"El bloc"

Líbrame de los amigos

Al PSOE lo ha contaminado la bacteria del sectarismo y un acuerdo con el Gobierno de centro-derecha en Andalucía dejaría en evidencia a Pedro Sánchez

El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, en las jornadas en las que se conmemoró el 40 aniversario de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), en Torremolinos (Málaga). EFE/Jorge Zapata
El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, en las jornadas en las que se conmemoró el 40 aniversario de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), en Torremolinos (Málaga). EFE/Jorge ZapataJorge ZapataEFE

A Espadas se le nota que se siente más cómodo negociando presupuestos con políticos de otras formaciones que lidiando con esas miserias partidarias que tanta energía chupan y tanto entretienen a la crítica especializada, siempre ávida de morbo. En el Ayuntamiento de Sevilla, el (todavía) alcalde gobierna en minoría desde 2015, lo que no le ha impedido sacar adelante las cuentas anuales con los votos, sucesivamente, de los grupos de su izquierda (Podemos y esquejes varios) y los de su derecha (Cs y PP). Ahora, investido como opositor autonómico en jefe, este Juan protagoniza, con su tocayo Moreno Bonilla, escenas del sofá que ríanse ustedes del Tenorio y de doña Inés, ahora que estamos en fecha propicia. Ambos donjuanes anuncian una segunda intentona de cuadrar los dineros de la Junta para el ejercicio 2022 sin aquiescencia de los periféricos del arco parlamentario, que braman iracundos por el regreso del bipartidismo. Buena cosa sería… si lo dejasen. Resulta, sin embargo, que al PSOE lo ha contaminado la bacteria del sectarismo y un acuerdo con el Gobierno de centro-derecha en Andalucía dejaría en evidencia a Pedro Sánchez, rehén de su manía de asociarse con lo peorcito de cada casa y, por ello, obligado a rendir pleitesía a cuanto desgarramanta tenga un diputado susceptible de prolongarle la estancia en La Moncloa. Mientras el ministro Escrivá deja fue a los barrios marginales sevillano del reparto de fondos para combatir la pobreza, se le promueve una candidatura crítica para el congreso socialista de su propia provincia, como si desde Ferraz quisiesen seguir agitando los despojos de Susana Díaz para escarmiento de barones: «Mira cómo acabó por no acatar los designios del César». Con compañeros así, no extraña que Juan Espadas prefiera entenderse con los adversarios.