
Software
Microsoft va a dejar sin soporte a 400 millones de ordenadores, y la Unión Europea podría intervenir
Activistas europeos presionan a la UE para que obligue a los fabricantes tecnológicos a ofrecer quince años de actualizaciones de software, ante la finalización del soporte de Windows 10 por parte de Microsoft

La obsolescencia programada es algo sobre lo que llevan tiempo advirtiendo y luchando diferentes asociaciones de consumidores. Sus movimientos desde hace años han surtido efectos en algunos sectores en la Unión Europea, como el de los teléfonos móviles, donde han logrado asegurar al menos cinco años de actualizaciones para los dispositivos.
Este ejemplo ha llevado a una movilización por parte de activistas europeos, que instan a la Unión Europea a obligar a los fabricantes de tecnología a ofrecer hasta 15 años de actualizaciones de software. Esta medida busca atajar la caducidad de los aparatos a causa del software, ejemplificada con la próxima finalización del soporte para Windows 10 de Microsoft. La decisión podría dejar obsoletos 400 millones de ordenadores, generando gran cantidad de residuos electrónicos.
La UE ante el desafío de la obsolescencia digital y los residuos
La coalición Right to Repair Europe (Derecho a Reparar), tal como recoge la publicación The Register, ha elevado su petición a Jessika Roswall, Comisaria Europea de Medio Ambiente. Su objetivo: implementar normativas que aseguren actualizaciones de seguridad y software a largo plazo para portátiles y, en general, para cualquier dispositivo electrónico. El grupo subraya que la inminente fecha límite de soporte para Windows 10 es un claro ejemplo de la necesidad de intervención comunitaria.
Concretamente, el 14 de octubre, "Día Internacional de los Residuos Electrónicos", Windows 10 recibirá sus últimas actualizaciones gratuitas. Después, los usuarios deberán pagar por el programa ESU de Microsoft, actualizar a Windows 11 si es posible, o usar un sistema operativo alternativo. No obstante, 400 millones de equipos no podrán actualizar a Windows 11 por sus restrictivos requisitos de hardware, como chips TPM 2.0 y procesadores modernos.
La advertencia es seria: si parte de estos sistemas se desecha, podría generar más de 700 millones de kilogramos de residuos electrónicos, el equivalente a 70 Torres Eiffel. Esto forzará la compra de nuevos equipos. Previamente, 75 millones de iPhones también podrían quedar obsoletos tras iOS 26, sumando 1,2 millones de kilogramos de chatarra. Sin normativas firmes, la obsolescencia inducida por el software contribuirá al vertedero tecnológico.
Por su parte, Microsoft defiende que los clientes han tenido una década para prepararse, ofreciendo el programa ESU para quienes necesiten más tiempo. Sin embargo, críticos señalan que este sistema beneficia a grandes corporaciones y es prohibitivo para la mayoría de hogares y PYMES. Además de la presión en Bruselas, grupos de derechos han publicado una carta abierta dirigida a la sede de Microsoft en Redmond, solicitando extender el soporte gratuito.
La Unión Europea ya tiene un borrador de ecodiseño para smartphones y tablets que exige cinco años de actualizaciones de seguridad y repuestos. Pero Right to Repair Europe considera que no es una duración suficiente, especialmente para portátiles, con vida útil mayor. Proponen reglas horizontales que vinculen el soporte de software a la esperanza de vida real del hardware, paso fundamental para frenar el desecho prematuro.
✕
Accede a tu cuenta para comentar