
Aves
El motivo por el que las heces de paloma cambian de color según donde caigan
Aunque parece un truco de magia o una paradoja visual, la explicación detrás de este fenómeno lo aclara la ciencia

A cualquiera que viva en ciudad le ha pasado ver una mancha blanca brillante sobre el asfalto o una marca oscura sobre la capota clara de un coche y pensar... ¿por qué los excrementos de paloma cambian de color según el fondo sobre el que caen? Aunque parezca que se transforman como por arte de magia, la realidad tiene una explicación científica bastante sencilla que combina biología, óptica y percepción visual.
¿De qué están hechos realmente los excrementos de paloma?
A diferencia de los mamíferos, las aves no orinan por separado. En su lugar, expulsan una mezcla de heces y orina a través de una única cloaca. Esta mezcla tiene una textura pastosa, y su componente más llamativo es el ácido úrico, un desecho nitrogenado que se expulsa en forma de cristales blancos.
Estos cristales no son solubles en agua como la urea de los mamíferos, sino que se excretan como un polvo blanquecino denso que le da a los excrementos de paloma su característica apariencia blanca o grisácea. Las partes más oscuras, normalmente marrones o verdes, son restos de comida no digerida o bilis.
El papel de la luz y el contraste: ¿por qué cambia según el fondo?
Aquí entra en juego la percepción visual. Cuando un excremento de paloma cae sobre una superficie oscura, como el asfalto o una carrocería negra, el ácido úrico blanco refleja mucha luz, y el contraste hace que se perciba intensamente blanco.
En cambio, cuando cae sobre una superficie clara, el blanco ya no destaca, y nuestro ojo se centra en las partes más oscuras del excremento, como los pigmentos biliares o los restos alimenticios. Por eso, aunque el excremento sea en su mayoría blanco, lo vemos oscuro sobre fondo claro.
No es que cambie de color, es que nuestro cerebro interpreta los contrastes visuales y resalta lo que más destaca en cada entorno. Este fenómeno se llama ilusión de contraste simultáneo, y es el mismo que hace que un mismo tono de gris se vea más claro o más oscuro dependiendo del color que lo rodea.
¿Es un fenómeno exclusivo de las palomas?
No. Este efecto ocurre con las heces de muchas aves urbanas, como gaviotas, gorriones o estorninos. Todas comparten un sistema excretor similar, y su composición rica en ácido úrico produce el mismo resultado.
Sin embargo, las palomas urbanas son las más visibles y numerosas en muchas ciudades, por lo que se convierten en las principales “culpables” de este curioso efecto óptico. Además, su dieta y metabolismo tienden a generar excrementos con un contraste especialmente marcado.
¿Hay algún impacto más allá de lo visual?
Sí, y no es menor. Aunque esta curiosidad visual puede hacernos sonreír, los excrementos de paloma tienen un alto poder corrosivo, especialmente para vehículos y monumentos. El ácido úrico puede dañar la pintura de los coches y contribuir al deterioro de superficies de piedra o metal con el tiempo.
Por eso, muchas ciudades implementan sistemas de control de población de palomas o barreras disuasorias para reducir estos efectos secundarios no tan “fotogénicos”.
La ciencia detrás del misterio urbano
Lo que parece un enigma sin lógica, ¿cómo puede cambiar de color algo que ya ha sido expulsado?, se convierte, gracias a la ciencia, en una explicación clara:
- Las heces de paloma contienen ácido úrico (blanco) y restos digestivos (oscuros).
- Según el color del fondo, nuestro cerebro percibe una parte u otra como dominante.
- No cambia el excremento, cambia nuestra percepción.
Una vez más, lo cotidiano está lleno de fenómenos que, cuando se miran con curiosidad, revelan toda la magia de la ciencia que existe.
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