Sucesos

Un algoritmo informático permite reabrir más de 50 crímenes sin resolver

Los cuerpos aparecieron en lugares muy recónditos: callejones, edificios abandonados y contenedores de basura. Las víctimas eran en su mayoría mujeres negras que habían sido estranguladas o asfixiadas

Los cuerpos aparecieron en algunos de los lugares más recónditos de Chicago: callejones, edificios abandonados y contenedores de basura. Las víctimas eran en su mayoría mujeres negras que habían sido estranguladas o asfixiadas.

Los cuerpos aparecieron en algunos de los lugares más recónditos de Chicago: callejones, edificios abandonados y contenedores de basura. Las víctimas eran en su mayoría mujeres negras que habían sido estranguladas o asfixiadas.

Las autoridades creían que muchas eran prostitutas, drogadictas o ambas cosas. Hubo evidencias de ataques sexuales, y algunos de los cadáveres estaban desnudos o con la ropa desgarrada, como si alguien hubiera tratado de arrancarlos.

Los asesinatos comenzaron en 2001, continuaron durante años y siguen sin resolverse. Ahora, una asociación sin ánimo de lucro y un algoritmo informático están ayudando a los detectives a revisar los casos y revelar posibles conexiones. La nueva investigación ha dado esperanzas a los familiares de las víctimas, algunos de los cuales llevan dos décadas esperando respuestas.

"Me digo que no me afectó y lo puse en manos de Dios, pero en el fondo sé que no lo hice", dijo Marsean Shines, que era un adolescente cuando su tía, Winifred Shines, fue estrangulada y abandonada en un callejón hace casi 19 años. Los miembros de la familia siempre se han preguntado si murió a manos del mismo asesino que acabó con la vida de otras mujeres.

El Murder Accountability Project, que analiza los homicidios en los EE UU, introdujo en un un ordenador información sobre miles de víctimas de homicidios en Chicago y la forma en que murieron y el resultado fue que había 51 casos sorprendentemente similares con mujeres cuyos cuerpos fueron encontrados en algunos de los bolsillos más pobres de la ciudad.

"Cuando se combinan las narraciones (...) simplemente grita un asesino en serie", dijo Thomas Hargrove, fundador del proyecto que presentó sus hallazgos a la policía en 2017.

El grupo de Hargrove ha hecho esfuerzos similares en otros lugares. En 2010, analizó un patrón de 15 estrangulaciones no resueltas de mujeres en Indiana. Cuatro años después, un hombre en Gary confesó haber matado a siete de ellas. En Cleveland, los datos recopilados llevaron a la policía a crear un grupo de trabajo para examinar si un asesino en serie o varios asesinos fueron responsables de la muerte de hasta 60 mujeres.

Los detectives en Chicago comenzaron la investigación bajo la presión de activistas. Ahora están reevaluando los informes y las pruebas en cada una de las muertes, en busca de conexiones que pasaron inadvertidos en las investigaciones iniciales. De hecho, las autoridades locales pidieron al FBI que se uniera a la investigación y está prevista que se convoque una reunión con los vecinos de la zona para advertir sobre el riesgo de la existencia de un asesino en serie.

Hasta ahora, la policía no ha informado de ningún avance ni sobre si existe una conexión firme entre los asesinatos. En 21 de los crímenes en los que se recuperó ADN, los datos genéticos pertenecían a 21 personas distintas.

El agente que supervisa a los seis detectives asignados a los asesinatos dijo que no cree que haya "uno o dos hombres malos viajando por la ciudad"aprovechándose de las mujeres. La idea de que exista un hombre que está "dejando a las prostitutas blancas para matar a las negras, no tiene sentido", dijo el subjefe de detectives Brendan Deenihan.

Aún así, no se sorprendería si la investigación llegara a la conclusión de que "hubo varios sospechosos que cometieron más de un crimen"o que aporte nuevas pruebas que sugieran que el número de casos relacionados es superior a 51.

Otro misterio es la forma en que los asesinatos dejaron de producirse en febrero de 2014. El último fue el de Diamond Turner, cuyo cadáver fue localizado en un cubo de basura. Hasta junio de 2017 no se volvió a producir ningún asesinato más, momento en el que se localizó el cuerpo sin vida de Catherine Saterfield-Buchanan.

"Tal vez el responsable estaba en prisión", dijo Greg Greer, fundador de la organización de derechois humanos Freedom First International.

El Murder Accountability Project ha servido para instar a la policía a buscar "un sospechoso que no hubiera podido asesinar a mujeres en Chicago durante esos tres años", dijo Hargrove. "Creemos que eso podría explicar el periodo en el que no se produjeron crímenes. Ahora está de vuelta, o están de vuelta, allá afuera", concluyó.

La investigación también debe lidiar con las sospechas de que no se hizo nada por esclarecer los crímenes por el tipo de víctimas que eran. "Pienso en cómo estaba mi prima en un basurero y nadie la encontró durante dos semanas", dijo Riccardo Holyfield. "¿Cómo puede haber un cadáver en un lugar tan transitado y que nadie lo hubiera visto durante dos semanas". Greer sugirió que la respuesta está relacionada con quiénes fueron estas víctimas y dónde murieron. "Muchas veces las comunidades urbanas pobres no tienen los mismos servicios que las comunidades ricas, eso es habitual", dijo Greer.

Deenihan no estaba de acuerdo. "Hay un grupo de personas que piensan que, debido al estilo de vida, estas investigaciones no reciben la atención que merecen (pero) ese no es el caso", dijo.

"Estás hablando de un estilo de vida de alto riesgo", aññadió y explicó que las prostitutas "pueden estar subiendo a 20 coches diferentes por noche ... y compartiendo drogas con personas que realmente no conocen".

Shines reconoce que su tía era adicta a la cocaína crack y que podría haber estado teniendo relaciones sexuales a cambio de drogas o dinero con los diferentes hombres que vio entrar y salir de su casa. Una vez que los detectives hayan estudiado todos los casos, se reunirán en equipo para discutirlos, dijo Deenihan.

Hay esperanza en otro frente. La policía de Chicago, al igual que otras agencias policiales, envía pruebas de ADN a una base de datos nacional con la esperanza de que devuelvan un nombre. El problema es que si el responsable no ha estado en prisión, el ADN no estaría en el sistema.

Pero Deenihan dijo que las muestras de homicidios no resueltos se envían con regularidad, de modo que si alguna de esas personas alguna vez es condenada por un delito, la policía tendrá un nombre con una de las muestras de ADN encontradas en la escena del crimen.

Eso da esperanza a la familia de Winifred Shines. Su hijo, Bryant, recientemente comenzó a visitar a un terapeuta para tratar de mitigar el dolor que siente. "No estoy en paz porque todavía está ahí afuera", dijo, refiriéndose al asesino de su madre. "Y puede ser alguien que conocemos".