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Tarifas

¿Usabas el plan Básico de Netflix? En septiembre desaparece y esto te espera

La plataforma migrará automáticamente a millones de usuarios a un modelo con publicidad. Cambios en imagen, precio y descargas, con letra pequeña que conviene revisar

Imagen de archivo de Netflix Pixabay

Netflix vuelve a mover las piezas en su tablero de suscripciones. A partir de septiembre, el plan Básico dejará de existir. Sin opciones, sin aviso personalizado y sin espacio para la negociación: todos los usuarios acogidos a este formato serán trasladados de forma automática al nuevo plan Estándar con anuncios. El cambio, que puede parecer una mejora por precio y calidad de imagen, trae consigo una estrategia clara de la plataforma: empujar a los usuarios hacia un modelo híbrido entre pago y publicidad.

Y lo hace con cierto gancho. Por un lado, el nuevo plan costará 6,99 € al mes, lo que supone un euro menos que el plan Básico actual. También se gana en calidad de imagen, subiendo de HD (720p) a Full HD (1080p), y se habilita la reproducción y descarga simultánea en dos dispositivos. Pero, claro, aparece el elemento clave: los anuncios.Netflix asegura que serán breves, que no interrumpirán escenas relevantes y que los perfiles infantiles estarán exentos, pero la realidad es que el modelo sin interrupciones queda definitivamente reservado para quienes paguen más.

Este movimiento no es casual. Desde hace meses, Netflix viene ajustando su estructura de tarifas y endureciendo sus políticas de uso compartido. Eliminar el plan Básico es un paso más hacia un ecosistema controlado, donde cada espectador tiene un perfil definido y monetizado. El plan con anuncios permite segmentar audiencias, obtener más datos de consumo e insertar publicidad personalizada, para lo cual la plataforma solicitará incluso la fecha de nacimiento de los usuarios.

Desde un punto de vista técnico, la compañía recomienda verificar si los dispositivos del hogar son compatibles con este nuevo modelo. No todos lo son. Por eso ha habilitado una sección específica en su página de soporte para que los usuarios puedan comprobarlo antes de llevarse sorpresas el día de la renovación. De no estar conformes, siempre está la opción de cambiar al plan Estándar (13,99 €) o al Premium (19,99 €), aunque hacerlo podría alterar el ciclo de facturación.

El proceso de migración será automático. Es decir, el usuario no tendrá que aceptar el cambio ni realizar ninguna acción para activarlo. Tampoco habrá comunicaciones personalizadas más allá de la notificación previa general. Este tipo de movimientos refuerza la sensación de que la personalización y el control de la experiencia de uso —más allá de los contenidos recomendados— se limita cada vez más a lo que la plataforma considera conveniente para su modelo de negocio.

Este cambio marca un nuevo equilibrio entre precio, calidad y experiencia publicitaria dentro del streaming. Netflix, pionera en formatos bajo demanda sin cortes, se adentra de lleno en el terreno que en su día definió la televisión tradicional. Ahora toca esperar a ver cómo reaccionan los usuarios: si aceptan esta nueva fórmula sin resistencia o si optan por escalar a planes superiores... o cancelar. Lo que está claro es que el modelo sin anuncios se convierte en un privilegio. Y ese giro es tan silencioso como radical.