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Las mentiras que acorralan a “El Chicle”

Su versión sobre cómo ocurrieron los hechos en la madrugada del 22 de agosto de 2016 se va desmontando con las pruebas presentadas a lo largo de las sesiones del juicio

El juicio contra José Enrique Abuín Gey, “El Chicle”, va llegando a su fin y las testificales y periciales que se han ido presentando en el salón de bodas de los juzgados de Santiago de Compostela están complicando cada vez más el encomiable trabajo que está realizando la letrada de la defensa, Fernanda Álvarez, con un caso tan complejo como es el de la presunta agresión asesinato de Diana Quer y el hallazgo de su cuerpo 497 días después.

Aunque este miércoles y el jueves son dos de los días más importantes -ya que está prevista la declaración de agentes que analizaron su coche, ese Alfa Romero 166, y los forenses que practicaron la autopsia a Diana, que explicarán las circunstancias concretas de su muerte-, ya se han presentado ante los once miembros del jurado un rosario de pruebas que han ido “tirando” el relato que nos ofreció el primer día, con esa voz pausada y ronca, tan inocente, sobre lo que sucedió aquella fatídica madrugada de verano.

  • No salió a robar gasoil. No solo la decena de feriantes que llevaron al juzgado lo fueron negando, fue su propio amigo, en una de las testificales que más molestó a Abuín, quien desmontó a su compañero de correrías desde que eran dos adolescentes. “Cuando íbamos a discotecas a ligar o a locales de alterne le decía a Rosario (su ex mujer) que íbamos a mariscar o a robar gasoil”, dijo Manuel Ángel Somoza. Aquella madrugada, Abuín dijo en casa que salía “a gasoil”, se montó en su Alfa Romeo 166 y se dirigió a A Pobra do Caramiñal, a cuarto de hora en coche de su casa. El pueblo celebraba el último día de sus fiestas patronales y él estacionó junto a la zona donde aparcan los feriantes sus caravanas y remolques. Dice que metió la manguera en un camión y sacó “garrafa y media” pero ninguno de los feriantes notó falta de carburante ni escuchó a nadie quejarse por tal robo. Es probable que “El Chicle” simplemente saliera “de caza”, como ya había hecho más veces él solo.
  • No la mató en A Pobra. Abuín explicó en su declaración que, al regresar con las garrafas de gasoil robado de vuelta al coche se topó de frente con Diana, que la confundió con una feriante y que, al saberse descubierto, “le eché la mano derecha al cuello y la izquierda por detrás de la cabeza sin darme cuenta de la presión que hacía”. Cuando se quiso dar cuenta, dice, la chica ya estaba “parada”. Es decir, que fue un homicidio, tratando de quitarse así la violación y el asesinato. Después, como se puso nervioso, quiso ocultar el cuerpo. Con esta versión, Diana ya entró muerta en el coche pero los profesionales que analizaron su coche explicarían que allí no había restos de ningún cadáver (fluidos, entre otras cosas, que suelta un cuerpo al morir) porque es muy probable que Diana entrara al coche viva.
  • No la metió al asiento de atrás. Por la misma razón, “El Chicle” sostiene que metió el cadáver de Diana en su coche en la parte trasera del vehículo y que su bolso y su móvil lo dejó en el asiento del copiloto. Pero Diana pudo entrar viva, atada y amordazada posiblemente ya con las bridas y la cinta adhesiva que Abuín solía llevar en el maletero para sus trabajos de carpintería (según acreditaron su ex mujer y su ex amigo). Al revolverse, la metería en el maletero, dejándola sin móvil.
  • La brida es el arma homicida. Aunque los forenses explicarán si la rotura del hueso hioides (causa de la muerte de Diana) es compatible con la presión de unas manos (y cuanto tiempo se requiere), los agentes que sacaron a Diana del pozo y los que estuvieron presentes durante la inspección ocular, aseguraron que la joven tenía una brida en el cuello y que, al realizar la delicada y complicada maniobra para sacarla del ese estrecho pozo se le quedó enmarañada a su larga melena. “El Chicle” y su letrada dicen que se le engancharía de forma accidental durante estas maniobras y niegan que la estrangulara con ella.
  • La “extraña” apertura de las piernas. Aunque la agresión sexual es uno de los extremos más complicados de demostrar, los buzos que declararon haber rescatado decenas de cadáveres ahogados aseguraron no haber visto nunca “algo así”. Las piernas de Diana, según se apreció durante el levantamiento de cadáver, en el vídeo del pozo que tuvo que visionar el jurado y durante la autopsia, estaban “extrañamente abiertas”. Estos profesionales explicaron que, a veces, cuando sufres un “tremendo pánico” antes de morir, el cuerpo se queda rígido. Y, aunque se modifique la postura, el cuerpo “tiene memoria” y vuelve a la postura en la que murió. Es decir, que la chica moriría con las piernas abiertas.
  • Lastró dos veces el cuerpo. En la sesión del lunes, cuando explicaron que, al drenar el pozo se encontraron con otros dos ladrillos unidos por un cable en el fondo del mismo, ya se dejó entrever que “El Chicle” lo intentó una primera vez y no le salió bien. Al cabo de los días regresó a la nave de Asados, abrió el pozo, vio que la choca flotaba y la volvió a lastrar. Esa sujeción, atada a la cintura y alrededor de los sobacos ya sí la hundió hasta el fondo. Aunque la defensa sostiene que sólo la lastró una vez y que Abuín no pisó por allí nunca más, una forense especialista en entomología (que estudian los insectos en los cadáveres) aseguró que el pelo de Diana había sido colonizado por un tipo de mosca que había realizado el ciclo completo (huevo, larva, edad adulta), que durá unos 20 días y que este insecto sólo es terrestre y no pudo, por tanto, colonizarlo cuando estuvo sumergido.
  • Formateó el móvil. Abuín entregó dos veces el móvil a la Guardia Civil. Primero les dio el que no llevaba aquella noche y, cuando le pidieron “el bueno”, lo formateó “de forma deliberada y no accidental” (según explicó el agente de delitos cibernéticos de la UCO) y se lo entregó a los agentes "con apariencia normal". Ellos ya no pudieron extraer nada de ese Samsung que le situaba junto al móvil de Diana esos primeros minutos de la madrugada del suceso, hasta que tiró el de ella por el puente de Taragoña.

El daño emocional del crimen: “Valeria se autolesiona y su pronóstico no es bueno”

La profesional explicó hoy que los padres y la hermana de Diana sufrieron un “trastorno depresivo importante” y, en el caso de Valeria, además, un estrés postraumático “severo”. La experta aseguró que la “espera agónica” desde la desaparición hasta que hallaron el cuerpo fueron meses “terriblemente dañinos” y que alargó el inicio del duelo. Además, sostuvo que, con el paso del tiempo todo se va a agravar. “Cuando termine esto (el proceso judicial), se baje el telón y se apaguen las luces les queda la soledad y va a ser más grave”.

Asegura que, hasta ahora “la lucha por la Justicia hace que se tengan en pie pero luego les queda la soledad”. Si en Diana López Pinel describe “ataques de pánico continuos y muchísima medicación ansiolítica”, en Valeria habla, además de trastornos alimenticios. “Se autolesiona para que el dolor físico palie el dolor emocional y no lo consigue”, explicó. “Valeria está terriblemente descompensada y su pronóstico no es bueno”.