Primera impresión

La cita más surrealista de “First Dates”: "¿Es Pocahontas o un caballo?"

El restaurante más famoso de Cuatro volvió a dejar un encuentro para el recuerdo con una cita cargada de prejuicios, confesiones íntimas y atracción inesperada

La cita más surrealista de “First Dates”: "¿ Es Pocahontas o un caballo?"
La cita más surrealista de “First Dates”: "¿Es Pocahontas o un caballo?"Mediaset

En “First Dates”, cualquier cosa puede pasar. Pero hay citas que incluso dentro del caos habitual, logran destacar. La de Franco y Alexis, dos solteros de 32 años, empezó con una frase que nadie olvidará: “¿Pocahontas o un caballo?”. Así describió Franco —argentino, camarero y verbo en llamas— a Alexis, jinete mallorquín de melena imponente y amor incondicional por los animales. Lo que parecía un juicio poco afortunado acabó convirtiéndose en el punto de partida de una conexión improbable con Carlos Sobera como testigo en el programa de Cuatro.

Franco llegó al restaurante con energía desbordante y pocas ganas de disimularlo. “Soy de hablar mucho. Creo que es por mi carrera, trabajo cara al cliente, tengo que saber vender”, confesó a cámara. Años atrás no creía en el amor, pero ahora buscaba una pareja que fuera activa, determinada y, sobre todo, no perezosa. Lo que encontró fue a Alexis, un profesor de equitación que vive rodeado de animales —y de paz— en Palma de Mallorca.

Desde el primer momento, el contraste fue evidente. Mientras Alexis hablaba con calma sobre su día a día con caballos y perras, Franco reconocía que ni la hípica ni los animales estaban en su lista de pasiones. “No soy de ambiente de caballos”, dijo, con la misma franqueza con la que minutos después admitiría que no puede tener mascotas por su estilo de vida. A pesar de ello, escuchaba con atención. Y sonreía.

La conversación pasó de las mascotas al poliamor, y del poliamor a la familia. Alexis dejó claro que ahora mismo prefiere una relación cerrada. Franco, por su parte, confesó que, aunque no descarta abrirla en el futuro, lo que realmente desea es formar una familia. “Me gustaría darle a mi hijo los valores que yo he aprendido”, dijo con cierta emoción. Ahí hubo un punto de encuentro inesperado.

El momento más desconcertante de la noche llegó cuando ambos reconocieron haber hecho un trío. No era la primera vez que pasaba algo así en “First Dates”, pero el modo en que lo compartieron —entre risas, sin pudor— dejó ver un nivel de confianza inusual para una primera cita. “Hemos tenido puntos en común y podemos ahondar aún más. Veremos qué pasa”, sentenció Franco, como si ya supiera que esto no iba a quedarse en una cena simpática.

Y no se quedó. Ambos dijeron “sí” a una segunda cita, demostrando que a veces los polos opuestos no solo se atraen, sino que se entienden a través del humor, la honestidad y una cierta dosis de caos. Lo que comenzó con una frase borderline, acabó siendo una de esas veladas que justifican por qué “First Dates” sigue teniendo ese extraño poder de reunir mundos que jamás se habrían cruzado fuera de ese restaurante.