Prevención
Las tres cosas que debes comprobar en un huevo para saber si tiene gripe aviar
En el último medio año se han llegado a detectar hasta 139 brotes en granjas avícolas de Europa
El cordón sanitario a las aves de corral españolas está siendo la maniobra más importante de las últimas semanas para la prevención de la gripe aviar. Y es que hasta dos millones de gallinas han sido sacrificadas ante la reciente viralidad de la influenza. Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Europa ha tenido que hacer frente a 139 brotes en granjas avícolas, confirmando el riesgo de propagación.
Como consumidores, es vital que estemos al tanto de las regulaciones y los avisos sobre los productos que llevamos a nuestra despensa. Por ello, en este artículo hemos recopilado tres detalles que podemos poner en práctica para comprobar si un huevo está afectado por la gripe aviar.
El tamaño sí que importa
La aparición recurrente de huevos notablemente más pequeños de lo normal puede ser una señal de alteraciones en el aparato reproductor de las aves, especialmente cuando se presenta de manera repentina. En situaciones de estrés severo, infecciones virales o cambios drásticos en el ambiente, las gallinas pueden producir huevos de menor tamaño debido a una interrupción en el proceso normal de formación de estos.
Cuando los huevos pequeños se acompañan de otros signos perjudiciales en las gallinas, estos pueden ser un indicador de enfermedades más serias, como la gripe aviar. Como este virus afecta directamente el sistema reproductivo y general de las aves, la calidad del huevo se ve afectada. Eso sí, un huevo pequeño por sí solo no es diagnóstico, pero sí que constituye un síntoma que debe considerarse dentro de un cuadro clínico más amplio.
La cáscara, reflejo del interior
Las deformaciones en la superficie de la cáscara, como rugosidades, ondulaciones o irregularidades, suelen deberse a alteraciones en el oviducto, la estructura donde se forma el huevo. Cuando este tejido está inflamado o dañado, la formación de la cáscara se ve afectada, generando huevos con texturas anormales. Asimismo, los huevos excesivamente grandes pueden ser producto de un mal funcionamiento temporal del sistema reproductor.
Enfermedades virales como la de Newcastle y la bronquitis infecciosa son conocidas por causar daños en el aparato reproductor de las gallinas, lo que deriva en huevos con cáscaras anormales o tamaños poco habituales. Estas enfermedades también producen otros síntomas apreciables en las aves de corral afectadas. Por ello, la presencia de estos tipos de huevos suele ser ser un indicador de que hay que examinar con atención a la gallina.
Detalles imperceptibles pero relevantes
Los huevos con grietas, fisuras o pequeños agujeros suelen estar relacionados con una cáscara débil, lo que frecuentemente se debe a una deficiencia de calcio o a un desequilibrio en minerales esenciales como fósforo o vitamina D. Una mala calidad nutricional afecta directamente la formación de la cáscara, que depende de depósitos constantes de calcio durante el proceso de calcificación.
Otra posible causa es la presencia de infecciones micóticas, especialmente aquellas que afectan el oviducto o la superficie interna del cascarón. Los hongos pueden debilitar la estructura del huevo antes de que sea puesto, generando zonas frágiles que se rompen con facilidad. Aunque una grieta ocasional no suele ser alarmante, la aparición frecuente de este tipo de huevos puede indicar un problema subyacente que requiere atención en las aves o en su entorno.