
Privacidad
Ni cámara ni micrófono: un estudio revela que tu ratón gaming de alta precisión puede espiarte a través de las vibraciones de la mesa
Un estudio de la Universidad de California alerta de una potencial vulnerabilidad a través de los sensores de los ratones ópticos de alta resolución

La privacidad es uno de los aspectos que más valoran los usuarios de servicios tecnológicos. En especial en plataformas que requieren de algún tipo de dato para su acceso o uso, como pueden ser los servicios de Meta AI.
Sin embargo, el riesgo a una brecha por la que se puedan colar detalles personales no está solo en los servicios o aplicaciones, sino que ahora un estudio de la Universidad de California, en Irvine, ha detectado que también a través de uno de los periféricos más tradicionales puede existir un modo para transcribir nuestras conversaciones: hablamos del ratón.
En primera instancia puede sonar extraño, pero tiene una explicación respaldada por datos científicos y académicos. Los investigadores del proyecto, bautizado como Mic-E-Mouse, han sido capaces de constatar que un ratón puede servir como herramienta de dictado de la que el software adecuado puede obtener una transcripción que ponga en negro sobre blanco las conversaciones que hemos mantenido mientras usábamos tan inofensivo periférico.
Las vibraciones de la superficie llevan a una transcripción del habla
Todo ello a raíz de que los sensores de los ratones ópticos de alta resolución pueden capturar pequeñas vibraciones de la superficie sobre la que esté dispuesto el ratón, y, mediante el software correcto, como si de Google Translate se tratase, puede ofrecer una traducción de dichas vibraciones.
La sensibilidad de ratones con resoluciones de 20.000 ppp o superiores permite capturar dichas oscilaciones en la superficie. El proyecto Mic-E-Mouse de los investigadores de Irvine ha sido capaz de reinterpretar dichas oscilaciones como señales acústicas: la voz hace que la superficie vibre y los sensores del ratón obtienen esa vibración. Si a ello se le une el software adecuado, capaz de acceder y recopilar esos datos, bastaría la programación adecuada para analizarlos posteriormente y obtener de ellos una transcripción.
Por supuesto, el proceso es mucho más complejo desde este punto, puesto que esa sería tan solo la teoría. Tras ello, tal como recoge TechSpot, comenzaría la extracción de paquetes de datos de movimientos, distinguir los que correspondan con el habla humana y no con otros ruidos o sonidos de música, televisores y demás aparatos para continuar con el procesamiento de las señales.
Una vez hecho, los investigadores se sirvieron de un modelo de red neuronal que reconstruye la forma de onda con más precisión, obteniendo un resultado de exactitud de entre el 42 y el 61%. Más de media conversación comprensible.
Según los expertos de la Universidad de California que han llevado a cabo el análisis, no es necesario siquiera un programa malicioso, ya que dicha vulnerabilidad puede venir de información que de forma legítima obtenga cualquier aplicación tras los permisos pertinentes. Pruebas realizadas con unas condiciones específicas y en un entorno pensado para la prueba, pero que demuestra una vía más a la que atender para prevenir situaciones que puedan poner en riesgo las comunicaciones y la información de los usuarios mediante dispositivos de lo que jamás se habría dudado.
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