Valladolid

Leandro: «Los años dan la libertad para torear con el alma»

Matador de toros. El diestro pucelano espera refrendar en la inminente Feria de San Mateo de Logroño su reciente triunfo en Las Ventas

Leandro. Matador de toros
Leandro. Matador de toroslarazon

Perfume caro. Esencia torera. La pureza de Leandro siempre ha sido uno de los mejores avales de su toreo. Con más de una decena de años de alternativa y estos argumentos en sus muñecas, el pucelano acaba de cortar una oreja de ley en Madrid. Un nuevo amanecer para un torero, comprometido y solidario, al que la afición sigue esperando deseosa de una eclosión de la que sólo los renglones torcidos de Dios, como su reciente cornada en Toro, parecen apartarle.

–Años después, otro nuevo toque de atención en Madrid.

–Supone la recompensa a tanto trabajo en la sombra, fuera de los focos. Estoy feliz, pero más que por el triunfo y la oreja, por el fondo, por la dimensión que ofrecí a la afición y por cómo me encontré. Cuando el destino te permite cuajar a un toro así en Las Ventas... Es lo máximo.

–¿Cómo recuerda esa faena?

–De máximo disfrute. Toreé a placer por momentos, muy abandonado. Fue un buen toro de Antonio Bañuelos, que echó varios muy importantes. Enseguida, a la verónica y en un galleo por chicuelinas, me di cuenta de la manera en la que embistió cogiendo los vuelos de la muleta, me encontré muy a gusto toda la lidia y, sobre todo, disfruté muchísimo. Todo lo que se sueña cada noche y tanto se entrena en el campo salió fuera de mí, con la suerte de que pasara encima en Madrid.

–Con el toreo puro y clásico por bandera.

–Ya digo, fue una faena de abandonarse. De olvidarse de la técnica y dejar que fluyera de mi alma torera lo que surgiera. Fue pura improvisación sin ningún corsé. Eso hace que tenga más valor para mí como torero.

–Ese poso bueno que dan los años...

–En los inicios, no lo descubres, porque sólo tiras de técnica, de hacerlo todo perfecto, al milímetro, que no haya un mal gesto o hábito... Estás preso de la búsqueda de la pureza. Luego, con los años, empiezas a liberarte y tiras del alma para torear. Aparecen esos fogonazos de hondura, golpes de sintimiento que vertebran una buena obra. Soy de los que piensa que en mis muñecas y mi corazón está mi suerte.

–El «7» –sector más crítico– se entregó a usted con ese toro.

–Por suerte, el aficionado de Madrid, a estas alturas, ya sabe cómo es Leandro, su concepto de esta profesión. Me sentí muy arropado y muy cómodo, porque desde esos lances con la capa ya me lo demostraron. Les estoy muy agradecido y me siento en deuda con ellos, porque una vez más Madrid me ha puesto en boca de los profesionales y del público. Bendita sea esa plaza.

–No es la primera vez que Leandro se aferra al verano para salir a flote...

–Hace dos años, un 15 de agosto, corté una oreja a un buen toro de Gavira. El año pasado no pude venir, porque se suspendió por la lluvia una corrida de Peñajara antes de San Isidro y este año ni eso, me quedé fuera. Sabía que iba a tener que jugar la baza de venir en verano.

–Un abismo de mayo a agosto.

–En San Isidro, aún quedan casi todas las ferias por delante sin carteles, ahora la temporada ya está muy avanzada. Eso es una realidad, pero el toreo siempre ha tenido y sigue teniendo una mirada puesta en lo que pasa cada domingo en Madrid. A lo largo de la historia, cantidad de grandiosas figuras del toreo han roto toreando en verano. Una faena supuso su explosión y, de ahí, ya no les apearon en toda su carrera.

–Sólo cuatro paseíllos esta temporada, el agujero negro que está devorando tantas carreras.

–Por desgracia, la situación está así. Esta oreja es un balón de oxígeno para crecer y ahora hay que darle continuidad en Logroño esta semana, en un cartel de mucho peso, como hice la semana pasada en Toro. Que cuando toree se siga hablando de Leandro. Que, en cualquier momento aparezcan tardes tan bonitas como la de ese domingo, compensan todos los sufrimientos.

–¿Tan mal se pasa en casa?

–Estar parado sin torear, como bien se dice, es la peor de todas las cornadas. Ahí es cuando surge la duda. La madurez como torero te da la paciencia para ser consciente de que hay que seguir con los pies en el suelo. Más tarde o más temprano, el toro es el que te da o quita la razón, el que pone a cada uno en su sitio. Cuando llega ese momento, la rabia se te escapa a cada segundo, sientes una necesidad enorme de alzar la voz, de proclamar tu rebeldía.

–Estuvo apoderado durante dos años por la Casa Chopera, ¿qué faltó para que aquello tuviera éxito?

–Algo menos de mala suerte. Les estoy muy agradecido y, de hecho, sigo entrando en sus plazas como Logroño. Pero el destino lo quiso así. Quiso que el día antes de torear en San Isidro me pegaran una cornada en Valladolid y que, cuando por fin logré reaparecer, me seccionara el nervio cubital toreando a puerta cerrada. Ahí sí que lo pasé muy mal, porque estaba puesto en todas las ferias de verano. San Sebastián, Almería, Bilbao... Y en la mayoría, en carteles con las figuras.

–¿Le queda la «espinita» de que se escapó su tren?

–No, hay que ser optimista y triunfos como el de Madrid me reafirman en que llegarán más trenes. Sigo teniendo la ilusión de descubrir este mundo, porque creo que me queda mucho por conocer de él. No me gusta caer en el rencor o el odio y seguir creyendo en la vereda del toreo puro como lo siento.

–Torero clásico... y solidario. Ha colaborado con caras conocidas como India Martínez y «Cholo» Simeone o su compañero Miguel Ángel Perera en un calendario solidario.

–El toreo siempre ha sido solidario, comprometido con todas las causas y en todos los ámbitos. El aficionado es el que te da todo y es nuestra obligación intentar devolver parte de ello. Aparte creo que es la obligación de cualquier persona, ya no dar en lo económico, sino dar cariño, un buen trato, que para muchos es más complicado que rascarse el bolsillo.

–Valladolid se quedó sin Leandro en la cartelería, ¿qué pasó?

–No hubo acuerdo. Pucela es mi tierra, aquí están mis partidarios que ponen toda su fe en mí y suelo entrar en los carteles más rematados. Después de haber venido triunfando en ellos, consideré que este año las condiciones no deberían haber sido diferentes a las anteriores... Me apena y estoy deseando que pase rápido el año para que lleguen otros en los que sí me anuncien. Ojalá pueda regresar cuanto antes.