Astronomía
¿Alienígena o cometa? 3I/ATLAS y su prueba de fuego: su acercamiento al Sol
Al acercarse al Sol, el calor puede activar las capas volátiles, permitir observar nuevos gases, cambios abruptos en la coma o incluso un estallido de actividad que revele lo que hay debajo de su superficie.
3I/ATLAS, el tercer objeto registrado que viene de afuera, alcanzará su punto más cercano al Sol, su perihelio, el 29 de octubre de 2025. Esa aproximación será una ventana científica decisiva para intentar responder la gran interrogante: ¿es simplemente un cometa con características exóticas, o un objeto artificial con comportamiento intrigante?
Según cálculos orbitales, 3I/ATLAS llegará a su perihelio el 29 de octubre de 2025, a una distancia de aproximadamente 1,3564 UA (unos 203–206 millones de km del Sol). En ese punto, se moverá a su velocidad máxima relativa al Sol. Días antes del perihelio, 3I/ATLAS pasará por conjunción solar: estará prácticamente detrás del Sol desde la perspectiva de la Tierra, lo que será imposible observarlo con telescopios terrestres convencionales durante ese período.
Eso significa que la ventana de observación directa estará cerrada justo en el momento clave, limitando lo que podremos ver a instrumentos que no dependan de la línea de vista directa. Antes de acercarse al Sol, 3I/ATLAS ya ha mostrado indicios de desgasificación, es decir, liberación de gases volátiles (como es común en cometas) incluso cuando estaba a ~6,4 UA del Sol.
Imágenes recientes han sugerido que su cola podría estar “creciendo” a medida que recibe más calor solar. Además, se ha observado un cambio de color hacia el verde, lo que indica procesos químicos activos poco convencionales.
Científicos como Avi Loeb han propuesto escenarios más especulativos: que 3I/ATLAS podría portar una propulsión débil, o incluso ser una sonda artificial. El hecho de que el objeto esté activo incluso lejos del Sol y que muestre fugas inusuales ha alimentado esas especulaciones.
SETI, por ejemplo, respondió a esas ideas señalando que, si el objeto acelera, algunos lo verían como artificiales, pero que carecemos de evidencia concluyente: sigue siendo más plausible que sea un cometa natural con comportamientos extremos.
¿Por qué el perihelio es una oportunidad única? Al acercarse al Sol, el calor puede activar las capas volátiles más profundas. Se podrían observar nuevos gases, cambios abruptos en la coma o incluso un estallido de actividad que revela lo que hay debajo de su superficie.
Si el objeto desplaza su trayectoria con una aceleración extra (más allá de la gravedad solar), eso podría indicar “empujes” internos, es decir, evaporación anisotrópica, liberación de gas direccional o incluso mecanismos artificiales. Esa es una de las claves para diferenciar un objeto astronómico de uno tecnológico.
Instrumentos como el Telescopio Espacial James Webb (JWST) planean observar el objeto antes y después del perihelio. Su sensibilidad infrarroja puede revelar moléculas como agua, CO, CO₂ o amoníaco que podrían acercar pistas sobre su origen.
Comparar cómo cambia la actividad química, la morfología de la coma, la velocidad de liberación de gas, etc., antes y después del perihelio, es vital para construir un perfil de comportamiento. Si algo “se enciende” solo en cierto rango de distancia, eso alimenta hipótesis de “activación térmica”.
La desventaja: estar detrás del Sol implica que los instrumentos ópticos desde la Tierra no pueden ver su máxima actividad. Esa laguna puede esconder momentos críticos. Puede depender de telescopios espaciales o naves alrededor de Marte o hacia el otro lado del Sol para capturarlo.
Las ventanas de visibilidad antes y después del perihelio son cortas y están llenas de interferencias (brillo solar, disrupciones atmosféricas). Las tasas de emisión pueden ser débiles, difíciles de separar del fondo estelar. Cualquier cambio de trayectoria requiere mediciones muy precisas en posición y velocidad. Si el objeto “se apaga” súbitamente por falta de volátiles, podríamos quedarnos sin señales justo cuando más las necesitemos.
Ese 29 de octubre no es una fecha cualquiera: es el momento en que todo lo que sabemos de 3I/ATLAS será sometido a prueba. Si observamos aceleraciones inesperadas, emisiones inusuales o nuevas especies químicas, comportamientos dinámicos radicales… entonces podríamos acercarnos a la respuesta más fascinante de todos: ¿es natural o es algo distinto?