América Latina
Chile cierra fronteras y aumenta restricciones por COVID-19
Chile anunció el jueves el cierre de sus fronteras por 30 días a partir del lunes e incrementó las restricciones a la movilidad en un nuevo intento por reducir el incremento de contagios de coronavirus
(AP). Chile anunció el jueves el cierre de sus fronteras por 30 días a partir del lunes e incrementó las restricciones a la movilidad en un nuevo intento por reducir el incremento de contagios de coronavirus, el cual ha vuelto a poner en jaque la disponibilidad de camas de hospital.
Las restricciones incluyen la prohibición del ingreso y salida de la nación sudamericana de todos los chilenos y extranjeros residentes. En los cruces por tierra podrá permitirse el ingreso a camioneros que transporten bienes esenciales sólo si presentan una prueba reciente de que dieron negativo.
La subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell, que anunció las medidas, indicó que sólo se podrá ingresar o salir del país en situaciones extraordinarias, debidamente acreditadas.
“Es un momento de tomar medidas difíciles y necesitamos el esfuerzo de todos, por lo que se cierran las fronteras del país y se restringen los viajes al extranjero por todo el mes de abril, tanto a ciudadanos chilenos y a extranjeros residentes en el país”, señaló. Tampoco ingresarán durante un mes los extranjeros provenientes de naciones donde hay una “transmisión comunitaria” del coronavirus.
Por su parte, la aerolínea LATAM anunció en su sitio web que a partir del lunes suspenderá sus vuelos internacionales desde y hacia Chile, y señaló que mantendrá “una operación reducida” mientras dure el cierre de fronteras, “para permitir la repatriación de residentes o para extranjeros que deseen salir de Chile”.
El país ha vacunado contra el COVID-19 al 35% de su población en menos de dos meses. Las autoridades señalan que ha disminuido el ingreso de adultos mayores a unidades de terapia intensiva, pero ha aumentado la hospitalización de adultos que aún no han sido inmunizados debido a su edad. Además, el gobierno ha reportado que la ocupación de camas con ventilador está en un 96%.
Hasta ahora hay más de un millón de contagiados y más de 23.000 fallecidos en el país.
Más del 84% de los chilenos está en cuarentena para frenar las infecciones, pero el confinamiento no se ha traducido en una disminución considerable de la movilidad porque el gobierno otorga millones de permisos temporales diarios para salir a realizar trámites legales y judiciales, comprar bienes indispensables y asistir al médico, entre otras cosas.
La policía otorgó en línea más de 4,8 millones de pases individuales tan sólo entre lunes y miércoles. Además, empresas que dicen ser esenciales tienen otros cinco millones de autorizaciones colectivas para sus trabajadores.
Sin embargo, a partir de ahora las autoridades dijeron que limitarán los permisos. Por ejemplo, se dispuso que los fines de semana las personas sólo podrán obtener uno, y exclusivamente para adquirir bienes esenciales como medicamentos, alimentos, artículos de aseo e higiene personal. Además, se prohibieron las entregas a domicilio de bienes que no sean de primera necesidad, y las empresas no podrán solicitar pases para los empleados que realizan labores administrativas, contables, financieras o de asesoría.
El endurecimiento de las restricciones se aplica en un momento en que los contagios siguen aumentando, con más de 7.000 diarios durante cinco jornadas consecutivas la última semana, superando el máximo de 6.938 de junio de 2020. El jueves se informó de un nuevo récord de infectados: 7.830 en las últimas 24 horas.
A pesar de la fuerte oposición de los gremios médicos tras una meseta de contagiados diarios de unos 4.000 en enero y febrero, el gobierno entregó permisos especiales de vacaciones a unos cuatro millones de personas que circularon por todo el país y autorizó la apertura de comercios no esenciales, incluidos gimnasios y casinos.
El ministro de Salud, Enrique Paris, atribuyó el alza en los contagios a personas que durante sus vacaciones descuidaron el respeto a las normas sanitarias básicas. “A lo mejor no fuimos suficientemente claros en la comunicación de riesgo”, dijo.
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