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Putin y Erdogan buscan un alto el fuego en Libia

Los presidentes ruso y turco, que han enviado tropas al país y apoyan a bandos distintos, proponen una tregua a partir del próximo domingo. La UE e Italia intensifican sus gestiones para que Fayez al Serraj y el comandante Haftar se sienten a negociar

Recep Tayyip Erdogan, Vladimir Putin
Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan inauguraron hoy el gasoducto "TurkStream"Lefteris PitarakisAP

Rusia y Turquía pidieron hoy un alto el fuego en Libia, en cuya guerra civil apoyan a bandos distintos, que debería entrar en vigor a partir de la medianoche del domingo. Así lo anunció en Estambul el ministro de Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, que compareció junto a su homólogo turco, Mevlüt Çavusoglu, tras un encuentro de los presidentes de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y Rusia, Vladimir Putin.

Turquía apoya en Libia al Gobierno de Trípoli, reconocido por Naciones Unidas y dirigido por Fayez al Serraj, pero acosado por las milicias del general rebelde Jalifa Haftar, que controlan grandes partes del país, supuestamente con ayuda de mercenarios rusos. Ankara ha empezado esta semana el envío de un pequeño contingente militar a Trípoli para labores de entrenamiento del Ejército libio y frenar el avance de Hafter.

La guerra en el país norteafricano es uno de los temas de los que hablaron Erdogan y Putin este miércoles durante su encuentro en Estambul, antes de proceder a la ceremonia de inauguración del gasoducto Turkstream, que lleva gas ruso a Turquía.

“Hemos decidido tomar la iniciativa y, como intermediarios, pedimos a todos los bandos en Libia que pongan fin a los enfrentamientos a las 00:00 horas del 12 de enero, declaren un alto el fuego sostenible, con las medidas necesarias para estabilizar la situación en el terreno y normalizar la vida diaria en Trípoli y otras ciudades”, según un comunicado. La nota agrega que los bandos “deben acudir de inmediato a la mesa de negociaciones, con el objetivo de poner fin al sufrimiento del pueblo libio y devolver la paz y la prosperidad al país”.

La UE, con el Gobierno de unidad de Fayed Serraj

Precisamente hoy, el primer ministro del Gobierno de unidad libio, Fayed Serraj, ha sido recibido en Bruselas por las autoridades comunitarias que han mostrado su respaldo a una salida política del conflicto que pase por un diálogo, “con todas las partes” y pilotado por la ONU, que podría conducir al conocido como Proceso de Berlín. Serraj ha mantenido reuniones con el Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, con el presidente del Consejo, Charles Michel, así como con el presidente de la Eurocámara, David Sassoli.

Según ha informado en un comunicado la oficina del jefe de la diplomacia europea, Borrell ha reiterado en su reunión, en la que también estaba presente el ministro libio de Exteriores, Mohamed Taha Siala, que no existe una solución militar a la crisis libia y que la escalada de violencia traerá consigo consecuencias “catastróficas” para el país africano y para toda la región.

Por su parte, el enemigo de Serraj, el general Haftar, ha viajado por sorpresa hasta Roma para entrevistarse con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte. El encuentro tiene lugar esta tarde en la sede del Gobierno italiano, el palacio Chigi, y su contenido es “extremadamente reservado”, explicaron a Efe fuentes del Ejecutivo. Conte recibirá en Roma esta misma tarde Fayez Serraj, a su regreso de Bruselas, donde se reunió con el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.

La reunión de Conte con Haftar se produce mientras éste dirige una ofensiva para conquistar la ciudad costera de Sirte, considerada clave para la seguridad de la ciudad-estado de Misrata y enclave fundamental para la conquista de Trípoli y la toma del país.

El ministro de Exteriores italiano, Luigi Di Maio, ha defendido como una verdadera “prioridad” para Italia la estabilidad de Libia, sumida en el caos y en la guerra desde la caída del dictador Muamar al Gadafi, en 2011. Italia mantiene inmensos intereses políticos, económicos y estratégicos en este país norteafricano. Por ejemplo, desde sus descontroladas costas zarpa la inmensa mayoría de los inmigrantes que ponen rumbo hacia Italia, pero también por intereses económicos y energéticos. La petrolera italiana ENI, participada por el Estado, opera en Libia desde 1959 y su producción en 2018 fue de 302.000 barriles de petroleo cada día.