió para que dejara todo en América y aterrizara en Asturias. Lo cierto es que su relación con España no viene de la nada, pues su madre nació en Salas y emigró a México durante la Guerra Civil. «Siempre tuve la espinita de conocer sus raíces, su pueblo, la forma de vivir de allí… También he estado desde siempre muy unido al Camino de Santiago. Ya conocía España porque estudié aquí algunos años, y un buen día me vi frente al ordenador buscando pueblos para mudarme», explica el dueño de «Cielito Lindo», el nombre con el que bautizó al albergue. En ese momento, que era finales de agosto de 2024, fue cuando apareció un anuncio de HolaPueblo. Y Gustavo decidió inscribirse. Al poco tiempo le llamaron e iniciaron un proceso «que no tuvo ningún coste», matiza Gustavo, quien asegura que «fue primordial» contar con todo tipo de asesoramientos (jurídicos, de inversión, de vivienda, de licencias…) sin tener que abonar dinero: «Cuando uno quiere cambiar de país y montar un negocio tiene que ahorrar lo máximo posible en el comienzo, porque sabe que después habrá que hacer una inversión económica muy grande», apunta.
A finales de octubre Segura estaba en España y el 8 de enero de 2025 firmó el contrato que le hacía propietario del albergue de Salas. A día de hoy, el agradecimiento que siente por HolaPueblo sigue muy presente: «Sigo en contacto con ellos, se interesan por cómo me va y yo les ayudo cuando viene gente de su parte a conocer Salas y a valorar si es factible abrir un nuevo negocio», dice con orgullo.A excepción de la comida mexicana, no echa nada de menos, y valora como «buenos» los resultados obtenidos hasta ahora a nivel negocio. «Se acerca el año del Xacobeo y creemos que vendrán buenos tiempos y más afluencia de peregrinos», expresa con ilusión.
Para Gustavo, que venía de una ciudad con tres millones de personas, fue toda una experiencia descubrir que al segundo día de estar en Salas todo el mundo le conocía. «Obviamente, para todos soy ‘el mexicano que tiene el albergue’», dice entre risas, antes de recordar que «cada vez que un peregrino latinoamericano pasa por la zona, los vecinos prácticamente le traen de la mano hasta Cielito Lindo y me dicen muy contentos, ‘mira, un paisano’». Y este tipo de cosas enriquecen la vida de Segura, que no estaba solo «buscando un lugar para trabajar o invertir, sino también para vivir».
Su gente más cercana, como es de esperar, pensó que «estaba loco» cuando dijo que se iba a vivir a un pueblo de Asturias . «Se te va a acabar rápido la ilusión y vas a volver», auguró más de uno. Siete meses después, es lícito decir que estaban equivocados. «Sigo en la etapa de luna de miel con Salas», concluye. Y por el tono de voz con el que lo dice, no parece que la etapa esté cerca de acabarse.