Delincuencia

Llevaba una vida de lujo a base de robar cuadros del museo donde trabajaba y cambiarlos por réplicas

El Deutsches Museum en Múnich es conocido por su vasta colección de arte y objetos, que abarcan temas que van desde la aviación hasta la física

Deutsches Museum en Múnich, Alemania
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Trabajar en un museo suele ser una tarea encomiable, pero en el caso de uno de los empleados del Deutsches Museum en Múnich, Alemania, esta labor tomó un giro oscuro lleno de delincuencia. Este joven de 30 años, cuyo nombre se mantiene en el anonimato debido a las leyes de protección de la privacidad en Alemania, fue condenado por llevar a cabo un plan maestro para robar cuadros auténticos y reemplazarlos por astutas falsificaciones, todo con el fin de financiar un lujoso estilo de vida.

Esta institución, que cuenta con más de 100,000 objetos en su colección, atesora obras de gran valor artístico e histórico. Por esta razón, el museo se esmera en conservar sus tesoros culturales y asegurarse de que estén a salvo bajo la vigilancia de su personal. Sin embargo, este empleado en particular, que trabajó en el museo entre 2016 y 2018, decidió tomar un rumbo completamente diferente. Su intrincado modus operandi consistía en sustituir obras auténticas por falsificaciones meticulosamente elaboradas y luego vender los originales en la propia casa de subastas del museo.

Uno de los cuadros que desapareció de las paredes del museo fue "El cuento de hadas del Rey Rana", una obra del renombrado pintor Franz von Stuck, datada en 1891. Además, el delincuente sustrajo y posteriormente vendió otras piezas valiosas, incluyendo "Degustando el vino" de Eduard von Grützner y "Dos muchachas recogiendo leña en las montañas" de Franz von Defregger. El dinero obtenido de estas ventas fraudulentas ascendió a la asombrosa cifra de 70,000 euros. Para encubrir su ilícita actividad, el ladrón alegó que los cuadros procedían de la herencia de sus abuelos. Pero el propósito de sus acciones no era altruista; más bien, buscaba financiar su estilo de vida de lujo.

Con el dinero , el ladrón se permitió comprar un apartamento, un Rolls-Royce y costosos relojes. Sin embargo, su plan fue descubierto gracias a un tasador interno del museo que notó que los cuadros no coincidían con las fotografías del catálogo de la institución. El tribunal de Múnich dictaminó una sentencia de 21 meses de prisión sin cumplimiento para el joven. Aunque se mostró arrepentido por sus acciones, se le ordenó pagar 60,000 euros al museo por las obras robadas y suplantadas. El tribunal declaró que el ladrón "había actuado sin pensar", dejando atrás un asombroso relato de engaño y traición en el mundo del arte.