Clima

Cuando 0º se sienten como -9º

El último coletazo del invierno llega a la Península este fin de semana. No entra una ola de frío, pero sí grandes rachas de viento que crean una percepción térmica aún más baja de la que marcan los termómetros

Las mayores acumulaciones de nieve se esperan en la Cordillera Cantábrica, Pirineos, Sistema Central e Ibérico y Sistemas Béticos
Las mayores acumulaciones de nieve se esperan en la Cordillera Cantábrica, Pirineos, Sistema Central e Ibérico y Sistemas Béticoslarazon

El último coletazo del invierno llega a la Península este fin de semana. No entra una ola de frío, pero sí grandes rachas de viento que crean una percepción térmica aún más baja de la que marcan los termómetros

Este fin de semana toda España sufrirá el último gran coletazo del invierno, uno de los más cálidos –si no es el más– desde que existen registros en nuestro país, según indican los expertos. «Es muy probable que este sea el fin de semana más complicado de todo el invierno», afirma Ana Casals, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Pero no es que «vaya a entrar una ola de frío», si no que el frente que ya ha entrado a la Península va a crear complicaciones por viento y nieve en prácticamente toda España. Son estas bajas presiones que han ido entrando por el Golfo de Vizcaya las responsables de que , por fin, se sienta el verdadero invierno.

Al contrario de lo que muchos podamos pensar, las temperaturas no van a ser especialmente bajas, es más en puntos como Teruel la máxima podría alcanzar los 6 grados. El problema está en el viento. Hoy va a correr a gran velocidad en bastantes puntos de la Península, por eso la Aemet ha puesto a más de una decena de provincias en alerta, pero al margen del peligro, el viento afecta directamente a la sensación térmica. Así, volviendo al ejemplo de Teruel, en algunos momentos del día no se superarán los 0 grados de temperatura a lo que se suman los 23 kilómetros por hora que pueden correr en algún momento del día lo que se traduce en una sensación de -6,3 grados. Esta es la temperatura que nuestro cuerpo siente y por lo que, aunque no se pueda hablar de ola de frío, es lo que vamos a experimentar durante estos dos días. Estos cálculos se realizan a través de diferentes fórmulas, pero la más conocida es la calculadora de la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica). Esta especial sensibilidad de nuestro cuerpo, como indica Ana Casals, se agrava en las zonas cerca de la costa «donde se van a alcanzar hasta los 70 km/h en algunos puntos del Levante español y allí, con cero grados, la sensación puede bajara hasta los -9 o, incluso, hasta los -13».

La sensación térmica de la que estamos hablando es un valor que sobre todo se utiliza en Estados Unidos y en países muy fríos como Rusia donde lo que marca el termómetro difiere mucho de la percepción térmica de nuestro cuerpo, ya que el viento es clave. La temperatura de nuestra piel ronda los 32 grados y el efecto de las rachas de viento lo que consiguen es que se acelere la pérdida de calor y, por lo tanto, que tengamos más frío. Como explica Daniel Santos Muñoz, doctor en Físicas y experto en Meteorología «en todo el centro peninsular va a helar y las temperaturas van a ser bajas, pero no tanto como la sensación que vamos a tener. En Madrid, por ejemplo, a primera hora de mañana los termómetros pueden bajar hasta los -3 grados, pero la sensación va a ser de mucho más frío», superior a los -7 grados. Y es que, «a la hora de medir el frío que vamos a experimentar, siempre que se den fuertes rachas de viento se deben tener en cuenta porque enfrían mucho». Para medir esta percepción no existe solo una herramienta que toma como única variable el viento (la Wind Chill), sino que también se puede calcular en función de la humedad, en concreto en áreas donde corre un río cerca. Y, al igual que podemos determinar cuánto frío tenemos en invierno, también se puede saber cuánto calor sufrimos en verano, ya que el porcentaje de humedad del ambiente también marca si tenemos más o menos calor.

Pero este fin de semana no sólo vamos a tener más frío sino que los copos de nieve también van a hacer acto de presencia en casi toda España, aunque en capitales como Madrid o Barcelona no llegue a cuajar. Como indica la portavoz de Aemet, «en la Ciudad Condal no llegará por su cercanía al mar, pero en localidades del área metropolitana como Montserrat o Montseny sí que nevará» y se podrá disfrutar de un verdadero paisaje invernal. La cota de nieve va a ir descendiendo hasta situarse entre los 500 y los 1.000 metros, a medida que bajan las temperaturas. Sin embargo, las precipitaciones se han adelantado algunas horas a la bajada de las temperaturas, por lo que las nevadas podrían ser menores de las previstas en un primer momento.. Y es que, como indica Santos Muñoz, «si las lluvias llegan antes del aire frío, las nevadas son mucho más copiosas», como esperan los amantes a los deportes invernales que estos meses se han tenido que quedar en casa porque sólo se han registrado tres grandes episodios de nieve, en concreto, en el Sistema Central.

¿Con este frente se despide el invierno? Tanto Casals como el doctor en Físicas creen que sí, que este podría ser el fin de semana más invernal y, al mismo tiempo, el último. «Es muy posible que sea el más frío del año porque a medida que nos vamos acercando a marzo las horas de sol aumentan. Ahora mismo estaremos en torno a las 11 diarias, lo que significa mucho tiempo de insolación y, aunque en las áreas de montaña se pueda alargar un poco más, este puede considerarse como el último coletazo», sostiene Santos Muñoz. El experto, al echar un vistazo a las previsiones para los próximos 15 días, no puede más que confirmar su percepción: «Aunque los modelos pueden cambiar, las temperaturas tienden a subir a lo largo de las próximas dos semanas y es muy probable que ya no bajen».

Si es cierto que el frío va a ir abandonándonos, se van a confirmar los peores presagios de los meteorólogos: que este invierno se convierta en el más cálido de los últimos años. «No ha sido un invierno normal desde que empezó y es muy probable que termine siendo el más cálido de toda la serie. Es decir, tendríamos que remontarnos a los años 70», explica el físico. «No se han producido heladas extremas y la lluvia ha sido muy desigual. Lo que está ocurriendo podría mantener la tendencia de los últimos cinco meses que llevamos enganchando situaciones meteorológicas anormalmente cálidas». Lo que no son capaces de predecir es si esta situación afectará a las temperaturas del próximo verano. «Podría tener correlación, pero aún es pronto para decirlo», añade el experto.