Tribunales canadienses

Le imponen pagar 3.000 euros de multa por presentar información generada por IA como parte de su defensa legal

El juez calificó su actuación de “altamente reprobable” y advirtió sobre los riesgos del uso no supervisado de esta tecnología en los tribunales

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Un ciudadano de Quebec, identificado como Jean Laprade, ha sido multado con 5.000 dólares canadienses (unos 3.000 euros) por haber utilizado información “fabricada” por inteligencia artificial en su defensa judicial. La sanción fue impuesta por el juez Luc Morin, del Tribunal Superior de Quebec, quien consideró que el intento de Laprade de introducir documentos falsos comprometía la integridad del sistema legal.

El caso pone fin a una larga batalla judicial con episodios dignos “de un guion cinematográfico”, según el propio fallo. Entre los hechos que rodean el proceso se incluyen un avión que fue trasladado sin autorización, alertas rojas de Interpol y negociaciones por aeronaves realizadas en Guinea, África occidental. Laprade había sido condenado previamente por desviar un avión de valor superior al acordado en un contrato y por frustrar los intentos de dos compañías aéreas de recuperarlo.

En 2021, la Cámara de Arbitraje Internacional de París ordenó al empresario abonar 2,7 millones de dólares canadienses por la aeronave, retenida desde 2019 en el aeropuerto de Sherbrooke. Durante su defensa en Canadá, Laprade aportó documentos ficticios generados por inteligencia artificial: ocho supuestos casos inexistentes, decisiones falsas y conclusiones incoherentes.

Una advertencia judicial sobre el uso de la IA

El juez Morin recordó que en 2023 los tribunales ya habían emitido un aviso a la comunidad jurídica sobre el uso de la inteligencia artificial, subrayando que toda información generada por sistemas automatizados debe pasar por un “riguroso control humano”. En su resolución, calificó el intento de Laprade de engañar al tribunal y a la parte contraria como una “grave infracción” del deber de respeto procesal.

El acusado, de 74 años, reconoció haber empleado programas de inteligencia artificial para elaborar su defensa y admitió que sus escritos “probablemente no fueron perfectos”. Morin señaló que, aunque el empresario actuó sin asistencia legal y con la intención de defenderse, su conducta seguía siendo “altamente reprobable” y debía asumir “todo el oprobio” derivado de las citas inventadas que presentó ante el tribunal.

El juez destacó que el caso ilustra los peligros de confiar en herramientas de inteligencia artificial sin verificación, advirtiendo de que su uso podría poner a prueba la vigilancia judicial en el futuro próximo. “Aunque sus promesas son tan atractivas como los temores que despierta su uso indebido, la inteligencia artificial pondrá a prueba la prudencia de los tribunales durante los próximos años”, escribió Morin en su sentencia.