Televisión
Netflix aprieta y casi ahoga
Las series de la plataforma no podrán proyectarse en ninguna pantalla o servicio “streaming” hasta al menos dos o tres años desde su cancelación
A fin de cuentas, los amantes del cine o de cualquier expresión artística audiovisual demandan contenido constante y de calidad. Netflix lo ofrece y, por ese motivo, no nos paramos a pensar en qué entresijos esconden nuestras plataformas favoritas. Hemos visto cómo la gran N ha ido rescatando series con el paso de los años. Producciones que un día dejaron de emitirse y que de repente aparecieron en el catálogo de Netflix. Gracias a ello, incluso hemos podido disfrutar de nuevas entregas de series como «The Killing» o «Lucifer». A pesar de esto, Netflix no concede el mismo privilegio. La compañía no permite que sus series sean emitidas en ninguna cadena o plataforma de «streaming» hasta al menos dos o tres años después de su cancelación.
La ruptura del acuerdo con Disney, por ejemplo, hizo imposible que ésta última recuperara a Daredevil, Luke Cage o Iron Fist, superhéroes nacidos en la plataforma roja. La cancelación de «Día a día» (14 de marzo de 2019) hizo estallar la bomba. Las condiciones que impone Netflix hacen imposible que las series se reenganchen una vez ha pasado tanto tiempo. No obstante, la restricción contractual en la serie «Día a día» fue diferente. El próximo 24 de marzo se estrenará una nueva temporada en Pop TV, un canal por cable de ViacomCBS. Sin embargo, tendrá que esperar un par de años para poder encontrar su hueco en otra plataforma «streaming».
Algo parecido ocurrió con «Mindhunter»: en este caso, los actores fueron liberados de sus contratos. Pero, ¿por qué Netflix ejerce este tipo de restricciones? Sus condiciones pueden resultar incomprensibles. No obstante, por su parte y en un primer momento, la plataforma garantiza beneficios y libertad creadora.
Netflix se responsabiliza de todos los costes de la producción de la serie en cuestión y a ello le suma un 30% de esos costes. Por este motivo, la productora se beneficia desde el principio pero, a cambio, debe ceder los derechos de distribución internacional. Muchas otras plataformas ya están acercándose al «modus operandi» de la estadounidense. Sin embargo, no se conoce hasta qué punto estas condiciones tan estrictas resultan favorables para las propias compañías y, lo más importante, para los usuarios que pagan por ellas. En esta línea, la televisión norteamericana ya está primando que las cadenas se queden con ficciones de productoras propias.
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