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La defensa de la Ley Trans por parte de Ángela Rodríguez Pam genera críticas tras manipular el caso de una joven trans arrepentida

La secretaria de Estado de Igualdad es señalada por utilizar el caso de Susana Domínguez para defender la nueva Ley Trans, que algunos temen puede perjudicar a menores que se arrepientan de su transición

La secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez Pam
La secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez PamAlberto OrtegaEuropa Press

El caso de Susana Domínguez, una joven gallega que ha denunciado a la Sanidad pública española por empujarla a una transición irreversible a los 15 años, ha generado una gran polémica en el contexto de la reciente aprobación de la Ley Trans. La joven, que ahora tiene 21 años, se arrepiente de haber iniciado la hormonación y la cirugía de reasignación de género y achaca su confusión a la adolescencia, sus problemas mentales y un autismo que no le detectaron antes de iniciar el proceso.

El caso de Susana ha sido utilizado por la Secretaría de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam, para defender la nueva Ley Trans, que según ella "desvincula el cambio de sexo y de nombre para los menores y adultos de la obligación de operaciones y de la hormonación". Sin embargo, como señala la propia Susana en Twitter, la ley gallega bajo la que ella inició su transición ya contemplaba esta desvinculación, por lo que la afirmación de Rodríguez Pam no tiene fundamento.

Lo que realmente preocupa a Susana y a muchos otros críticos de la Ley Trans es la despatologización de lo trans, es decir, la eliminación de la necesidad de un diagnóstico médico para iniciar un proceso de transición. Si bien esto puede parecer un avance en la lucha contra la discriminación, algunos temen que pueda llevar a un aumento de las transiciones irreversibles, como en el caso de Susana, sin tener en cuenta otros factores que puedan estar afectando a la identidad de género de los menores.

La realidad es que la disforia de género es un trastorno mental reconocido por la comunidad médica, y es importante que se diagnostique adecuadamente antes de iniciar cualquier proceso de transición. De lo contrario, como en el caso de Susana, pueden producirse consecuencias irreversibles que afecten negativamente a la vida de los jóvenes afectados. La nueva Ley Trans parece ignorar este hecho y, en su afán por proteger a la comunidad trans, puede estar poniendo en peligro la salud mental y física de algunos menores.

El caso de Susana es un ejemplo de cómo la falta de atención psicológica adecuada y el apoyo emocional pueden tener consecuencias desastrosas para la salud mental y física de una persona. Según el relato de la propia Susana, su experiencia comenzó cuando se encontraba lidiando con problemas de salud mental a los 15 años. Como muchas personas jóvenes, buscaba refugio en internet, y fue allí donde encontró videos de personas que habían cambiado de sexo y afirmaban que su salud mental había mejorado. En una entrevista al "El Mundo" Susana recuerda que "Todo fue por ver vídeos de YouTube, de gente que había cambiado de sexo y decía que su salud mental había mejorado".

Después de ver estos videos, Susana comenzó a pedir testosterona y cirugía para transicionar lo que preocupó a su madre, quien decidió hablar con la psiquiatra que la estaba tratando. Su madre asegura que "se pasaba el día llorando, diciendo que necesitaba testosterona y operarse, que sólo eso podía ayudarla". En lugar de ayudar a Susana a explorar sus sentimientos, la psiquiatra afirmó que si se sentía como un chico, entonces era un chico." Su madre explica que la psiquiatra le dijo "La sorpresa fue que me dijo desde el primer momento: 'Tiene usted que aceptarlo. Si ella se siente chico, es que es chico’" Es entonces cuando inició un camino de transición que no tuvo marcha atrás, y Susana comenzó a hormonarse a los 16 años y a los 18 le realizaron una doble mastectomía y se cambió de nombre en el registro civil para llamarse Sebastián.

La madre de Susana continua diciendo que "Yo nunca había pensado que Susana fuera un chico. De hecho, mi hijo pequeño siempre se ha puesto vestidos y diademas, y siempre se ha pintado las uñas, yo creo que por imitación de su hermana, nunca pensé que fuera transexual... Pero, bueno, le pregunté a la psiquiatra si quizás ése era el motivo de que ella hubiera tenido tantos problemas. Me dijo: 'Seguro, sería eso'"

Tras someterse a la cirugía, Susana comenzó a sentirse peor, y finalmente, a los 19 años, decidió dejar de tomar hormonas masculinas y aceptar su género original. A pesar de que la joven ha llegado a un punto de aceptación, el daño físico y emocional es irreversible, y su madre siente una gran culpa por no haber intervenido antes para evitar la transición.

Su madre lamente que "Empezó a sentirse fatal, sólo quería que la ingresaran. Al poco tiempo, Susana me dijo que ya no quería ser chico, que era una chica". Mientras Susana explica que: "Cuando estaba transicionando me seguía sintiendo mal. A veces pensaba que igual me había equivocado y que igual solo era una chica con problemas mentales. Luego encontré el foro Detrans en Reddit para gente que se arrepiente de transicionar, y me identificaba con lo que ponían. Sentí ira contra ese psicólogo que me hizo los informes sabiendo que esto no me iba a ayudar. Me quería morir".

La historia de Susana es desgarradora y dolorosa. El camino de la transición no siempre es fácil, y en algunos casos, puede llevar a consecuencias irreversibles que cambian la vida de una persona para siempre. La falta de apoyo y acompañamiento psicológico puede tener consecuencias graves, como en el caso de Susana, quien ahora se arrepiente de su decisión. La experiencia de Susana y su madre resalta la importancia de la educación y el apoyo para las familias de personas trans. Amanda, la Agrupación de Madres de Adolescentes y Niños con Disforia Acelerada, ha sido una fuente de apoyo invaluable para ellas, pero también es necesario que haya más recursos y organizaciones que brinden este tipo de ayuda.