Ocio

Televisión

Isabel Coixet: “Hay algo en mí que me lleva a meterme en ‘fregados’ imposibles”

La directora de “La librería” o “Elegy” ha sido la invitada de honor a la cuarta edición de la clase magistral organizada por Sundance TV el pasado 4 de noviembre en Bilbao

Isabel Coixet y Cristina Andreu en la master class celebrada el pasado 4 de noviembre en el Guggenheim de Bilbao
Isabel Coixet y Cristina Andreu en la master class celebrada el pasado 4 de noviembre en el Guggenheim de BilbaoAMC NetworksAMC Networks

Llovía. A menudo, la lluvia puede resultar molesta, pesada, inoportuna...En este caso, sin embargo, las gotas retumbaban en la estructura grisácea que da forma al espectáculo arquitectónico que supone el Guggenheim de Bilbao, otorgándole la musicalidad que combina a la perfección con sus curvas. Este museo, obra del canadiense Frank Gehry, fue el encargado de acoger la cuarta edición de la clase magistral organizada por el canal de televisión Sundance TV (de AMC Networks) celebrada el pasado 4 de noviembre.

Las paredes cóncavas y convexas se fusionan de manera impecable con el cielo de la ciudad portuaria. Con una complicidad deslumbrante con la cromática de los edificios, el agua de su ría y el verde de las laderas que asoman tras los ladrillos, el museo resulta una de las obras maestras del arquitecto afincado en Los Ángeles. No obstante y además de ser una obra de arte en sí mismo, el "Guggen", cumple con la función para la que fue concebido: alberga tesoros que varían, que entran, que salen pero sobre todo, que atrapan. Coleccionan miradas que van desde el techo hasta las cristaleras que dejan pasar la luz. Las espirales de Richard Serra, las pinceladas de Bremen, las formas de un Van Gogh que ya intuía su muerte -no él, pero sí sus colores- y la mirada enfocada del fotógrafo alemán Thomas Struth. Una visión extremadamente cercana a las artes plásticas que precedía a las brujas de Jesse Jones o a La Cuarta dimensión de Soto.

Todos estos tesoros desdibujaban un recorrido que terminaba en un salón de actos con 300 butacas ocupadas por personas que esperaban a Isabel Coixet. La directora de cine española formó parte del evento celebrado y enmarcado dentro del especial de programación "Ellas son cine" de SundanceTV. Cada lunes de noviembre a las 22:30h, el canal emitirá dos películas escritas y dirigidas por mujeres entre las que se encuentra Coixet. El 25 de noviembre culminará este ciclo con la película "Mi otro yo" de la directora catalana, que además, será entrevistada de manera exclusiva por el mismo canal.

Tras la emisión del corto ganador de 2019 "Flotando", obra de Frankie de Leonardis, comenzaba una master class en la que la múltiple ganadora de los Premios Goya (8 en total en diferentes categorías) se sentaba de cara a un público que la recibía entre aplausos. Un intercambio de preguntas y respuestas moderado por Cristina Andreu, presidenta de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA), en el que se trató desde opiniones propias de Coixet, experiencias, sexo y una financiación que suele dejar mucho que desear: “Una de las razones por las que sigo trabajando y tengo proyectos es porque me adapto al dinero que hay en cada caso. El dinero es importante pero hasta un punto. No me quejo. Después de ‘La librería’ las cosas han sido mucho más fáciles”, confirmaba Coixet.

Su película "La librería", adaptación de la novela homónima de Penelope Fitzgerald, ganó el Goya a la Mejor Película en 2018 y parece que desde entonces, todo ha fluido diferente para la creadora. Sin embargo, su lista de obras -más o menos conocida, pero obras de arte al fin y al cabo- se remontan a décadas atrás. "Algo tienes que tener para que actores internacionalmente reconocidos y consagrados quieran trabajar contigo", apuntaba Andreu, moderadora y amiga. Y es que, el próximo diciembre se lanzará el nuevo proyecto de la catalana, "Foodie Love". En definitiva, una trayectoria que comenzó y que de momento, no tiene fecha de caducidad.

"Hay algo en mí que me lleva a meterme en 'fregados' imposibles y cuando veo algo difícil, ahí voy", así se definía Coixet y quizás así se definan muchas de las personas que lean estas líneas. A través de un breve repaso por la evolución de toda su filmografía, entre otras, "La vida secreta de las palabras", "Mi vida sin mí" o "Cosas que nunca te dije" tanto Coixet como Andreu derivan en la conclusión acertada de que cada personaje de estas tres películas coincide en la tan temida "soledad". Esa "intimidad con uno mismo" que une de manera transversal y casi inevitable a las principales vidas de estas tres historias. Historias, que por otra parte, la propia creadora afirma no haber buscado: "Las historias me han ido encontrando a mí, pasan a través de mí". Una forma muy bonita, parece, de conectar con tus propias letras, tus propias ideas y tu memoria. Una manera de crear un poso en tu imaginario que hace que cada aportación lleve algo de tu anterior creación y así, sucesivamente.

Entre anécdotas con Philip Roth, su manera de no-dirigir a sus actores, el instinto que le lleva a elegirlos o la comodidad que siente cuando trabaja con sus guiones -"No sé si volveré a dirigir un guión de otra persona, me cuesta mucho adaptarme", sentenciaba-, Isabel Coixet apunta una reflexión que tiene tanto el sentido como la incoherencia impropia de alguien que crea y cuenta historias desde hace décadas. Sentido, porque cada individuo es un mundo y por ende, cada proceso de creación, un universo. Tan respetable y admirado como cualquier otro. Sin embargo, resulta algo curioso lo que afirma: "Hasta que no tengo el título, no tengo la película". Para ella, el "título contiene el contenido, el punto de vista" y es que, analizando esa afirmación parece que se recupera la incoherencia que se atisbaba.

Una master class en la que participaban, entre muchos otros, Juan Ignacio Vidarte, Director del Museo Guggenheim Bilbao; Manuel Balsera, Director General de AMC Networks para el Sur de Europa; Manuel Aldana, Gerente de Estrategia de Contenidos de Movistar+...Y que completaba un evento enfocado a las diferentes y arriesgadas -pero desde luego, interesantes- propuestas de Sundance TV para el año que entra. Un museo que se convirtió en el templo del cine y de la creación por unos minutos. Un encuentro lleno de sencillez, humor y novedad. Tan cercano como inspiracional y tan lleno de vida como todas esas paredes grises acariciadas por una lluvia que no deja de ser música y que alejan a ese tono "triste" de esa connotación, precisamente.