Política

Del «error» político de ignorar las Mareas Blancas a abanderar las protestas

Los socialistas admiten que la del sábado fue «la primera» de las manifestaciones contra la Junta

Juan Espadas (c), junto a las secretarias generales de CC OO (2d) y UGT (2 i), el pasado sábado manifestándose por la sanidad pública en Sevilla
Juan Espadas (c), junto a las secretarias generales de CC OO (2d) y UGT (2 i), el pasado sábado manifestándose por la sanidad pública en SevillaCarlos MárquezEuropa Press

La nueva etapa del PSOE andaluz que se inauguró en junio con la elección de Juan Espadas como candidato socialista –y su posterior elección como secretario general en noviembre– partió con la premisa de una necesaria autocrítica que permitiera identificar los errores que condujeron al partido a su peor resultado y a perder la Junta de Andalucía por primera vez en 2018. Nadie niega ya a estas alturas la evidente influencia negativa del gran caso de corrupción que ha salpicado a dos expresidentes socialistas, tras conocerse la sentencia condenatoria de los ERE –todavía pendiente de la resolución del recurso por parte del Tribunal Supremo– o del desvío de fondos en la Faffe, pero investigaciones judiciales aparte hubo un gran «error» que el PSOE-A pagó con el duro correctivo en las urnas –perdió 14 escaños, quedándose en 33–: minimizar las protestas de las Mareas Blancas en defensa de la sanidad pública.

Según han reconocido fuentes del PSOE-A, desde la Junta de Andalucía se ignoró el impacto que podían tener unas manifestaciones que abanderó la provincia de Granada contra una fusión hospitalaria que eliminaba la atención de urgencias en uno de los centros y que acabaron sacando a la calle a miles de personas por toda Andalucía. «Se pensó que no eran tantos y luego hubo más», admiten. Fue en octubre de 2016 cuando se produjo el primer episodio de una serie de convocatorias que acabaron con la destitución del gerente del Servicio Andaluz de Salud (SAS) y del consejero de Salud durante la etapa como presidenta de Susana Díaz.

Cinco años después de aquel hito, y tras las devastadoras consecuencias de la pandemia de la Covid-19, las mismas Mareas volvieron a recorrer las calles de Sevilla, Granada, Cádiz y Huelva en octubre pasado, esta vez con el refuerzo de la Atención Primaria y en contra de derivar fondos a la sanidad privada como bandera. Después de su experiencia, el PSOE-A encabezó el pasado sábado protestas por la sanidad en las ocho capitales andaluzas, junto a los sindicatos UGT y CC OO, a las que acudieron en torno a veinte mil personas, según datos de la Delegación del Gobierno en Andalucía. Fuentes socialistas admiten que esta «ha sido la primera» de las manifestaciones que pretenden convocar. Una situación cuando menos paradójica ya que precisamente las Mareas Blancas se han caracterizado por estar despolitizadas. Con esa maniobra, los socialistas tratan de conseguir el doble objetivo de denunciar la situación crítica de la sanidad y movilizar a sus bases con el objetivo de minar la gestión de la Junta de Andalucía.

Con la pandemia en claro retroceso después de dos largos años, la estrategia del PSOE-A en ese sentido es clara: explotar el flanco más sensible del Gobierno de Juanma Moreno, al que quedan por delante meses turbulentos no solo en cuestiones domésticas. La sanidad ya fue el talón de Aquiles de Díaz y la nueva dirección socialista tiene claro hacia dónde disparar sus balas, sabiendo el amplio calado ciudadano que tiene la cuestión de la atención sanitaria.

Las mismas fuentes explicaron que la estrategia hasta la convocatoria de elecciones pasa por una doble línea: una «a pie de obra» y otra de corte institucional. En la primera sería prioritaria «la reconexión con el territorio», para acercarse a asuntos que consideran claves como la situación en el campo –donde preocupa la competencia con Marruecos–, un espacio en el que admitieron que «hemos dejado el espacio político a otros», como Vox, con gran calado en zonas tradicionalmente agrícolas como Almería. En ese sentido, aseguraron que no creen que las plataformas surgidas en zonas de la llamada España Vaciada –que en Soria y León han tenido obtenido representación en Castilla y León– tengan recorrido en Andalucía. «No va a dar tiempo a que cuajen porque la estrcutura poblacional es distinta» y conseguir «un diputado es muy caro».