Defensa

Así evitan los militares rusos que los misiles impacten contra sus aviones

Las aeronaves estás equipadas con modernos sistemas de defensa, que pueden reaccionar a un ataque sin la participación de piloto

Imagen de un avión Su-30SM, equipados con modernos sistemas de defensa
Imagen de un avión Su-30SM, equipados con modernos sistemas de defensalarazonArchivo

La flota de aviones de combate de cualquier país suele ir equipada con alta tecnología, pero todavía siguen siendo bastante vulnerables cuando sobrevuelan territorio enemigo.

Los sistemas de defensa antiaérea de los aviones y helicópteros militares están formados por varios dispositivos diseñados para detectar las posibles amenazas y poder preparar un contraataque. Cuando una aeronave está en zona de combate, los sistemas antiaéreos analizan constantemente el espacio aéreo y terrestre mediante sistemas de radiolocalización y de detección de calor. El objetivo es tratar de conocer el terreno y tratar de estar preparados para un ataque con misiles.

Cuando se detecta una potencial amenaza, los pilotos tienen que tomar una decisión: o salir de la zona de riesgo o tratar de utilizar la tecnología para localizar y destruir el objetivo.

Equipos de infrarrojos y radioeléctricos

Según informa la agencia de noticias rusa Sputnik, los aviones y helicópteros de las Fuerzas Armadas comandadas por Vladimir Putin están equipados como mínimo con un sistema de advertencia de amenazas, equipos de supresión radioelectrónica y dispositivos de contramedidas de infrarrojos.

Estos sistemas de defensa aérea, conocidos como BKO son capaces de proteger la aeronave sin la participación del piloto o con una intervención menor. Los ordenadores de a bordo tienen cargados varios algoritmos con varias alternativas de respuesta en caso de ataque. Además, tienen almacenados en la memoria los datos de los diferentes tipos de fuentes de radiación existentes para determinar de qué tipo de vehículo o arma procede la amenaza, e incluso, el modelo del mismo.

El alto grado de automatización de estos sistemas permite que sean capaces de responder de manera inmediata, algo fundamental durante los combates, ya que los misiles tierra-aire y los misiles aire-aire pueden alcanzar su objetivo en cuestión de segundos.

Distorsión de la señal para confundir

Uno de los BKO más modernos de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia es el sistema de contramedidas radioelectrónicas Khibiny, instalados en los cazas SU-30SM y en los cazabombarderos SU-34. Su funcionamiento es muy simple. Cuando una aeronave equipada con el Khibiny ingresa a un espacio aéreo enemigo protegido, el avión distorsiona los parámetros de la señal de los radares de los sistemas de defensa antiaérea y provoca que la información que recibe el enemigo sea incorrecta. Esto permite a la aeronave ganar tiempo antes de ser geolocalizada y evita ser un blanco fácil para los sistemas de guiado.

Los helicópteros también tienen sus propios sistemas de defensa. Durante la Guerra de Afganistán (1979-1989), la aviación del Ejército Rojo sufrió numerosas bajas, en parte, por los sistemas de defensa antiaérea Stinger de fabricación estadounidense. Por ello, la URSS desarrolló para los helicópteros de ataque Mi-24 la estación de interferencia óptico-electrónica LIPA, que empezó a ser producida en serie en 1982. Con la ayuda de una poderosa lámpara de xenón y un sistema de lentes giratorias, LIPA creaba una corriente pulsada de rayos infrarrojos en continuo movimiento alrededor del helicóptero, que confundían a los misiles. La eficiencia del sistema era de entre 70% y el 85%.

Los sistemas se fueron modernizando y actualmente los helicópteros militares utilizan el L-370 Vitebsk. Este mecanismo de defensa puede ser encontrado en aeronaves como los MI-35M, MI-8, MI-26, KA-52 y también en los aviones de ataque a tierra SU-25.

Durante una prueba llevada a cabo en 2015, 20 misiles superficie-aire IGLA fueron disparados a un Mi-8 equipado con un Vitebsk que se encontraba en tierra. Ninguno de ellos pudo dar en el blanco. Los misiles, al acercarse al helicóptero, cambiaron repentinamente su curso, como si hubieran tropezado con un obstáculo invisible.