Prostitución

«Vamos a trabajar para que el empresario pague las bajas y no ponga multas»

Carmen Borrell secretaria general del sindicato Organización de Trabajadoras Sexuales explica a LA RAZÓN la necesidad de crear un sindicato. Su germen es la Asociación de Profesionales Sexuales, no exenta de polémica.

«Vamos a trabajar para que el empresario pague las bajas y no ponga multas»
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Carmen Borrell explica a LA RAZÓN la necesidad de crear un sindicato. Su germen es la Asociación de Profesionales Sexuales, no exenta de polémica.

Es directa: «Lo que queremos es que el empresariado deje de irse de rositas, queremos tener los mismos derechos laborales que el resto, que el empresario pague la seguridad social, algo tan revolucionario como eso...», afirma a este periódico Concha Borrell, secretaria general del sindicato Organización de Trabajadoras Sexuales (Otras). La creación de Otras ha traído consigo un aluvión de protestas tras la publicación de su constitución en el BOE. Borrel recuerda a Susana Díaz y a Magdalena Valerio que con su actitud parece que quieren «defender los intereses de la patronal y no el de las trabajadoras» al oponerse a la creación del sindicato. «No hay ninguna razón. Tan sólo es su moral feminista abolicionista. Contamos con el apoyo del feminismo inclusivo».

Preguntada por lo que podría hacer el sindicato por las trabajadoras sexuales, explica que «en el caso de las mujeres que trabajan en pisos, los empresarios siempre dicen que estas mujeres entran y salen cuando quieren. Eso es falso. Si se van antes las multan, te hacen pagar 100 euros por llegar dos horas tarde. ¿Eso no es trabajar para él?». No es el único ejemplo. «Vamos a trabajar para que se pueda meter mano al empresario, ése que no paga sueldo, bajas, vacaciones ni la seguridad social».

En el caso de los clubes, «muchos dueños dicen que las habitaciones son de las trabajadoras, que son clientas de hotel. Eso es falso. ¿O qué cliente paga entre 80 y 120 euros por habitación, habitualmente compartida, y tiene que limpiar, pagar a parte por las sábanas, el papel, los preservativos y la luz?».

Pero como su propio nombre indica, el sindicato no sólo es de prostitutas, sino también de «actrices porno, masajistas eróticas, telefonistas de líneas eróticas, bailarinas eróticas, etc.».

«En la actualidad –prosigue–, se está obligando a las actrices porno a rodar escenas que no están en los guiones, a trabajar infinidad de horas sin un contrato o con condiciones miserables, y lo mismo sucede con los centros de masajes o las líneas eróticas».

Ya existe una sección sindical

No es la primera iniciativa. En concreto, como informó Efe el 23 de julio, la Intersindical Alternativa de Catalunya (IAC) creó la primera sección para agrupar a estas empleadas con el objetivo de conseguir que el trabajo sexual sea reconocido como tal y luchar para que se abran más secciones en otros sindicatos. Entonces, ¿qué les diferencia? «Nada, salvo que lo nuestro es un sindicato propio, equiparable a otros aunque con cero euros de financiación», afirma Borrell.

«Esperamos conseguir al menos 100 afiliados durante el primer año, y eso tirando por lo bajo», añade. Un objetivo alcanzable siempre que el Gobierno no decida eliminarlo, tal y como afirmó la ministra de Trabajo. Algo difícil dado que el anuncio de la creación del sindicato salió publicado el 4 de agosto en el BOE con la firma de la directora general de Trabajo, Concepción Pascual, y la ley fija un plazo de 20 días hábiles para recurrir.

«La ministra tendrá que acudir a la vía judicial para ilegalizar un sindicato, porque, como ha reconocido el ministerio, cumplimos todos los trámites legales y todo se hizo según el reglamento. Hemos cumplido todos los requisitos que se requieren para ser un sindicato, no se nos ha pedido ni un papel de más ni uno menos, entonces ¿dónde está la ilegalidad?», se pregunta. « No es que le hayamos metido un gol, es que la ministra no sabe jugar al fútbol ni al hockey. No se puede poner a una ministra así, máxime cuando el PSOE se creó por sindicalistas para defender a los trabajadores», concluye.