
Tecnología militar
Esta es la forma de neutralizar la bomba rompe búnkeres GBU-57 de EE.UU., según científicos militares chinos
El Ejército estadounidense utilizó por primera vez este tipo de bombas MOP el pasado junio para atacar instalaciones nucleares subterráneas de Irán

La operación Martillo de Medianoche, que el pasado mes de junio llevaron a cabo Estados Unidos e Israel, contra instalaciones nucleares subterráneas en Irán tuvo como protagonista a un arma temible que no había sido utilizada hasta entonces: la bomba rompe búnkeres GBU‑57. Estas bombas, llamadas MOP (siglas en inglés de Penetrador de Artillería Masiva) y con un peso de más de 13.600 kilos cada una, tienen la capacidad de penetrar hasta 60 metros bajo tierra y 18 a través de hormigón antes de estallar. Casi un mes después de la operación, científicos militares chinos aseguran haber identificado una posible debilidad en esta arma que solo posee el Ejército estadounidense.
La investigación del equipo liderado por Cui Xingyi, del Instituto Noroccidental de Ingeniería Mecánica y Eléctrica de China, ha sido publicada en la revista Journal of Gun Launch and Control. Según el equipo de Xingyi, aunque la nariz de la GBU‑57 está fuertemente reforzada, sus laterales de acero apenas miden unos pocos centímetros de grosor, lo que las haría vulnerables a proyectiles antiaéreos.
Para demostrar su teoría, los investigadores recurrieron, en simulaciones por ordenador, a cañones suizos Oerlikon GDF, ampliamente utilizados en Oriente Medio, también en Irán. Estas armas pueden disparar 36 proyectiles en dos segundos con una probabilidad de impacto del 42 % a 1.200 metros. Sin embargo, también advierten que esta contramedida requiere un seguimiento por radar extremadamente preciso, una estrategia eficaz de guerra electrónica y protección frente a ataques enemigos.
Durante el ataque de los bombarderos B‑2 Spirit de Estados Unidos, los únicos que pueden lanzar las GBU‑57, el pasado 22 de junio, se informó de que apenas encontraron resistencia. Las 14 MOP lanzadas, diseñadas para penetrar en búnkeres subterráneos profundos, alcanzaron sus objetivos sin enfrentar defensas aéreas significativas.

Según recoge South China Morning Post, los investigadores chinos explican que, si bien la nariz en forma de huevo de la GBU‑57 desvía impactos frontales, sus costados presentan un punto débil que podría fracturarse con apenas un par de proyectiles antiaéreos.
Para que un proyectil penetre en la bomba debe impactar en un ángulo inferior a 68 grados; de lo contrario, rebotará. Las pruebas indican que la penetración a través de los laterales de la GBU‑57 falla cuando se lanza a más de 1.500 metros de distancia, pero a menos de 1.100 metros el calor y la metralla pueden encender los explosivos inertes que contiene.
Existe otra dificultad táctica. Los interceptores deben apuntar previamente a un punto específico en la trayectoria de vuelo de la GBU‑57. Cuanto más cercano esté ese punto de referencia, más estables permanecerán los cañones, una estrategia que los investigadores denominan ‘control de fuego tipo francotirador’.
Esta táctica de intercepción tipo francotirador ofrece varias ventajas. Apuntar previamente a un punto específico de la trayectoria disminuye las exigencias sobre los servomecanismos, que se utilizan para ajustar constantemente la orientación y el movimiento de armas antiaéreas como los cañones, y elimina la necesidad de cálculos continuos, lo que reduce el tiempo de respuesta a solo 1 milisegundo. Los investigadores también señalan que este enfoque es viable con la tecnología existente, por lo que podría aplicarse en poco tiempo para neutralizar bombas perforadoras entrantes.
Aunque sobre el papel esta estrategia pueda ser viable, la realidad del campo de batalla es más complicada. Las fuerzas aéreas pueden lanzar ataques para destruir los interceptores antes de las misiones de bombardeo, eliminando así las defensas. Además, muchas bombas realizan maniobras evasivas justo antes del impacto, lo que dificulta prever su trayectoria y reduce las oportunidades para interceptarlas en la estrecha franja de efectividad de 1.200 metros, quesolo dura una fracción de segundo.
Por último, los autores del estudio advierten que estas estrategias, diseñadas para los sistemas de defensa chinos, podrían no ser efectivas en otros contextos debido a diferencias en el terreno, las amenazas del entorno y las tecnologías disponibles.
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