La entrevista
Zapata, el tenor que calza a lo «Kill Bill», coge la batuta: «La comida puede ser como una droga»
El tenor, tras superar la obesidad, busca romper clichés en la música clásica, como demostrará esta noche debutando como «director» en la divertida gala de Reyes de RTVE
Entre su programación de Navidad, RTVE reservaba para la Noche de Reyes una gran novedad (20:00, La2). Por primera vez, la Orquesta Sinfónica de la corporación estará dirigida por un tenor, concretamente Tenor Zapata. Después de demostrar su don vocal por los mejores teatros del mundo, José Manuel se ha embarcado en el difícil proyecto de acercar la música clásica a nuevos públicos. Él lo hace a través del humor, siguiendo la estela de referencias como Víctor Borge, cuyo vídeo de las partituras es todo un viral en YouTube. Además, se acompañará de Paco Mir (Tricicle) y la música de Juan Francisco Padilla. Así, se ríen con su querida música clásica, pero sin perderla el respeto. Zapata, pionero en combinar zapatillas «urban» con el frac, es un polifacético tenor que ahora se dedica al humor además de dar conferencias y colaborar con medios. Como él mismo dice: «Cada vez intento aprovechar más el tiempo, porque ya hemos dado la vuelta al jamón». En este caso, en la imagen luce las míticas zapatillas del personaje de Tarantino interpretado por Uma Thruman en «Kill Bill», el tan codiciado modelo Onitsuka Tiger México 66 (amarillas).
¿Cómo se le ocurrió lo de las zapatillas?
Convertirlas en mi marca personal es la excusa perfecta, porque me han encantado desde siempre. Tengo de todos los colores y creo que le quita peso al frac.
A muchos les sorprendió su transformación física. ¿Cómo lo logró?
Estaba tan obeso, (150 kilos) que siempre me quedaban 50 kilos por perder. Me puse en manos de un especialista y me hice un bypass gástrico. Perdí 50 kilos en un año. Pero no fue por estética, sino por salud.
Pero ese tipo de intervenciones no se la hacen a todos los pacientes con sobrepeso.
No, te hacen un examen psicológico porque este tipo de procesos requieren un perfil específico. En mi caso, la comida llegó a ser como una droga. Los carbohidratos generan tanta dopamina como cualquier otro placer. De hecho, la obesidad suele venir por una mala relación con la comida, que también alcanza lo emocional. Como las adicciones o drogas, la alimentación puede interferir en la alegría, la tristeza o hasta la soledad.
¿Sigue extendido el mito de que el sobrepeso favorece el instrumento vocal en su profesión?
Todo el mundo lo piensa. Cuando alguien escucha la palabra tenor todo el mundo imagina una figura voluminosa como Pavarotti. Incluso, me llegó a dar miedo que la transformación física me hiciera perder la voz, pero fue al contrario. A la voz le favorece que tengas más descanso y más salud.
¿Se siente director de orquesta, aunque solo interprete esa función de forma cómica?
No, no soy director de orquesta ni mucho menos (se ríe). Yo lo llamo «showcierto», con mi conocimiento musical inspirado por el humor de Paco Mir (Tricicle) y el trabajo de Juan Francisco Padilla.
¿No se ha planteado hacerse streamer, tras el éxito que han tenido algunas de sus conferencias en las redes?
Me lo ha dicho mucha gente, pero soy un viejoven que aún no maneja esas herramientas. Además, la gente no se imagina el volumen de trabajo que hay detrás de un streamer, mucho más que sentarse en una silla durante horas. Me encanta el trabajo de creadores de contenido como Jaime Altozano y creo que mi mundo necesita más personas como él. Seguro que me lo planteo en el futuro.
¿Algún día artistas como Bizarrap tendrán la reputación que tienen hoy Mozart, Beethoven, Bach o Vivaldi?
El gran problema que tiene hoy la música es la caducidad, la velocidad de la industria. «Motomami» ya es un disco antiguo, y «Quédate» una canción vieja. Esto puede hacer que muchos artistas de esta época pasen pronto al olvido. Yo intento escuchar lo que escucha mi hija, como Ayax, y me parece muy bueno, pero es difícil juzgar hoy si algo va a soportar el paso de tiempo y las nuevas modas. Eso solo lo decide el futuro. En definitiva, lo único que podemos hacer los clásicos es al menos escuchar y aprender de la música de hoy, como Bizarrap, Rosalía o Quevedo. Como, según nuestro criterio, manejamos la mejor música que se ha escrito nunca, caemos en la arrogancia de menospreciar el trabajo de hoy.
Su espectáculo se ríe de un arte en el que parece que todo sale siempre perfecto. ¿Nunca hay lugar al error?
Es imposible que no los haya en un espectáculo que dura varias horas y en el que intervienen 80 músicos. De hecho, lo que pasa a veces es que si tienes un mal día se lo contagias al resto. El concierto perfecto, si existiera algún día, es el que te hace soñar, no el que carece de fallos.
✕
Accede a tu cuenta para comentar