Tecnología militar
Drones de combate Gambit: los primeros aviones no tripulados y colaborativos
Una familia de cuatro miembros, cada uno con diferentes capacidades, que pueden trabajar juntos para crear un enjambre de drones en el campo de batalla
La necesidad de contar con naves inteligentes, capaces de responder adecuadamente a amenazas cada vez más avanzadas, es enorme. Una de las claves es contar con una nueva generación de aviones de combate colaborativos: naves no tripuladas y autónomas que ampliarán la cobertura de ataque, análisis y defensa de los cazas de quinta generación en adelante. Y General Atomics Aeronautical Systems ha creado la primera familia de aviones colaborativos no tripulados del mundo: Gambit.
La familia está compuesta por cuatro miembros. Gambit 1 está enfocado en los ámbitos de Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento (ISR por sus siglas en inglés). Se trata de nuevos sistemas no tripulados más baratos que los cazas pilotados por humanos. También ponen un límite entre las aeronaves hostiles y las amigas. Se pueden desplegar en un número ilimitado y su sistema de impulso está diseñado para dificultar la detección, sea con un radar terrestre o mediante otros sistemas en tierra y aire. También están diseñados para servir de señuelo en caso que un caza tripulado recibiera una amenaza.
Gambit 2. Se trata del miembro aire-aire. Se puede configurar para transportar armas aire-aire y/o aire-tierra para apoyar barridos de superioridad aérea y paquetes de ataque. También cuenta con un diseño de baja detección y capacidades mejoradas en el espectro de radiofrecuencia.
El tercer miembro de la familia está centrado específicamente en el área de inteligencia y vigilancia, pero a diferencia del primero, en este caso le agrega el factor de largo recorrido ya que podría estar mucho más tiempo en el aire. El objetivo no solo es la vigilancia pasiva: en caso de conflicto sería el responsable de coordinar a otros drones que entran en batalla y proteger a las aeronaves tripuladas de posibles ataques.
Y, finalmente, el Gambit 4 sería el miembro más agresivo de la familia. Se trata de un modelo que podría adaptarse para un uso inicial de entrenamiento y calificación de pilotos humanos para mejorar las habilidades de combate aéreo. Cada uno de estos drones comparte un 70% de su perfil, un núcleo universal que se construyen los automóviles en una fábrica: pequeños cambios en la cadena de ensamblaje pueden hacer que pase de un vehículo familiar a uno más deportivo.
Lo mismo ocurre con Gambit, lo que hace que cada modelo sea más simple y menos costoso de producir. Y que los pedidos se entreguen de forma mucho más rápida que hasta ahora. La ventaja: será fácil adquirir y personalizar cada modelo a las necesidades del país. La desventaja: si resulta ten económico, será también muy masivo. A todo esto hay que sumarle un software específico que cuenta con sistemas de aprendizaje profundo (IA) y conectividad permanente y protegida para evitar hackeos.
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