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El PNV olvida a sus empresas
El partido del centro-derecha vascuence se dispone esta semana a votar en favor de la investidura del presidente del Gobierno que ha anunciado esta nueva vuelta de tuerca a la presión impositiva
La rebelión de Repsol contra el impuesto permanente a las energéticas está teniendo una repercusión fuera de lo común en el ámbito empresarial, en la medida en que son muchos los grupos que entienden la declaración de Josu Jon Imaz y se solidarizan con su propuesta. Lo que dice el consejero delegado de la gasista tiene todo el sentido del mundo: si el Gobierno asedia a impuestos y regulaciones a una empresa, lo normal es que esa compañía busque mercados más favorables y focalice también su inversión en esos otros mercados. Es de tolos invertir allí donde no te quieren e incluso te persiguen. Ya dio el aviso Ferrovial y es ahora Repsol, con diferente planteamiento, la que pone el dedo en la herida. Y ojo porque le han seguido el presidente de Petronor, Emiliano López Atxurra, el CEO de Endesa, José Bogas, y hasta Ana Botín, presidenta del Santander, que ha recalcado que una presión fiscal fuera de lo normal es contraria a la inversión.
Lo peor, con todo, es la actitud del PNV, partido del centro-derecha vascuence que se supone ampara a las empresas y que, sin embargo, se dispone esta semana a votar en favor de la investidura del presidente del Gobierno que ha anunciado esta nueva vuelta de tuerca a la presión impositiva. El partido de Urkullu es coresponsable de semejante política de corte comunista que favorece el prohibicionismo y genera incertidumbre. El caos regulatorio es tal que numerosos empresarios prefieren no invertir para evitar problemas. Los grandes grupos vascos no entienden esta política suicida del PNV, que a la postre le hará perder Ajuria Enea.
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