
Sucesos
Paga un sicario para matar a su mujer… y termina yéndose de vacaciones a Benidorm
Un tribunal de Gales investiga a Paul Lewis y Dominique Saunders por un supuesto encargo de asesinato que nunca se ejecutó, ya que el dinero fue gastado en un viaje turístico

Lo que parecía un plan criminal terminó convertido en una rocambolesca estafa con destino turístico. Un tribunal de Gales escuchó esta semana los detalles de un supuesto encargo de asesinato que nunca se llevó a cabo, porque el dinero destinado al crimen fue gastado en unas vacaciones en Benidorm.
Según el diario The Sun, Paul Lewis, de 54 años y antiguo trabajador del acero en Swansea, entregó 1.500 libras a su vecino Dominique Saunders, de 35, para que contratara a un sicario con el objetivo de acabar con la vida de su exesposa, Joanne Atkinson-Lewis, con la que había roto la relación dos años antes. Saunders, apodado "Dippy Dom" ("Dom el tonto")en la zona, aseguró a Lewis que el encargo estaba hecho e incluso mencionó supuestas pruebas gráficas en fotos y vídeos de GoPro. Sin embargo, el plan se desmoronó cuando Lewis vio a su ex “respirando tranquilamente” en una playa cercana.
La Fiscalía sostiene que Saunders nunca tuvo intención de cumplir con el supuesto pacto y que, en lugar de contratar a nadie, simplemente realizó algunas búsquedas en internet antes de gastar el dinero en un viaje a Benidorm. Los investigadores demostraron que el mismo día que Lewis retiró las 1.500 libras de su cuenta bancaria, Saunders ingresó 1.300 libras en la suya. Los mensajes entre ambos vecinos se tornaron tensos cuando Lewis empezó a reclamar pruebas del asesinato, recibiendo respuestas evasivas y confusas de Saunders.
El caso salió a la luz cuando su hijo le preguntó directamente a su padre si había contratado a alguien para acabar con la vida de ella. Según informó The Sun, Lewis admitió el hecho entre lágrimas, lo que llevó a Kieran a contactar con la policía. Los mensajes entre Lewis y Saunders revelaron el intercambio completo del acuerdo y la estafa. El fiscal aseguró que los mensajes demostraban la existencia de un acuerdo criminal, mientras que los abogados defendieron a sus clientes alegando engaño y falta de intención de causar daño.
Tanto Lewis como Saunders niegan el delito de conspiración para cometer asesinato, que no puede recaer sobre uno solo sin implicar al otro. Ninguno ha querido declarar en su defensa, y el juicio continúa en el Tribunal de la Corona, donde se espera que se esclarezcan los detalles de esta surrealista historia.
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