Fraude digital
Ni siendo el cofundador de Apple consigues que YouTube te haga caso: la increíble batalla de Steve Wozniak por una estafa que usaba su imagen
La legislación estadounidense exime de responsabilidad a las grandes plataformas ante situaciones fraudulentas en las que un tercero se sirve de engaños para lucrarse
Los tiempos modernos han dado pie a evoluciones que ningún impulsor tecnológico habría imaginado en el origen de su idea. Entre ellas, el mundo de las estafas digitales está a la orden del día, con innumerables ejemplos a través de diferentes métodos: desde los que se hacen pasar por un organismos oficial como Hacienda a los que buscan hacerse con la cuenta de Whatsapp del usuario o los que utilizan la imagen de personalidades conocidas para dar una sensación de respaldo a un proyecto de inversión en criptomonedas que no es más que un robo encubierto con inteligencia artificial.
Dentro de este último caso hay una figura fundamental en el sector tecnológico que ha levantado la voz al ser conocedor de que los malhechores estaban usando su imagen para engañar a los inversores. Se trata de Steve Wozniak, el que fuera fundador de Apple junto al desaparecido Steve Jobs, que se encuentra inmerso en una batalla legal con la plataforma de contenido audiovisual YouTube por una estafa presente entre sus vídeos en la que se hace uso de su imagen para perpetrar el robo de bitcoins.
Conocedor del caso por un correo de una afectada
Wozniak participó durante el fin de semana en el programa “Domingo por la mañana” que emite la cadena de televisión estadounidense CBS para denunciar tanto la estafa en sí como la falta de colaboración de la plataforma para erradicar ese tipo de prácticas una vez que el afectado tiene constancia de ella y pone en aviso a la propia plataforma.
En el caso del cofundador de Apple, supieron de la estafa a raíz de que una persona afectada remitiera un correo electrónico al servidor web de la familia Wozniak que leyó la esposa del ingeniero y programador, Janet. En él, la víctima preguntaba cuándo iba a recibir su dinero, a lo que la mujer de Steve Wozniak le contestó con la naturalidad de quien recibe una comunicación en la que se le solicita un dinero que desconoce deber: “¿De qué está hablando?”, fue su contestación.
Tras ello llegaron las explicaciones y el conocimiento de una situación incómoda para los Wozniak y dramática para los afectados: en YouTube había un vídeo en el que un falso Steve Wozniak hablaba sobre el bitcoin y ofrecía una recompensa que duplicaba de forma rápida la inversión efectuada en dicha criptodivisa, fuera cual fuese la cantidad. "Algunas personas dijeron que perdieron los ahorros de toda su vida", dijo Steve Wozniak tras explicar en qué consistía la estafa.
Como no podía ser de otro modo, los Wozniak pusieron el tema en manos de su abogado, Brian Danitz, quien en primera instancia trató de subsanar el problema con la propia plataforma YouTube, sin éxito. Tras ello, llegó la demanda de Steve Wozniak en nombre de los afectados: "Le hemos preguntado a YouTube una y otra vez, y sigue sucediendo", confirmó el abogado.
Del origen de esto han pasado ya cinco años, en los que la demanda ha permanecido bloqueada en los tribunales estadounidenses por una legislación federal, la llamada Sección 230 o Ley de Decencia en las Comunicaciones promulgada en 1996, que básicamente lo que hace es exonerar de responsabilidad a las plataformas digitales de prácticas fraudulentas: "Ningún proveedor o usuario de un servicio informático interactivo será considerado editor o portavoz de ninguna información proporcionada por otro proveedor de contenidos de información", reza la norma.
Ante la inoperancia de la ley, Janet Wozniak reiteró su petición a la propia plataforma, buscando en ella el amparo que le deniega la justicia. Su solicitud, clara y coherente ante una práctica que está afectando todavía a día de hoy a los usuarios: "Ya saben, 'Por favor, eliminen esto. Es un error obvio. Esto es fraude. Ustedes son YouTube, están ayudando a engañar a la gente y robarle su dinero'", requirió Janet.
Lo cierto es que este tipo de situaciones se repiten de forma recurrente ya sea en YouTube, en Facebook, en X, en Whatsapp o cualquier otro espacio de la red de internet, con lo que, ante la falta de colaboración e implicación para minimizar sus efectos por parte de las plataformas, lo único que parece quedar es extremar las precauciones y dudar desde el primer momento en que algo parezca demasiado bonito como para ser real.