Viajes

¿Qué puedo hacer en Logroño? Descubrir un mundo de sabores

La moderna ciudad riojana ofrece sin resistencia algunos de los planes gastronómicos e históricos más selectos de nuestro país

Casco antiguo de Logroño.
Casco antiguo de Logroño.Despotismo Ilustrado y BarrocoCreative Commons

El origen de la ciudad de Logroño es uno de los más sabrosos que podamos encontrar. La que fue una localidad de importancia difusa hasta los años del Trienio Liberal, consiguió, gracias a la influencia vinícola en la región, una utilidad creciente como capital de provincia. Puede decirse que el origen más fiable a la hora de considerar Logroño como una ciudad de relevancia nacional yace en sus viñedos enmarcándola, con un frescor inigualable durante los meses de calor, hasta las faldas rocosas de la Sierra de Cantabria. El Ebro cruza sus calles con una familiaridad deliciosa.

Fiel a su origen, Logroño es una ciudad dispuesta a disfrutar algunos de los placeres más sencillos y, a su vez, más selectos, que nuestro país tiene para regalar. Porque pese a ser sencillo elegir una copa de vino con la que pasar la tarde, es preciso seleccionar aquel que resulte más amable a los caprichos de nuestro paladar, siempre exigente.

El mejor helado de España

Sin ir más lejos, podemos rebuscar placer entre lo mejor. Fernando Saenz, ganador del Premio Nacional de Gastronomía durante el año 2015, en su categoría de pastelero-repostero, decidió fundar su heladería en Logroño. En la Calle Portales, número 24. El que ha sido elegido como mejor espacio dulce de España, sencillo porque no precisa nada más que una nevera acristalada y ganas de disfrutar, obsequia al visitante con helados de sabores sacados del mundo de la fantasía. Ni siquiera los mayores maestros del helado italiano soñarían con encontrarlos.

Sombra de higuera, paseo de verano, mazapán riojanito, queso de cabra con arándanos, yogur con pomelo y hierbaluisa. No son solo sensaciones. Son los nombres de sus mágicos helados, únicos en el mundo.

Un paseo a las orillas del Ebro

La Casa de las Ciencias, a las orillas del Ebro.
La Casa de las Ciencias, a las orillas del Ebro.ZaratemanCreative Commons

Cruzando alguno de los puentes que separan el casco histórico de la ciudad y la orilla contraria del Ebro, todavía saboreando este helado delicioso con la punta de la lengua, merece la pena una visita a la Casa de las Ciencias de Logroño. Actualmente muestra tres exposiciones, entre las cuales se encuentra aquella que explica, con todo el detalle que su salvaje vida pudiera aportar, las aventuras del desconocido viajero M. Ardan. No encontrarás su nombre en la Wikipedia. No sabrás, hasta que visites esta exposición y te empapes de sus detalles, que muchos de los estudios que tenemos sobre culturas lejanas vienen escritos por su mano. Los viajes de este pragmático aventurero durante la segunda mitad del siglo XIX fueron un referente para muchos de los grandes exploradores que marcaron el siglo pasado.

En el paseo que precede y sigue a la Casa de las Ciencias, graciosos y estrambóticos juguetes se disponen para la diversión del visitante. Gira la manivela que sobresale por ese extraño tubo de agua y verás formarse un peligroso remolino. Vocifera a las pantallas de piedra y tus compañeros te escucharán desde el otro lado del parque. Coloca tu cuerpo recto frente a un círculo de piedra y el sol te dirá la hora exacta. ¿Es magia?, susurrarán los niños. ¿Milagro? No. Es ciencia. Cada día más divertida a las orillas del Ebro.

Historia escondida entre las esquinas

Haría falta un ojo experto para desbrozar, entre los nuevos edificios de ladrillo rojo, aquellos rastros de Historia que guarda la ciudad de Logroño. No es esta una ciudad en la que pueda explicarte los monumentos clave para visitar y salir al paso. Son esquinas piadosas donde el aire corre más húmedo de lo habitual. El olfato atento es capaz de descubrirlo y gira los ojos con rapidez. Este olor antiguo procede del desgastado monumento al Fuero, levantado por orden de Alfonso VI en el año 1095. Y recogiendo el hilo que guiará la aventura, el visitante descubre nuevos detalles: el Cid asedió la ciudad debido a una rencilla con su compañero García Ordoñez. En 1521, Logroño hizo frente al ambicioso rey francés Francisco I, y el Arco de Revellín se mantiene con su piedra clara como recuerdo perenne de este enfrentamiento.

En ciertas ciudades, encontrar sus puntos históricos supone una tarea demasiado sencilla. En Logroño, cada avistamiento significa una pequeña victoria para el visitante, y el esfuerzo realizado para encontrar estas esquinas se paga con creces a partir de las leyendas que esconde. Y es la concatedral de Santa María de la Redonda quien guarda muchas de estas historias. Su cuadro de la crucifixión de Cristo fue pintado por Miguel Ángel Buonarroti, como encargo de su querida amiga, la viuda del marqués de Pescara. Tras la temprana muerte de la viuda, el artista recuperó el cuadro y la pintó a ella en el lugar de María Magdalena, antes de devolver la obra una última vez a los habitantes de Logroño.

Son historias escondidas tras los lienzos, entre las grietas de la piedra, bajo los tejados de madera enternecida por la edad. La habilidad de cada uno dependerá a la hora de encontrarlas.

La Calle Laurel como centro de diversión y disfrute

Cuando visité Japón, me entusiasmó el detalle que contienen cada uno de sus negocios y restaurantes. Producto de la filosofía individualista del país nipón, la personalidad de cada uno de sus vendedores y hosteleros se vuelca en estos negocios, convirtiéndolos en ejemplares únicos, ninguno es igual, donde el misterio reside en los detalles que lo conforman. España no es Japón. Nosotros no elevamos el detalle hasta este extremo. Pero sí superamos el detallismo japonés en una faceta concreta que es olorosa, humeante y tierna. Son las tapas. Sabrosas y únicas en cada uno de los locales. En ellas se vuelca la personalidad de sus creadores, ninguna es igual, el misterio reside en los íntimos detalles que las conforman.

Mousse de matrimonio con caviar y oreja de cerdo con salsa alegría riojana.
Mousse de matrimonio con caviar y oreja de cerdo con salsa alegría riojana.Myriam Guadalupe

Un paseo por la Calle Laurel supone un museo abierto al público de estos detalles, este amor por la tierra y esta maestría única en Logroño. No sería lo mismo probar uno de los elaborados pinchos en Kabanova, cuyos ingredientes se relegan a los planos de lo indescriptible (su pincho de oreja de cerdo fue ganador del concurso de tapas del 2016); que saborear algunos de los bocados tradicionales de Pagano, donde el chorizo es el plato estrella. Con una copa de vino a mano y el ojo avizor, siempre sin perder la oportunidad de probar los deliciosos champiñones de la zona, una cena en esta divertida calle es la recompensa definitiva después de habernos paseado Logroño, la última sorpresa que esta acogedora ciudad tiene para entregar al visitante.

¿Y cuál es mi recomendación para dormir cerca del centro, sin necesidad de coger el coche tras esta explosión de tintos y sabores? Sencilla, accesible, cómoda. Los apartamentos Vitur en Logroño fueron la elección ideal en la visita, ofrecen una amplia gama de viviendas para alquilar con excelente calidad y precio, siempre próximos al centro de la ciudad. Su loft con terraza incluida, en la propia calle Laurel, permite desayunar, almorzar, cenar y disfrutar sin necesidad de cansar las piernas con gestos innecesarios.