Estreno

"Regreso al paraíso": Una detective en tierra hostil

Cosmo estrenó el spin-off de «Crimen en el paraíso» con una inspectora brillante, poco sociable y con cuentas pendientes en su pueblo natal

"Regreso al paraíso": Una detective en tierra hostil
"Regreso al paraíso": Una detective en tierra hostilCosmo

Durante años, «Crimen en el paraíso» ha sido sinónimo de detectives meticulosos, crímenes imposibles y paisajes de postal. Ahora, Cosmo amplió ese universo anoche con el estreno de «Regreso al paraíso», una serie ambientada en la costa australiana que mantiene la esencia del original, pero se atreve con una protagonista inesperada: Mackenzie Clarke (Anna Samson) es una inspectora brillante, poco sociable y decididamente incómoda fuera de una sala de interrogatorios. No hay nada más paradójico que devolverla al lugar del que huyó: su propia casa.

La serie arranca cuando Mackenzie, en la cima de su carrera en la policía metropolitana de Londres, ve cómo un caso mal resuelto y una acusación de manipulación de pruebas la obliga a tomarse un descanso. Decide volver a Dolphin Cove, su pueblo natal, solo para hacer tiempo mientras limpia su nombre. Pero la aparición de un cadáver con un cuchillo clavado en la espalda cambia todos los planes. La jefa de la comisaría local, Philomena Strong, sabe que Mack es la mejor para resolver el caso. También es su ex suegra: seis años antes, Mackenzie dejó plantado en el altar a Glenn, su prometido y patólogo forense del pueblo. El ambiente es denso y lleno de heridas abiertas.

Desde el primer minuto, la serie juega con esa tensión. «No queríamos alejarnos demasiado del espíritu de ‘Crimen en el paraíso’, pero sí queríamos contar una historia propia», explicó a LA RAZÓN Peter Mattessi, creador del spin-off. Esa historia incluye, por primera vez en la franquicia, un arco romántico sostenido. No es anecdótico: el pasado con Glenn, el amor que pudo haber sido y que aún se insinúa, actúa como catalizador para una protagonista que se resiste al apego emocional pero que, en el fondo, busca un sitio al que pertenecer. «Me gusta que Mackenzie sea tan lógica. Sabe enfrentarse al crimen, pero lo que no tiene solución (las emociones, los vínculos rotos), la descoloca», confiesa Anna Samson.

Mackenzie no cae bien a nadie en Dolphin Cove, y el espectador lo nota. Ese rechazo, sumado a su carácter metódico y a una torpeza social desconcertante, convierte su llegada en una batalla contra todo: contra su equipo, contra su historia, contra su propio deseo de marcharse cuanto antes. Pero algo cambia. Con cada caso resuelto, con cada pequeña reconciliación, la idea de volver a Londres empieza a tambalearse. «No sabíamos si sería buena idea que el personaje ya conociera a todo el mundo desde el principio, pero lo que conseguimos fue un tipo distinto de dinámica», dice Mattessi.

Lo que no cambia es la estructura clásica del «Paraverso»: un crimen imposible, una reconstrucción ingeniosa y ese momento final en que todo encaja. La serie respeta la fórmula, pero introduce pequeños matices. Hay más tensión emocional, más humor seco, y una estética más australiana que caribeña. Las playas no son para turistas: son escenarios de sospechas, secretos y giros. El tono es ligero, pero con fondo.

La interpretación de Samson es, sin duda, el gran hallazgo. Su Mackenzie es un personaje contenido, ferozmente racional, con momentos de ternura que solo aparecen cuando baja la guardia. Esa vulnerabilidad, tan poco habitual en este tipo de series, es lo que la hace única. «No hay nada como ver a alguien que parece tenerlo todo controlado venirse abajo por algo tan simple como no entender por qué alguien la mira con afecto», apunta Samson.

Mattessi asegura que una de las grandes sorpresas ha sido la respuesta del público joven, especialmente niñas de entre 10 y 12 años. «Nunca imaginé que conectarían así con la historia, pero lo han hecho. Para muchas de ellas es la primera vez que se acercan al género detectivesco. Y lo hacen a través de una mujer con la que se identifican. Eso es potente», reconoce. Es una reacción que confirma que poner a una mujer al frente del «Paraverso» no solo enriquece la historia, sino que también abre nuevas puertas a nuevas audiencias.

«Regreso al paraíso» es, en definitiva, una serie que se atreve a no complacer del todo, que introduce incomodidad en un género de confort. Y lo hace con inteligencia, con sentido del humor y con una sensibilidad que crece episodio a episodio. Es la prueba de que hay espacio para evolucionar sin romper lo que ya funciona. Que la fórmula puede actualizarse sin necesidad de reinventarla. Y que los paraísos, incluso los que uno juró no volver a pisar, a veces esconden lo que no sabíamos que andábamos buscando.

Una mujer que no necesita pedir permiso

La elección de una protagonista femenina no ha sido un gesto simbólico, sino una apuesta narrativa real. Anna Samson celebra que Mackenzie no sea una mujer con algo que demostrar: Su personaje no solo resuelve crímenes, también redibuja el mapa emocional de un tipo de ficción que suele relegar lo íntimo a un plano secundario o, directamente, ignorarlo. «El hecho de que se le permita amar, fallar y también brillar sin que eso reste peso a su profesionalidad, es lo que más me atrajo del papel», afirma. El resultado es una heroína sin afectación, pero con impacto.