Entrevista
Oriol Paulo: «La historia tiene un elemento de denuncia, no queríamos pasar de puntillas»
El catalán sorprende de nuevo con «La última noche en Tremor», el thriller psicológico más intenso del año
El thriller psicológico español “La última noche en Tremor” se ha convertido en uno de los títulos más destacados de Netflix esta temporada, cautivando a la audiencia con su atmósfera densa y su exploración de temas complejos como los traumas emocionales y las decisiones vitales. Charlamos con su creador, Oriol Paulo, sobre los desafíos detrás de la adaptación, el rodaje y la narrativa que ha logrado impactar a millones de espectadores.
¿Cómo se logró mantener ese equilibrio constante entre la tensión y los respiros a lo largo de la serie?
Ha sido un proceso muy trabajado desde la escritura. Nos permitieron abordar la miniserie con mucha libertad, casi como si fueran ocho películas independientes que juntas cuentan una historia completa. Cada capítulo tiene su inicio, nudo y desenlace, pero también abre una puerta que te invita al siguiente. Este control narrativo lo logramos gracias a tener muy claro hacia dónde iba cada episodio. En rodaje, con escenas tan intensas, era importante ajustar los ritmos según lo que sentíamos en los visionados. A veces, veíamos que una escena pedía más aire o, por el contrario, más intensidad. Fue una labor constante de lectura con los actores, el equipo y ajustes en montaje.
¿Qué lo llevó a elegir la novela original como base para esta adaptación?
La leí por primera vez en 2014 y me cautivó desde el principio. Sentí que conectaba mucho con mi forma de narrar. Lo que me fascinó fue esa sensación de peligro constante que propone Mikel (Santiago, el autor), donde nunca sabes si lo que sucede está en el presente o es fruto de los instintos de los personajes. Sin embargo, en ese momento los derechos no estaban disponibles, así que me olvidé de la idea. Años después, Mikel me escribió, y en un momento en que me sentía bloqueado con otro proyecto, volví a la novela. No solo me siguió gustando, sino que ahora, con más experiencia, vi la oportunidad de profundizar emocionalmente en los personajes y en los temas que quería explorar, como la importancia de sanar los traumas para avanzar en la vida.
La serie aborda los traumas con un enfoque muy respetuoso. ¿Fue una decisión consciente desde el principio?
Absolutamente. Quería tratar los traumas y las enfermedades mentales con el máximo respeto. Por ejemplo, en el caso de Ana, cuya historia tiene un fuerte elemento de denuncia, no queríamos pasar de puntillas. En la novela está presente, pero lo abordamos desde un ángulo más profundo, mostrando no solo el hecho traumático, sino el proceso posterior: enfrentarse al juicio público y encontrar el camino hacia la sanación. Este enfoque se refleja en todos los personajes, cada uno con su propio trauma que deben enfrentar. Incluso los elementos fantásticos están presentados de forma realista y aterrizada, lo que permite que el espectador se sienta conectado con las experiencias de los protagonistas.
El personaje de la doctora Kaufman tiene un enfoque interesante. ¿Cómo lo desarrolló?
Quería que Kaufman no solo fuera una psicóloga que guiara a los personajes, sino que también hablara directamente al espectador. Es un personaje que confronta a Javi y a los demás con frases como: “Huyes del dolor, pero tienes que afrontarlo”. Esa idea de ir al dolor es el motor de la serie. Kaufman representa esa figura que invita a los personajes y a quienes ven la serie a enfrentar sus heridas en lugar de escapar de ellas.
¿Qué papel jugó la música en la construcción de la narrativa?
La música fue fundamental desde el principio. Javi, uno de los personajes principales, tiene una relación muy especial con el piano, así que desde el día uno trabajamos con Fernando Velázquez para crear un score que se integrara perfectamente con la historia. Incluso las escenas donde Javi toca el piano están coordinadas para que lo que compone en pantalla fluya hacia la banda sonora. Fue un proceso muy inmersivo, con mucho trabajo previo al rodaje para lograr que todo encajara de forma orgánica.
¿Cuál fue el mayor desafío durante la producción?
Recrear el universo de “La última noche en Tremor” fue una tarea titánica. Desde encontrar las dos casas que se enfrentan, hasta el camino, el bosque, el acantilado y el faro, todo requería una precisión enorme. Además, el rodaje acumuló 10 semanas de trabajo nocturno al final, algo realmente agotador. Ha sido una de las experiencias más complicadas de mi carrera, pero también una de las más gratificantes.
La serie tiene un principio y un final claros. ¿Fue intencional cerrarla sin dejar cabos sueltos?
Desde el principio, quise contar una historia redonda, sin abrir puertas para una segunda temporada. Pensé en la serie como ocho películas con un desenlace que resolviera todo. Creo que es algo que el público agradece, saber que lo que ve tiene un principio, un desarrollo y un cierre.
¿Se quedó algo en el tintero durante el proyecto?
No realmente. Tuvimos el apoyo de Netflix para contar la historia tal y como la concebimos. Obviamente, siempre hay pequeños sacrificios en montaje, como alguna escena bonita que no llegó al corte final, pero la sensación general es que logramos plasmar lo que queríamos.
✕
Accede a tu cuenta para comentar