El pasado 8 de mayo la Iglesia Católica elegía nuevo líder en la figura del cardenal Robert Francis Prevost, que desde ese momento eligió el nombre de León XIV para su designación como Papa. No fue una elección baladí, puesto que tomaba como referencia los retos que tuvo que afrontar como referente del catolicismo León XIII, sumo pontífice entre los años 1878 y 1903.

Para León XIII, la defensa de los derechos humanos en el marco de la primera gran revolución industrial fue un pilar y ahora, León XIV quiere tomar ese papel de defensa de la humanidad a la hora de establecer el marco con el que la iglesia afronta la irrupción de la inteligencia artificial.

Una nueva revolución que vigilar

La cautela y la necesidad de un control razonable y en defensa de los seres humanos ya ha sido defendida por otros pontífices, sin ir más lejos por el predecesor de León XIV, el Papa Francisco, quien temía un avance que se empleara en cuestiones bélicas con consecuencias fatales para la humanidad.

En esa misma línea se posicionó, tal como recoge el medio TechSpot, el Papa León XIV tan solo dos días después de haber sido nombrado sumo pontífice, lo que demuestra la relevancia que concede a la cuestión. En su mensaje a los cardenales del Vaticano, el Papa puso de relieve la necesidad de protección de los seres humanos desde la iglesia ante cualquier riesgo que pueda surgir desde un movimiento de tanto calado como la inteligencia artificial y con las vertientes que puede adoptar:

"Hoy, la Iglesia ofrece su riqueza de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a las innovaciones en el campo de la inteligencia artificial que plantean desafíos a la dignidad humana, la justicia y el trabajo"

En las palabras de León XIV se puede ver la influencia que León XIII ha tenido en la formación del nuevo Papa y en su modo de ver el mundo. A finales del siglo XIX León XIII afrontó una renovación dentro de la Iglesia Católica con la encíclica Rerum Novarum (Acerca de las cosas nuevas) para proteger a las clases sociales más humildes y al núcleo obrero en un momento en que la opresión y la esclavitud hacían mella en la población y abrían la brecha entre ricos y pobres.

Sin duda la visión de León XIV, matemático de formación, continúa esa línea. Las alertas sobre las derivadas que puede tomar una evolución sin control por parte de una entidad superior a las compañías tecnológicas están a la orden del día y la Iglesia Católica no se puede permitir desoírlas.