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¿Hay vida inteligente en el Universo?: Encuentran ADN "extraterrestre" en humanos

Un estudio afirma haber identificado 348 variantes genéticas “no parentales” que no coinciden con los progenitores de los sujetos analizados.

Un investigador afirma haber encontrado pruebas genéticas de una intervención cósmica en nuestra evolución Espacio Misterio

Hay ADN alienígena en tus células”. La frase parece sacada de una película de ciencia ficción, pero proviene del propio Dr. Max Rempel, fundador de la DNA Resonance Research Foundation. Su equipo ha publicado un estudio -aún sin revisión por pares- que ha provocado una oleada de curiosidad y escepticismo en la comunidad científica.

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El trabajo analiza genomas humanos, tanto de individuos comunes como de personas que aseguran haber sido abducidas por extraterrestres, y afirma haber identificado 348 variantes genéticas “no parentales” que no coinciden con los progenitores de los sujetos analizados. Para Rempel, estos fragmentos no encajarían con los mecanismos de herencia conocidos ni con las herramientas de edición genética desarrolladas hasta hoy.

Según Rempel, todos los individuos estudiados nacieron antes de 1990, lo que descarta que las supuestas alteraciones sean producto de la técnica CRISPR, una herramienta de edición genética inventada décadas después. Su equipo habría contrastado además los resultados con datos de 23andMe, encontrando familias donde aparecen secuencias genéticas que ni el padre ni la madre portaban.

Sin embargo, el propio investigador es una figura controvertida. En plataformas académicas como ResearchGate aparece bajo el nombre Max Myakishev-Rempel y lidera un laboratorio independiente -el DNA Resonance Lab- dedicado a teorías poco convencionales: resonancia del ADN, inserciones genéticas no naturales y modelos de manipulación externa de genomas.

Su estudio, titulado Preliminary Evidence of Traces of Alien Genetic Manipulation in Humans, examina 581 familias del proyecto 1000 Genomes y asegura haber identificado 11 con fragmentos genéticos imposibles de atribuir a los progenitores. En uno de esos casos, dos cromosomas presentaban 348 variantes simultáneas. “No existe explicación biológica estándar para algo así”, sostiene Rempel.

Hallan ADN extraterrestre en humanosEspacio Misterio

Ciencia o ruido estadístico

La comunidad científica, sin embargo, llama a la prudencia. El documento es un preprint, es decir, un trabajo no revisado por pares, y los propios autores admiten limitaciones: las bases de datos públicas pueden contener errores de secuenciación y los equipos de genotipado comercial —como los de 23andMe— no tienen la precisión necesaria para detectar inserciones ajenas con fiabilidad.

“El riesgo de interpretar ruido como señal es enorme”, advierte la genetista María Blasco, directora del CNIO. “Una simple contaminación o error de mapeo puede producir lo que parece una secuencia desconocida. Antes de hablar de ADN extraterrestre, habría que confirmar los resultados con tecnología de secuenciación de nueva generación”.

Max Rempel, autor del estudio que encontró ADN extraterrestreEspacio Misterio

Entre la ufología y la biología molecular

A pesar de las dudas, la hipótesis de Rempel conecta con ideas que circulan en el ámbito de la ufología desde hace décadas: la posibilidad de una hibridación genética entre humanos y seres no terrestres. De forma polémica, el investigador sugiere que estas supuestas inserciones podrían vincularse a rasgos neurodivergentes -como el autismo o el TDAH- e incluso a una “evolución asistida” de la conciencia humana.

Según Rempel, algunos de esos fragmentos podrían estar relacionados con habilidades cognitivas o sensoriales no habituales. Llega a plantear que, en un futuro, la humanidad podría descubrir que parte de su genoma ha sido modificado “desde fuera” para impulsar un salto evolutivo. Por ahora, todo es pura especulación.

La genética convencional recuerda que tales afirmaciones requieren pruebas experimentales reproducibles. Rempel propone usar tecnologías de secuenciación de genoma completo (WGS) con muestras limpias de familias voluntarias. Solo si se confirmaran fragmentos largos de ADN sin homología conocida y ausentes en los padres, se podría hablar de un fenómeno verdaderamente extraordinario.

De momento, no hay evidencias verificadas de ADN no terrestre en humanos. Sí se han hallado en meteoritos los “ladrillos” químicos del ADN -adenina, guanina, timina y citosina-, pero eso no implica intervención alienígena, sino que los componentes básicos de la vida pueden formarse en el espacio.

Aun así, el debate toca una fibra sensible: la frontera entre ciencia y mito, entre curiosidad cósmica y rigor empírico. Como concluye la bioeticista Elena Campos, “lo importante no es cerrar la puerta a las ideas, sino exigir que crucen el umbral del método científico”.

¿Y si, pese a todo, hubiera fragmentos de nuestro genoma que aún no comprendemos? Tal vez, como sugiere Rempel, el misterio no esté en el cielo, sino dentro de nuestras propias células.