Entrevista

Claudia Salas: «Dije tengo que interpretar a esta mujer con una fuerza soberana y contar esta historia»

La intérprete protagoniza el original de SkyShowtime «Las pelotaris 1926» junto a María de Nati y Zuria Vega, tres mujeres que pretenden romper el techo de cristal a golpe de pelota en los machistas años 20

La actriz Claudia Salas en 'Las pelotaris 1926',
La actriz Claudia Salas en 'Las pelotaris 1926',SkyShowtime

Con cada golpe de pelota, Idoia Rekalde está luchando un partido en el frontón en México y España en los machistas años 20, pero también tiene lugar un partido hacia el exterior, hacia la sociedad. La actriz Claudia Salas se pone en la piel de esta deportista que junto a sus tres amigas rompieron el techo de cristal en «Las pelotaris 1926», serie original de SkyShowtime.

¿Cómo construye a Idoia?

A mí me dan unos cuantos capítulos, que creo que fueron como dos o tres los que pude leer. Una biografía del personaje, muy dibujada, pero muy abierta también a creación y de cosecha propia, que al final uno va poniendo en cada personaje que hace. Prefiero trabajar con pocas líneas para dibujar el personaje y luego ya ir construyendo los flecos que van quedando. Para mí era importante situarla como campeona dentro del deporte, porque eso ya me daba un peso, un estar de ella, porque también eso al final lo extrapola al resto de situaciones de su vida. No es esa soberbia de superioridad, sino es creer en sí misma, saber que vale y no tener miedo a decirlo y expresarlo. Que muchas veces esta cosa hoy en día nos pasa, que no creemos lo suficiente en nosotros mismos. Entonces desde ahí empecé a componerla y también, por supuesto, la fuerza que ella necesitaba, la autoridad, la determinación, esta energía muy grandiosa que ella tiene de cómo pisa, cómo camina, cómo juega en el campo, cómo juega en el campo de la vida. Luego también por la connotación de que era una persona del norte, que como estamos diciendo, pues el clima y esta cosa de no sé, como que tienen una forma de ser muy suya, muy cercana, pero a veces como que cuesta entrar en ellos.

¿Y lo del acento vasco?

Marc Cistaré me dijo que no era necesario porque también estábamos permitiéndonos licencias poéticas a la hora de contar esta historia. Lo que pasa es que yo quería hacerlo lo más real y fiel posible a lo que estamos hablando, trabajar un acento. Y mi trabajo fue sobre todo escucha: de podcast, de programas de televisión, de la televisión vasca, cadencias. Y luego una vez que el problema fue que empezamos a rodar el norte lo último, empecé a rodar a Idoya en México y venía de rodar «La ruta», entonces tuve muy poco tiempo de reacción. Fue un poco tirarme a la piscina. Y luego, para no pasarse, quedarse en una cosa como más natural. Tampoco quería ir al estereotipo porque era con todo el respeto y la humildad. Un acento es un trabajo que efectivamente puede perjudicarte o ayudarte.

¿Cómo fue rodar en México?

Más corto de lo que me hubiera gustado porque la verdad que lo disfruté muchísimo. El equipo era supersimpático, majísimo, nos acogieron enseguida. Estuve muy a gusto con las compañeras y las localizaciones donde pudimos rodar allí. Íbamos a sitios muy bonitos y las distancias era lo que peor llevaba porque allí está todo lejísimos una cosa de la otra. Pero fue una experiencia muy bonita y muy entrañable, la verdad, lo disfrutamos mucho.

¿Es un aliciente que Idoia sea una mujer poderosa en los retrógrados años 20?

Me atrajo muchísimo y sobre todo me sorprendió porque en la época había decálogos y manuales de comportamiento de la mujer que los lees hoy en día y parecen casi chistes, pero esto estaba pasando y no hace tanto tiempo tampoco. Y que a día de hoy, salvando las distancias, encuentro situaciones muy similares a las que todavía las mujeres hoy en día nos tenemos que enfrentar. Sobre todo me planteé si ellas en su día, tanto Idoia como Itzi y Chelo consiguieron todo lo que consiguieron, fueron pioneras y no tuvieron miedo, que era una época en la que posiblemente el castigo fuera que te podían matar y aún así lo hicieron. Qué mínimo que por homenaje y por decoro con ellas sigamos dando los pasos que estamos dando. Es muy inspirador pensar que hubo mujeres antes, hace 100 años, que ya empezaron este camino frente a todas las dificultades y que hoy en día, pues muchas veces a lo mejor tenemos que seguir sus pasos, aunque dé pereza, cueste o aunque sea un poco desolador en algunas situaciones. Ellas empezaron un camino que tenemos que seguir. Dije tengo que interpretar a esta mujer porque tiene una fuerza soberana y quiero saber y quiero viajar con ella y contar esta historia desde sus ojos.

¿Es una serie feminista?

Creo que sí que lo es, porque al final son unas mujeres que se unen para conseguir un objetivo común y la unión en este caso son mujeres y es el mismo sexo. Todo lo que tiene que ver con unión para conseguir alguna mejoría para el conjunto creo que es feminismo. Pero también por el contexto de la época y porque precisamente en ese momento el enemigo para ellas en la historia era el hombre. Era el que tenía el poder del frontón, el que tenía el poder de la cárcel, de las pelotaris. Tenían que reivindicarse contra esa persona que les estaba poniendo un techo encima.

Una debilidad de Idoia.

Marc ha escrito a personajes con arcos muy complejos y muy completos. Pasan por muchos estados y desde nuestro lugar de interpretación nos hemos metido hasta en la piscina en todos estos estados, porque había que contar las cosas tal y como eran. Y aunque tú tengas la etiqueta de la fuerte, tienes momentos de debilidad. Y en este caso, yo creo que el punto débil de ella es la soledad. Al final del día está tremendamente sola. Y ni profundiza en ello.

¿Y de Claudia?

Todos tenemos el ser vulnerable como una debilidad, pero creo que es una fortaleza también mostrarte vulnerable y más pequeña, y aceptarte. No siempre vamos a estar perfectos, ni capaces, ni hábiles para todo. Y hay que también permitirse el fallo, porque sobre todo ahí está el aprendizaje. Creo que una habilidad es que entiendo el fallo como error, como fracaso, y no como aprendizaje. La exigencia de intentar siempre estar a la altura de las circunstancias, a la altura de lo que se espera de mí, y olvidarme del disfrute. Estoy en un proceso de integrarlo dentro de mí de una manera más sana.