El derbi de Champions

Coronavirus
Lunes
Mi padre, que ya tiene una edad casi venerable, me ha contado muchas veces que la España de su niñez y la España de ahora son muy distintas, afortunadamente. Le he oído contar en varias ocasiones que cuando él era pequeño en Almodóvar del Río veía cómo personas mayores que ya no podían trabajar se morían en la calle en la más absoluta miseria por no tener ningún servicio público ni pensión que les mantuviera. También me ha contado el desarrollo de los sesenta, la Transición, la llegada de la democracia, la entrada en Europa, el despegue económico, el trabajo infinito con buenos sueldos. Toda esa generación, y un poco más mayor que mi padre, es la que ha levantado este país, la que nos ha modernizado y nos ha dejado una vida mejor de la que nadie podría imaginar y también es la que ahora muere irremediablemente. Si fuéramos una tribu prehistórica estaríamos perdidos pues nuestra memoria, nuestra sabiduría, los recursos para sobrevivir y mejorar estarían desapareciendo con ellos. Pero lo cierto es que todo eso lo estamos perdiendo también ahora. Gracias a todos ellos por todo, a mis padres y a todos los que tanto han trabajado por nosotros.
Martes
Las muestras de solidaridad estos días son abrumadoras. No hay municipio grande o pequeño, ciudad o provincia, que no tenga a particulares, empresas grandes o pequeñas haciendo mascarillas o batas protectoras caseras para ayudar. Y luego está el grupo de cuatro malnacidos de La Línea que han tratado de impedir que alojen a los pobres ancianos de Alcalá del Valle en una residencia de ese municipio. Miserables, desgraciados, no se me ocurre otro nombre para describir a esa gentuza. Imagino al pobre grupo de abuelos, ya suficientemente asustados por la situación, acurrucados en el autobús mientras esos energúmenos les tiran piedras y les insultan y la rabia me invade. Luego calma esa indignación ver a la mayoría de linenses aplaudir ante su llegada. Como siempre los rebuznos de cazurros y analfabetos hacen mucho ruido pero en realidad son una minoría.
Miércoles
Es una paradoja que a quien les estemos comprando mascarillas a mansalva sea a China, de donde viene este virus. No culpo a los chinos pero sí a su gobierno porque al ser una dictadura ferozmente totalitaria, algo que desde hace unos años parece haber olvidado todo el mundo, no me creo su información. No me creo que lo supieran cuando han dicho que lo supieron, no me creo sus cifras, no me creo nada. Lo que sí me creo es que su absurda medicina tradicional y sus remedios caseros de cuerno de rinoceronte para la potencia sexual o colmillo de tigre para la alopecia están detrás de todo esto. ¿Cuándo vamos a prohibir a nivel planetario su falsa medicina –empezando por cambiarle el nombre porque de medicina no tiene nada- que no sirve para absolutamente nada y que en cambio está exterminado especies por toda la Tierra y trayendo estos brotes de enfermedades imparables? Y no, que no me vengan ahora a decir que sí que sirve y que es una tradición milenaria que hay que conservar. Detrás de todo este mercado hay empresas gigantescas con beneficios millonarios, no es la tiendecita del entrañable abuelo Fei Xien de bigotes largos y blancos en una callejuela de Pekín.
Jueves
De nuevo Europa dando la espalda a sus propios socios. De nuevo las dos velocidades: los mediterráneos y los del norte. Una vez más la Unión Europea se dispara en el pie y la miopía y soberbia de sus socios más ricos impiden una acción conjunta que demuestre nuestra fortaleza y nuestra unión. Me pregunto si los holandeses van a mantener su negativa a emitir coronabonos cuando su mínima sanidad no alcance a cubrir la avalancha de enfermos en un par de semanas, no pueda comprar material de protección en los mercados y empiece a pedir ayuda desesperadamente ante el crecimiento de fallecidos. A ver si ahí nos siguen llamando cerdos, PIGS, ese acrónimo increíblemente racista y despectivo que utilizan, sorpresa, algunos economistas anglosajones. Algún día surgirá el euroescepticismo en el sur y tendrá razones para ello.
Viernes
Quiero pensar que de esta crisis va a salir algo bueno en la política. Sueño con que su nefasta gestión se lleve por delante a todos los políticos que no han gestionado ni la escalera de su comunidad en su vida, que arrastre a todos esos ineptos productos de partido, a los trepas, a los obtusos, a los servidores de su amo. A las ministras que todavía defienden la manifestación del 8M y que mezclan feminismo con enfermedad; a los vicepresidentes que dicen que este virus entiende de clases sociales; a los fanáticos ignorantes que todavía ponen por encima de curar a la gente su independentismo pueblerino; y finalmente al presidente que no tuvo cuidado con lo que deseó y que ahora no tiene autoridad ni siquiera sobre su propio gobierno. Imagino un futuro cercano luminoso donde los ciudadanos elijamos a personas honradas, trabajadoras e inteligentes para los puestos de poder. Imagino también la disolución en el olvido de todos aquellos líderes de redes sociales, personajes tontainas, simples e ingenuos hasta la estupidez que aprovechan para criticar a la policía o hacer paralelismos vacuos. Ya lo decía Ganivet, a ideas nuevas personas nuevas. Pero quizás nos sobreestimo.
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