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“Esto es catastrófico”: la NASA estudia el plan de una startup que quiere vender luz solar artificial con espejos gigantes en el espacio
Una empresa californiana propone lanzar miles de satélites reflectantes para iluminar la Tierra desde el espacio. Astrónomos y expertos en aviación advierten que el proyecto podría alterar irreversiblemente el cielo nocturno y poner en riesgo la observación científica

La startup estadounidense Reflect Orbital ha solicitado autorización a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) para lanzar su primer satélite experimental en 2026. Su objetivo: desplegar una constelación de hasta 4.000 satélites equipados con espejos gigantes capaces de redirigir la luz solar hacia la superficie terrestre durante la noche. La propuesta, que la empresa describe como “vender luz solar”, ha generado una fuerte oposición entre científicos, astrónomos y especialistas en política espacial.
A diferencia de constelaciones como Starlink, que pueden reflejar luz solar de forma incidental, los satélites de Reflect Orbital están diseñados específicamente para dirigir la luz hacia abajo, lo que, según los expertos, representa una amenaza directa para la observación astronómica. Robert Massey, director ejecutivo adjunto de la Royal Astronomical Society del Reino Unido, ha calificado el proyecto como “catastrófico desde el punto de vista astronómico”.
Cada satélite llevaría un espejo plegable de hasta 18 metros de ancho, capaz de cubrir más de 3.000 metros cuadrados y de iluminar zonas de hasta cinco kilómetros de diámetro. Según la empresa, la luz reflejada podría ser cuatro veces más brillante que la luna llena, y serviría para extender el día en zonas agrícolas, urbanas o energéticas. En modelos futuros, los espejos podrían alcanzar los 54 metros de diámetro, aumentando la intensidad y el área iluminada.
La compañía asegura que su servicio será altamente localizado y temporal, evitando una iluminación continua o generalizada. Sin embargo, los científicos no están convencidos. Samantha Lawler, astrónoma de la Universidad de Regina (Canadá), considera que incluso un solo espejo podría cegar a los observadores con telescopios o binoculares, y que con miles en órbita, la observación del cielo sería prácticamente imposible en muchas regiones del planeta.
Además del impacto visual, Lawler advierte que los destellos repentinos podrían distraer a los pilotos de aeronaves, generando riesgos para la seguridad aérea. “Una pequeña empresa en California puede, con unos pocos millones de dólares y la aprobación de una agencia federal, cambiar el cielo nocturno para todo el mundo”, señaló.
El primer satélite, denominado EARENDIL-1, operaría en una órbita sincrónica al sol, permitiendo redirigir la luz desde el hemisferio iluminado hacia el lado oscuro de la Tierra, extendiendo brevemente el crepúsculo en zonas seleccionadas. Aunque la física de la reflexión solar está bien comprendida, expertos como Fionagh Thomson, investigadora en ética espacial de la Universidad de Durham (Reino Unido), dudan de que el sistema pueda funcionar en la práctica. “Es muy poco probable que se materialice, debido a la complejidad técnica y a la congestión de las órbitas bajas”, afirmó.
Intentos similares han fracasado en el pasado. Rusia probó dos satélites espejo en 1993 y 1999, como parte del programa Znamya, pero ambos fueron abandonados por problemas técnicos y acabaron desintegrándose en la reentrada.
Thomson añade que incluso si el sistema funcionara, la generación de energía solar con luz reflejada sería económicamente inviable, ya que la radiación sería miles de veces más débil que la luz solar directa, reduciendo drásticamente la eficiencia de las instalaciones fotovoltaicas.
Más allá de la contaminación lumínica, los científicos alertan sobre riesgos físicos. Los espejos podrían sufrir colisiones con micrometeoritos o basura espacial, provocando giros incontrolables y destellos impredecibles sobre zonas habitadas. Lawler comparó el escenario con el sistema de vela solar de la NASA, que comenzó a tambalearse tras su despliegue en 2024, generando destellos erráticos.
Con miles de nuevos satélites previstos en todo el mundo, los especialistas temen que el proyecto de Reflect Orbital agrave la congestión orbital y que los espejos retirados contribuyan a aumentar la contaminación metálica en la atmósfera terrestre.
Aunque la empresa ha prometido realizar una evaluación de impacto ambiental tras el lanzamiento de EARENDIL-1, los astrónomos insisten en que dicha revisión debe hacerse antes de cualquier aprobación o despliegue. Massey advierte que permitir este tipo de iniciativas podría sentar un precedente peligroso, alentando a otras compañías a lanzar proyectos similares que transformen permanentemente el cielo nocturno y afecten no solo a la astronomía óptica, sino también a la radioastronomía.
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