Alcalá de Henares

El ayuntamiento de Alcalá se pone firme: analiza el ADN de las heces de los perros y mete sanciones importantes

La guerra contra los excrementos caninos en Alcalá de Henares ya tiene un arma genética: el análisis de ADN ha permitido tramitar casi 200 sanciones a dueños incívicos, con multas que alcanzan los 3.000 euros

perro labrador
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El cerco a los dueños de perros incívicos en Alcalá de Henares se ha cerrado por partida doble. La implantación de un sistema de análisis de ADN para los excrementos caninos no solo persigue mantener las calles limpias, sino que se ha revelado como una herramienta implacable para aflorar el censo de mascotas. Gracias a este método, el consistorio ha conseguido identificar a 150 animales que no estaban inscritos en el registro genético obligatorio, demostrando que la medida es un sistema con un doble filo.

De hecho, el procedimiento es casi forense. Son los propios agentes de la Policía Local quienes recogen las muestras abandonadas en la vía pública para enviarlas a analizar. Estas se cotejan con una base de datos municipal que ya contiene el perfil genético de casi 10.000 perros, lo que permite identificar al infractor sin ningún género de dudas. La tecnología se pone así al servicio de la limpieza y el control municipal.

En este sentido, la eficacia del mecanismo se refleja en las cifras. El Ayuntamiento ya ha tramitado 197 expedientes sancionadores contra los propietarios de los animales identificados, un dato que confirma la viabilidad de la iniciativa. Cada expediente representa una falta de civismo detectada y corregida gracias a la genética.

Sanciones económicas y el fomento del civismo

Por otro lado, las consecuencias para el bolsillo de los infractores son notables. Las ordenanzas municipales contemplan multas de hasta 3.000 euros, con un mínimo de 300 euros. La sanción castiga tanto el hecho de no recoger los excrementos como el incumplimiento previo de la obligación de inscribir al animal en el censo genético, atacando el problema desde dos frentes distintos pero complementarios.

No obstante, fuentes municipales insisten en que el objetivo principal no es recaudar. Subrayan que el espíritu de la norma es educativo y que la finalidad última es promover una tenencia responsable y fomentar el civismo entre los vecinos para mantener la ciudad más limpia, un patrimonio que pertenece a todos los alcalaínos.