Viajes
Perdidos entre los templos camboyanos de Angkor Wat
Los cientos de templos que sobreviven no son más que la superficie de lo que fue una ciudad de casi un millón de habitantes
Escondido en la jungla camboyana más próxima a la ciudad de Siem Reap, se alza entre las frondosas ramas y canales centenarios el conjunto de templos Angkor Wat. Construido durante un periodo de 600 años, (802-1432 d.C) esta maravilla de la arquitectura es el legado que nos queda del imperio Khmer, el que fue uno de los más poderosos del sudeste asiático. Ocurrió que a semejanza de los grandes faraones de Egipto, los gobernantes de esta dinastía gustaban de demostrar su poder construyendo enormes templos, cada cual más suntuoso, para que perdurase su recuerdo en los años venideros.
Los cientos de templos que sobreviven no son más que la superficie de lo que fue una ciudad de casi un millón de habitantes cuando Londres apenas tenía cincuenta mil. El hambre insaciable de la selva, los canales subterráneos ablandando el terreno y un pésimo trabajo de restauración, han provocado el derrumbe de numerosos templos y la completa desaparición de miles de edificios de madera que servían a los habitantes de la época. El viajero de ahora tan solo puede atrapar un destello, abrumador pese a todo, de lo que fue una de las mayores ciudades de la Edad Media.
El viajero sufre una mezcla de asombro y estupefacción al caminar con total libertad entre los muros semiderruidos de sus templos, tanteando cada paso con la punta del zapato. La edad ya empieza a pasar factura en los templos inmortales, los derrumba gota a gota por cada lluvia que se sucede. No hay barreras que prohíban ir a esta u otra zona de cualquier templo, existe una total libertad para investigarlo, pese al riesgo evidente de que nos caiga un pedrusco de media tonelada en la cabeza. Pero no importa. No hemos ido tan lejos para acobardarnos ahora.
Existen diversas agencias de viajes para visitar el complejo de Angkor Wat pero es recomendable acudir a uno de los cientos de conductores de tuk-tuk en Siem Reap, y pedirles a ellos que nos hagan el itinerario. Si cuidamos antes que sepan la historia de los templos (es lo más probable), de esta manera lo mismo nos sale más barato. Es importante acordar con ellos un precio primero, y tener en cuenta que probablemente tardemos más de un día en visitar los templos. Existen dos circuitos, conocidos como Big Circuit o Small Circuit. El más grade permite profundizar más libremente en las incontables leyendas que la piedra vieja guarda entre sus grietas. Busquen la piscina Srah Srang, donde los reyes de Angkor acudían a bañarse y a meditar los problemas de su vasto imperio. Busquen los árboles creciendo en la roca desnuda, alimentándose de ella, pregunten a los locales la historia de cada árbol. Busquen el Angkor Thom, un impresionante templo donde se grabó Tomb Rider de Angelina Jolie. Busquen y encontrarán leyendas para escribir sagas enteras de libros.
El proceso de exploración de cada uno de estos templos es bien sencilla. Basta con entrar, cautelosos, por cualquiera de las entradas que tienen. Una vez en su interior, observaremos que no queda nada de la suntuosa decoración que una vez tuvieron, apenas unos pocos Buda de piedra escondidos en las esquinas. Será preciso, entonces, encontrar estas esquinas. Pero para encontrarse es necesario perderse primero. Esto es sencillo si se pasea sin rumbo fijo por los laberintos de los templos, zigzagueando y apretándonos contra los muros más estrechos igual que haría un saqueador de tumbas, esquivando en silencio a los cientos de monjes budistas que todos los días acuden allí a meditar. Sumergiéndose, hasta adquirir en nuestro sudor la misma humedad que la piedra milenaria, el viajero indagador encontrará todos los misterios que se arriesgó a buscar.
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