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Portugal

Rechazado el proyecto de ley que pretendía abolir las corridas de toro en Portugal

La mayoría del Parlamento luso votó en contra de la propuesta

Imagen de un grupo de forcados realizando una «pega»
Imagen de un grupo de forcados realizando una «pega»larazon

El viernes la Asamblea de la República Portuguesa tumbó un proyecto de ley que pretendía abolir las corridas de toro en el país vecino. La propuesta, presentada por el único diputado del Partido de las Personas, los Animales y la Naturaleza (PAN), aspiraba a prohibir este tipo de espectáculo en todo el territorio nacional. El texto de ley no hacía mención de los encierros o las llamadas «vaquilladas», populares en las ferias universitarias del país vecino, y ambas actividades presumiblemente habrían continuado siendo legales en tierras lusas.

El rechazo del proyecto de ley puso de relieve el curioso estatus de la tauromaquia en Portugal donde, a diferencia de España, la tauromaquia es considerada un tema cultural apolítico que cuenta con el apoyo de formaciones tanto de la izquierda como de la derecha. Casi todos los diputados del gobernante Partido Socialista Portugués, el Partido Social Demócrata y el conservador Centro Democrático Social votaron en contra de la moción, invocando el respeto por la libertad y la tradición como principales motivos para posicionarse a favor de la manutención de las corridas de toro en Portugal.

Junto a ellos, la totalidad del Partido Comunista Portugués también se posicionó en contra del proyecto de ley, respondiendo a las demandas de su base electoral en el Alentejo, una de las regiones más defensoras de la cultura taurina. También votaron en contra todos los diputados de las Azores, donde la tauromaquia es especialmente valorada en sitios Terceira, donde multitudes participan en la versión isleña del toro de cuerda y se importan Miuras y Jandillas para las Sanjoaninas, principal feria de toros del archipiélago atlántico.

Al final, apenas una veintena de diputados del marxista Bloque de Izquierda y Los Verdes apoyaron la propuesta. Tras la votación, André Silva, el diputado del PAN, afirmó que se había cumplido con el objetivo de «obligar a que los partidos se pronunciaran públicamente». El político sugirió que su formación haría eco de la manera en la que los otros diputados habían votado para hacer campaña en las próximas elecciones legislativas, que tendrán lugar el año que viene, y afirmó que la prohibición de los espectáculos taurinos en Portugal es «una cuestión de tiempo, conseguible antes del final de la próxima legislatura».

Una tradición amenazada

La tauromaquia en Portugal se remonta al menos al siglo XII, un aspecto de la identidad popular tan arraigada en Portugal como en España. Sin embargo, tras la Revolución de los Claveles las corridas de toros, que llegaron a estar muy identificadas con el dictador António de Oliveira Salazar, sufrieron por su conexión con el régimen del Estado Novo. A lo largo de los últimos 40 años gran parte de las plazas emblemáticas del país han sido abandonadas, destruidas o reconvertidas en centros comerciales, y en 2017 sólo hubo corridas de toros en 44 de los 308 municipios de Portugal.

La crisis del sector ha empeorado durante la última década, periodo en el que se ha registrado una dramática disminución del número de espectáculos taurinos que se celebran en el país vecino: de los 307 realizados en 2008, apenas 181 tuvieron lugar el año pasado. Igualmente, las estadísticas del Inspección General de Actividades Culturales (IGAC) revelan que ha caído el número de espectadores, de 698.000 hace una década a sólo 378.000 el año pasado.

Protorio, la Federación Portuguesa de Tauromaquia, afirma que pese a las malas noticias hay motivos para mostrar algún optimismo: el año pasado se registró un incremento de 16.000 espectadores cara a los mínimos históricos registrados por la IGAC en 2016, lo que representaría un aumento del 4,3%. La federación taurina también señala que los números de espectadores de la entidad pública no toman en cuenta los de la afluencia en las ferias celebradas en las Azores, donde estiman que tienen lugar hasta 25 eventos adicionales cada año, a los que asisten unas 57.000 personas.

Los taurinos consideran que la dramática caída del número de espectadores a lo largo de la última década se debe a los efectos de la crisis en Portugal, y afirman que la tauromaquia sigue siendo una parte clave de la cultura nacional. Aunque los federados aseguran que proyectos de ley como el presentado por el PAN nunca triunfarán en el Parlamento luso, lamentan que otras medidas institucionales terminan por tener un impacto mayor. La reciente decisión de la radio-televisión lusa de reducir las retransmisiones de eventos taurinos a apenas tres por año –pese a las audiencias televisivas históricamente altas que generaban– es una entre muchas que han hecho que la actividad pierda visibilidad en Portugal.

Ante ello, Protoiro se está centrando en actividades de marketing y tomando nota de las campañas ejecutadas en España para dar un aire nuevo al sector, con el ánimo de conquistar la próxima generación de portugueses y convertirles en defensores de este rasgo esencial de la cultura nacional.