Literatura
La inteligencia artificial «resucita» a Lope de Vega
Descubren una obra teatral del dramaturgo de una forma revolucionaria: ha sido la inteligencia artificial la que ha concluido que «La francesa Laura», de los fondos de la Biblioteca Nacional, la escribió él
Como un ave fénix que resurge de sus cenizas, si es que alguna vez estas se vieron apagadas, la obra de Lope de Vega sigue renaciendo casi 500 años después de su nacimiento. La bibliografía del dramaturgo es un universo en sí mismo, que se expande, retroalimenta, que no deja de sorprender a quienes lo observan, admiran o estudian. No en vano, Miguel de Cervantes alabó la inabarcable capacidad literaria de Lope de Vega apodándole «monstruo de la naturaleza» o «fénix de los ingenios». Entre la dramaturgia y la poesía, no hubo género que se le resistiera a tal hechicero de la imaginación. Y es por ello que Lope de Vega es considerado ya no solo una figura clave del Siglo de Oro, sino también un miura en el excelente y valioso ruedo literario que atesoramos en España. Su obra, como decíamos, está en continua expansión, o así lo han demostrado los investigadores Álvaro Cuéllar y Germán Vega con un nuevo proyecto: a través del uso de Inteligencia Artificial, han descubierto una obra teatral hasta ahora desconocida de Lope de Vega, titulada «La francesa Laura». Se creía de autoría anónima, y proviene de los inmensos fondos de la Biblioteca Nacional de España (BNE).
El proyecto, cuyas conclusiones han sido publicadas en el «Anuario Lope de Vega», se titula ETSO: Estilometría aplicada al Teatro del Siglo de Oro, y viene funcionando desde 2017. «La época aurisecular fue un capítulo importante en la dramaturgia española, pero presenta bastantes problemas de atribución que siempre nos han tenido a los filólogos pendientes», explica a este diario Germán Vega. Ante tal carencia, decidieron echar mano de las nuevas tecnologías, ya que «ofrecen nuevas posibilidades para averiguar las autorías anónimas o corregir las mal atribuidas». Y para ello utilizaron dos soportes, aunando el empleo de técnicas informáticas avanzadas con la investigación filológica tradicional. Todo ello, con la crucial ayuda de la BNE, pues posee el más rico fondo de manuscritos teatrales del mundo.
En primer lugar, una cantidad ingente de manuscritos fueron transcritos automáticamente a través de la herramienta Transkribus, Inteligencia Artificial gracias a la que se pueden transcribir de manera certera manuscritos antiguos con alto grado de precisión. Algo que parece sencillo, pero que gana complejidad si se tiene en cuenta lo enrevesado de sus letras o las tachaduras que puedan contener estos documentos. «La máquina aprende de los errores que le vas señalando, y crea modelos para aplicarlos a otros manuscritos», apunta Vega, y así es como consiguieron finalmente transcribir la friolera de 1.300 obras teatrales en tan solo unas horas. Y fue entonces cuando se produjo el hallazgo: cuando la IA se volcó en la atribución autoral de cada texto, «La francesa Laura» se clasificó automáticamente como escrita por Lope de Vega. «Con nuestra experiencia con este programa vimos que nos señalaba aspectos que llevaban a pensar que era una obra de Lope», apunta el experto. Pero no así se convencieron, pues vieron necesaria la confirmación a través de métodos filológicos tradicionales.
«Todo cuadraba»
La IA fue, por tanto, indispensable para transcribir en tiempo récord cientos de obras teatrales, así como para hallar una que se alineaba con la obra de Lope de Vega. Pero, si alguien teme que estas nuevas tecnologías se harán con toda disciplina hasta dejarnos a las personas sin utilidad reconocida, aquí puede encontrar su tranquilidad. Pues no fueron suficientes las conclusiones extraídas del resultado informático: aunque estaban bastante seguros de ello, necesitaban reafirmar que se había producido un hallazgo de tal calidad y valor, por lo que los investigadores iniciaron un estudio filológico en términos tradicionales. Recurrieron entonces al análisis léxico, al estudio de la versificación –cómo Lope usaba la métrica de sus obras–, a la ortología –cómo pronunciaba las palabras y empleaba diptongos, hiatos o sinalefas–, así como al estudio de ecos lopescos en personajes, tramas o expresiones, y las relacionaron con otras obras de Lope de Vega. «Y todo cuadraba, no había nada que contradijera el hecho de que ‘’La francesa Laura’' era del dramaturgo, encaja en su producción teatral como un guante», explica Vega.
«Es una obra del Lope de Vega tardío, escrita unos 7 u 8 años antes de su muerte», continúa el investigador y también catedrático de la Universidad de Valladolid, «calculamos que la escribió en 1630. No es de los grandes textos de Lope, no es un ‘’Castigo sin venganza’' o un ‘’Caballero de Olmedo’, pero sí es una obra muy digna, con muchos rasgos que remiten claramente al dramaturgo». Y, si ha llegado a ser tan concluyente que se trata de un texto suyo, ¿cómo ha podido pasar desapercibido durante tanto tiempo? «Porque estaba conservada en un manuscrito catalogado en el siglo XVIII y de forma anónima», justifica Vega, «está bastante bien conservada, y tiene una acción dinámica, es una comedia de enredo donde hay amor, celos y situaciones políticas, una combinación muy interesante». La trama de la obra, que actualmente está editando Gredos para su publicación en unos 3 o 4 meses, transcurre en Francia, y gira en torno a Laura, hija del Duque de Bretaña y casada con el conde Arnaldo. El Delfín, heredero al trono de Francia, se encapricha de ella y se dispone a cortejarla cueste lo que cueste, pero la protagonista se resiste tanto a sus envites como a las sospechas de su marido. Este último, en un ataque de celos y por temor a la deshonra, intenta incluso acabar con la vida de Laura mediante un potente veneno. Una obra cargada de gran fuerza dramática, compuesta en un periodo en que la corona francesa se alió con la española frente a la inglesa a finales de los años 20, en plenas tensiones de la Guerra de los Treinta Años. De nuevo, una gran demostración de la inacabable imaginación del autor, de la infinita aportación hacia el teatro aurisecular del Fénix, para quien la vida era una sed que solo podía saciar a través de la literatura.
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