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¿El espectador importa?

Ante las protestas por la cancelación de «Sense8», Netflix ofrece una pequeña compensación a sus seguidores al dar luz verde a un especial de dos horas

¿El espectador importa?
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Conmoción. Hay pocas palabras que definan mejor el estado de ánimo de los espectadores cuando, a primeros de junio, Netflix anunció que cancelaba la serie «Sense8» tras dos temporadas en emisión. Para sus seguidores más acérrimos la noticia fue lo más parecido a un coitus interruptus, ya que se quedaban varias tramas de los personajes en el aire. Tras el disgusto llegó la movilización a través de Twitter clamando a la plataforma on-line que se replantease su decisión. Incluso los seriéfilos más acérrimos activaron una petición en change.org. En una decisión inédita hasta la fecha, Netflix ha confirmado que rodará un especial de un par de horas de duración, que presumiblemente se emitirá el próximo año, para dar a la ficción el final que se merece. Una de sus directoras, Lana Wachowski, publicó inmediatamente una carta a través de la red social. En ella comenta que «a pesar de que las decisiones de las compañías audiovisuales son normalmente irrevocables, gracias al amor de los fans la ficción va a revivir». La propia Lana se llevó un gran disgusto cuando se enteró de que su proyecto ya formaba parte del pasado. Durante semanas se mantuvo aislada del mundo porque, según dice en la misiva, «nunca había trabajado tan duro ni había dado tanto de mí misma. Es más, he tenido una seria depresión». Ahora, la enfermedad se ha disipado y afirma que tanto Netflix como el equipo están más «comprometidos que nunca». Eso sí, no habrá una tercera entrega.

Este detalle de la compañía corresponde más a un estrategia de imagen y de reforzar la marca ante sus suscriptores que a motivos económicos. «Sense8» no ha sido una ficción rentable. Han sido 23 capítulos, con una inversión de nueve millones de dólares cada uno (unos 7,8 millones de euros), que se ha rodado en 13 países y 16 ciudades. El coste es similar a cada episodio de «Juego de tronos», pero no tiene la misma trascendencia entre el público.

Números rojos

Por muy ruidosos que sean sus admiradores, aunque Netflix nunca dé los datos de la audiencia de sus series, es evidente que tenía un nicho de espectadores que, lejos de subir, bajaba. Simplemente la cuenta de resultados entre la inversión que se realizaba y el retorno que generaba daba números rojos. Ted Sarandos, el jefe de contenidos de Netflix, no lo pudo explicar más claro en «Variety» durante la semana en la que también se confirmó que se echaba el cierre a «The Get Down», la serie musical dirigida por Baz Luhrmann, tras una entrega: «Que una ficción sea muy cara, pero la ve mucha gente, es genial. Sin embargo, si la audiencia no responde no hay más remedio que tomar este tipo de decisiones». Con respecto a «Sense8», afirmó: «A pesar de que tenía un público muy fiel, no llegaban a un número mínimo para recuperar los costes». No se puede obviar que, aunque por ahora Netflix no vive de la publicidad, sus principales fuentes de ingresos son los inversores y los suscriptores. «Sense8» estará en la historia de la plataforma por ser una apuesta arriesgada y de calidad, con personajes complejos y, sobre todo, unas tramas que son un elogio a la diversidad. Nada que reprocharle; al revés, pero si hubiera sido más barata, mejor.

En España se vive un caso similar con «El Ministerio del tiempo», que emite La 1. A pesar de su buen nivel narrativo y técnico, el jueves su audiencia fue del 9,8 por ciento de cuota y 1,4 millones de espectadores. ¿Por qué la cadena dio vía libre a una tercera temporada? Por prestigio.