Pobreza

Seis millones de españoles sufren hambre invisible

La ONG Acción Contra el Hambre ha diseñado un sistema de alerta temprana para anticipar acciones contra la inseguridad alimentaria

Las colas del hambre, lejos de desaparecer, se cronifican en las calles de grandes y pequeños municipios
Las colas del hambre, lejos de desaparecer, se cronifican en las calles de grandes y pequeños municipiosJesús G. FeriaLa Razón

La ONG Acción contra el Hambre ha denunciado este martes que seis millones de personas a lo largo de la geografía española padecen hambre invisible, una cifra muy preocupante a la que hay que añadir el problema de la inseguridad alimentaria. No obstante, estas dos cuestiones no cuentan en este momento «con medidores estandarizados ni estadísticas oficiales que permitan prevenir, diseñar y reorientar políticas públicas que anticipen y mitiguen sus efectos», según señaló la organización durante el encuentro «El hambre invisible en España: el reto de medir y reducir la inseguridad alimentaria», celebrado en Madrid.

Expertos en nutrición, salud e inseguridad alimentaria tanto nacionales como internacionales han abordado la cuestión de que más del 26% de la población española se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social, según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida dada a conocer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el mes pasado. Esto supone que una de cada cuatro personas subsiste cada mes con unos ingresos demasiado bajos, privación material severa o una intensidad de empleo muy baja, hecho que incide de forma directa sobre la seguridad alimentaria.

Ante la carencia de datos homogéneos y estadísticas sobre la materia, el encuentro ha servido además para hacer público un sistema de seguimiento y alerta temprana de inseguridad alimentaria que Acción contra el Hambre ha desarrollado para monitorizar el hambre invisible en las diferentes comunidades autónomas españolas, y poder de este modo anticipar la acción de las diferentes entidades sociales, de salud y políticas a nivel local. Está previsto que este mecanismo se implante a lo largo de 2024 y 2025 en la Comunidad de Madrid, dentro del programa Piloto de innovación social para la empleabilidad y la seguridad alimentaria en esta autonomía, que se financia a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia NextGenerationEU de la Unión Europea.

El director de Ingeniería Técnica y Acción Social España de Acción contra el Hambre, Luis González, subrayó durante la bienvenida institucional que en España «hay una inseguridad alimentaria estructural que está invisibilizada, cuyas causas son complejas y variadas, y requieren un análisis sistémico; no son causa-efecto». Por ello, destacó la necesidad de «tomar medidas como proteger los sistemas de protección social y que todas las personas tengan acceso a una renta mínima, promover la integración de un enfoque saludable en las políticas de empleo, garantizar el acceso a alimentos básicos o campañas de alimentación saludable, entre otras».

La primera mesa de debate de la jornada tuvo como objetivo explicar las manifestaciones y las consecuencias para la salud de la inseguridad alimentaria en los contextos de rentas altas, donde el acceso a la alimentación parece erigirse como la norma general.

«En la actualidad hay una gran desnutrición y no solo tenemos que tender al hambre 0, sino también a la desnutrición 0. Cada vez hay más alimentos insanos que derivan en malnutrición por exceso y por defecto», explicó la presidenta del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas y Nutricionistas entre 2013-2023 y coordinadora de la Clínica de Nutrición y Dietética de la Universidad Católica de Valencia, Alma Palau.

La siguiente ponencia correspondió a Carlo Cafiero, desarrollador de la Escala FIES y estadístico senior de la ONU para la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura); Ana Moragues-Faus, doctora en economía agrícola, sociología rural y política alimentaria; y Pablo Soriano, responsable de proyectos de Acción Social en Acción contra el Hambre, para explicar la importancia de los sistemas de vigilancia y los indicadores estandarizados como herramientas para monitorizar la inseguridad alimentaria y prevenirla, orientando la asignación de recursos y políticas públicas de forma más eficiente.

Según Ana Moragues-Faus, «lo que no se mide no se cuestiona», al mismo tiempo que hizo un paralelismo entre la seguridad alimentaria y un iceberg, en el que muchas realidades de hambre no se ven. «Las colas del hambre no nos indican la experiencia real de la inseguridad alimentaria», manifestó, y se trata de «un problema estructural», añadió.

Durante su turno de palabra, Pablo Soriano explicó que el objetivo del sistema de alerta temprana para medir la inseguridad alimentaria con el objetivo de «adelantarse a las emergencias» se llevará a cabo según tres grupos de variables: socioeconómicas, de consumo y con la escala FIES (herramienta de medición del acceso a los alimentos en términos de cantidad y calidad, diseñada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO).

Por último, la tercera mesa contó con la integrante de la red CALP y responsable de Seguridad Alimentaria y Medios de Vida de Acción contra el Hambre, Hélène Pasquier, y la investigadora y profesora titular de Salud Pública en la Universidad Ramón Llull, Elena Carrillo, que dialogaron sobre las transferencias monetarias para combatir de manera directa la inseguridad alimentaria en las familias, al tiempo que permiten impulsar las oportunidades de empleabilidad.