Bienestar
Los mejores probióticos: por qué se vuelven esenciales a partir de de los 40
El equilibrio de la microbiota intestinal se vuelve más frágil con la edad y su cuidado resulta clave para la digestión, la energía y las defensas.
Durante años, los probióticos se han asociado principalmente con el bienestar digestivo, pero la ciencia ha demostrado que su influencia va mucho más allá del intestino: intervienen en la absorción de nutrientes, el metabolismo, el sistema inmunitario e incluso en el equilibrio hormonal.
Y es precisamente a partir de los 40 años cuando su papel se vuelve fundamental, debido al progresivo deterioro del equilibrio de la microbiota intestinal, ese ecosistema de billones de bacterias que actúan como una extensión invisible de nuestra salud.
Con la edad, la diversidad bacteriana disminuye y factores como el estrés, una dieta pobre en fibra, los cambios hormonales o el uso prolongado de antibióticos alteran ese equilibrio. “Con la edad, el equilibrio intestinal se altera y eso puede afectar a la absorción de nutrientes o incluso al metabolismo”, explica Vanessa Ablanedo Cases, farmacéutica titular de Farmacia Schultz 79 (Gijón), especializada en salud digestiva para Naturadika. “Un probiótico bien diseñado, con cepas procedentes de la microbiota humana, puede ayudar a conservar una flora intestinal diversa y funcional.”
Mucho más que digestión: el intestino como centro del bienestar
El intestino no solo procesa los alimentos: se comunica con el cerebro, las hormonas y el sistema inmunitario. Cuando este diálogo se interrumpe, todo el organismo lo nota. Uno de los descubrimientos más relevantes de los últimos años es el papel del estroboloma, el conjunto de bacterias intestinales que interviene en el metabolismo de los estrógenos. Su desequilibrio puede causar síntomas como hinchazón, retención de líquidos, irritabilidad o aumento de peso, especialmente durante la perimenopausia y la menopausia.
“Cuidar la microbiota intestinal es una forma indirecta, pero muy eficaz, de apoyar el equilibrio hormonal en la madurez”, explica Ablanedo Cases. “Cuando el intestino está en equilibrio, se nota en la energía, en la piel y hasta en el estado de ánimo.”
Alimentación, estilo de vida y probióticos
Una microbiota sana se construye a partir de una alimentación rica en fibra, frutas, verduras y alimentos fermentados, junto con descanso suficiente y una vida activa. No obstante, los probióticos en cápsulas pueden ser un complemento útil para restaurar el equilibrio intestinal cuando este se ha visto alterado.
Los mejores probióticos combinan cepas específicas con prebióticos, los nutrientes que alimentan a las bacterias beneficiosas. Esta combinación -conocida como simbiótico- potencia la eficacia del tratamiento y mejora los resultados a largo plazo. “El objetivo no es añadir bacterias, sino restaurar el diálogo natural del intestino con el resto del cuerpo”, subraya la farmacéutica.
El caso de Probiotic Balance: precisión y eficacia
Un ejemplo de esta nueva generación de simbióticos es Probiotic Balance de Naturadika, que incorpora el complejo SynBalance SmilinGut. Su fórmula contiene tres cepas probióticas derivadas de la microbiota humana -Lactobacillus plantarum, Lactobacillus rhamnosus y Bifidobacterium animalis- junto con prebióticos FOS (fructo-oligosacáridos).
Esta sinergia ayuda a reducir la fermentación excesiva que provoca gases o hinchazón, mejora la tolerancia digestiva y mantiene una microbiota más estable. Además, su cápsula de liberación retardada garantiza que las bacterias lleguen vivas al intestino, donde ejercen su acción real. “Estas cepas actúan con una especie de inteligencia ecológica”, detalla Ablanedo. “No colonizan de forma permanente, sino que ayudan al intestino a recuperar su capacidad natural de equilibrio.”
Por su diseño simbiótico y evidencia clínica, Probiotic Balance se posiciona entre los mejores probióticos de farmacia para quienes buscan un apoyo digestivo integral.
Ciencia, constancia y personalización
Los expertos insisten en que no existe un único probiótico ideal, ya que su eficacia depende del perfil de cada persona y del tiempo de uso. Cepas como Bifidobacterium animalis se asocian con una mejor regularidad intestinal, mientras que Lactobacillus rhamnosus se recomienda tras tratamientos antibióticos. “La clave está en elegir fórmulas con cepas documentadas, preferiblemente procedentes de microbiota humana, y mantenerlas de forma constante durante varias semanas”, puntualiza la farmacéutica.
Un aliado silencioso en la madurez
Más allá del confort digestivo, los probióticos se consolidan como aliados silenciosos del bienestar integral. Cuidar la microbiota intestinal contribuye a mejorar la digestión, fortalecer el sistema inmunitario y equilibrar el metabolismo. “A partir de los 40, cuidar la microbiota es cuidar todo el organismo”, concluye Vanessa Ablanedo Cases. “El intestino actúa como un centro de equilibrio: cuando funciona bien, todo se ordena a su alrededor.”