Opinión

Las tres B

Hay una película de Woody Allen, «Blue Jasmin», que materializa esta teoría

La sociedad actual está falta de figuras de talla intelectual, como, por ejemplo, Woody Allen
Woody AllenHT / BestimageGTRES

Antes, las tres B se decía para lo bueno, bonito y barato, pero ahora el gran Pedro Ruiz las ha reinventado como los conceptos que mueven al mundo, a saber, bragueta, billetes y barriga.

Yo, hace ya tiempo escribí que al hombre lo mueven tres resortes, el estómago, el sexo y el afán de mando, que viene a ser lo mismo, sobre poco más o menos, porque entre el dinero y el poder hay una linde muy fina que apenas lo separa.

No conozco a nadie que tenga fortuna y que no pinte nada a ningún nivel. Figurar en la no siempre acertada lista Forbes da un barniz y un prestigio que marca diferencia. Luego viene Christian Louboutin y suelta que «a través de los zapatos que llevan, las mujeres proyectan lo que desean o lo que aspiran conseguir».

Quizá sea un poco extremo pero, sin duda, los zapatos y los bolsos son dos complementos que deben ser siempre impecables, ya que una modestísima falda comprada en un saldo se ve realzada con un buen pie bien vestido y un buen bolso.

A los hombres no se les distingue por la corrección en el vestir, porque todo el mundo conoce a personajes con pintas ruinosas y con una cuenta abultadísima que les permitiría hacerse vestir por el sastre de Carlos III, pero, como antes decíamos, sus ansias se centran en otras metas.

Dicho esto, podríamos generalizar, sin considerar casos muy concretos, diciendo que la mujer va más por el camino de las falsas apariencias que por la realidad de su situación.

Hay una película de Woody Allen, «Blue Jasmin», que materializa esta teoría.

Protagonizada por Cate Blanchett, nos cuenta la historia de una divina, muy considerada en la sociedad neoyorkina, que de repente se encuentra sin dinero y sin casa, y se muda a vivir a California, a un modestísimo apartamento con su hermana y el novio de ésta. Así, y tomando compulsivamente antidepresivos y dry martinis, pasa la vida sin despegarse de su Birkin de Hermés, el único símbolo de un pasado que no deja de añorar. Un drama que revela una realidad que existe y que usualmente se manifiesta más en el mundo femenino, si bien todas las generalizaciones son dudosas, incluso ésta.