Defunción
La negligente muerte del periodista Ángel Rafael Cedeño, corresponsal de Mediaset en Venezuela
El colaborador murió ayer en Caracas de forma repentina, aún se desconoce la causa de su defunción
El mundo del periodismo se ha despertado hoy con una triste e inesperada noticia. El colaborador de Telecinco y el diario Nius, Ángel Rafael Cedeño, murió ayer a los 38 años de edad en Caracas (Venezuela). Según ha explicado su compañera Esther Yáñez, compañera de dicho diario, “si no hubiese estado en Venezuela no estaríamos lamentando su pérdida”. En un intento de denunciar las pésimas condiciones de los hospitales del país gobernado por Nicolás Maduro.
“A Ángel no le pasaba nada, aparentemente. Un jueves comenzó a sentirse mal y de repente se desmayó. Se embarcó en el periplo habitual de buscar un hospital que le atendiese en Caracas. No tuvo suerte con los dos primeros, donde le dijeron que ni siquiera había médicos. En los hospitales públicos de Venezuela hay poca cosa. Ni agua, ni sábanas, ni medicamentos, ni médicos. En los privados sí hay, pero cuestan mucho dinero y apenas un 2% de la población puede permitírselo”, explicaba su compañera Yáñez. “No podía respirar, pensé que iba a morir. Y así tocó recorrer otros hospitales hasta llegar al Clínico Universitario donde me atendieron a las patadas y en condiciones infrahumanas. Aquí los pacientes COVID y no COVID permanecen en un mismo lugar. Venezuela es enfrentarte a un sistema de salud colapsado. Una cosa es que lo digamos en un reportaje y otra que lo vivamos en carne propia”. escribió Ángel Rafael a uno de sus compañeros el mismo día de su desmayo. El día que, según relata Yáñez, “comenzó a morirse sin remedio”.
Cuando, después de mucho esfuerzo, consiguió que lo atendieran, le dijeron que no sabían qué le estaba pasando, por lo que le recomendaron reposo y amoxicilina, que es de los pocos medicamentos que aun se pueden encontrar en las farmacias venezolanas. El problema es que estos medicamentos solo combaten infecciones bacterianas, no víricas. Por lo que, al no realizarle las pruebas pertinentes y por consiguiente no tener un diagnóstico claro, el tratamiento no tendría el efecto deseado. Por desgracia, las pruebas que Ángel necesitaba para esclarecer su dolencia, nunca llegaron.
“El lunes fue la última vez que hablamos”, confesaba la periodista. “Le pregunté qué tal estaba, qué necesitaba. Me mandó un mensaje de audio porque no tenía fuerza para escribir. Cuando lo escuché se me pusieron los pelos de punta. Algo raro pasaba. Lo notaba en su voz, en su respiración, haciendo un sobreesfuerzo para comunicarse conmigo.Solo me decía: “Esther, me estoy sintiendo muy mal”. Una hora después me comunicaron su fallecimiento”.
Para finalizar, Esther y sus compañeros quisieron rendir homenaje a su amigo y compañero con un obituario que expresaba: “En nuestros corazones estarás por siempre, Ángel, no habrá olvido mientras haya memoria, y esa será nuestra manera eterna de recordarte y rendirte homenaje, para siempre. No te vas, permaneces. Descanse en paz”.
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